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La rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro, ha iniciado, de forma oficial, su segundo mandato. Se trata de un hito histórico en la institución académica, que cumplirá medio siglo de vida antes de concluir esta década, al ser la primera mujer que revalida el rectorado y la última dirigente que ha podido optar a la reelección.
La catedrática de Derecho Financiero y Tributario, durante su intervención tras jurar el cargo, ha señalado otros dos grandes hitos alcanzados en el primer capítulo de este nuevo mandato. Por un lado, las plazas de nuevos ayudantes doctores que permitirán poner fin a la «temporalidad y precariedad» y, por otro, la incipiente construcción de «un espacio común para el entendimiento».
En ambos acontecimientos ha estado presente la colaboración, junto a una palabra muy señalada en los últimos tiempos: «compartir». El primero de estos hitos viene dado por la «cooperación» entre el Ministerio de Universidades y la Conselleria para «cofinanciar las plazas», un «caso de éxito». En el segundo, la Generalitat para con todas las universidades públicas valencianas.
Vistos y aplaudidos los entendimientos, Navarro ha reiterado que «ese acuerdo debería ser la primera piedra para darnos cuenta de la velocidad que alcanzaríamos si todas las administraciones trabajáramos juntas», haciendo así un llamamiento a la retirada de intereses partidistas para el avance.
La rectora ha resaltado estas palabras ante la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant; el president de la Generalitat, Carlos Mazón; y el conseller de Cultura, Educación, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira, participantes en el acto de investidura y compartiendo mesa presidencial, junto al rector honorífico Antonio Gil Olcina y el presidente del Consejo Social de la UA, Adolfo Utor. También ante el rector de la UMH, presente en la solemne sesión.
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Tras este llamamiento a la colaboración entre todas las patas, Amparo Navarro ha insistido en que para «alcanzar estos objetivos» resulta necesario que los planes de financiación de las universidades «sean suficientes y equitativos», en alusión al esperado plan plurianual; y también con vistas a la nueva Losu, con tal de lograr que el uno por ciento del PIB español llegue a la educación superior.
Al mismo tiempo, la rectora de la UA ha manifestado de nuevo su voluntad de defender el «modelo de universidad pública que ha existido en nuestro país y en Europa como ejemplo de calidad docente y excelencia investigadora», la cual forma parte del Estado y «da la oportunidad de estudiar y progresar a quien quiera hacerlo», con tal de formar «de la mejor manera posible» a las próximas generaciones.
Como colofón a su investidura y toma de posesión protocolaria, Amparo Navarro ha recordado que la universidad es «solo un reflejo de la sociedad a la que servimos, en sus progresos y en sus limitaciones», por lo que las instituciones académicas tienen la obligación de «limpiar lodos y construir puentes», además de promover la colaboración.
Tras la jura de cargo de Amparo Navarro como rectora de la UA, se ha procedido a nombrar a su equipo de dirección. Pep Ochoa, Juan Pastor, Luis Martínez, Salvador Ivorra, Ángel Sánchez, Rosa María Martínez, Francisco Torres, Rosabel Roig, Raúl Ruiz Callado, María Jesús Pastor, Cata Iliescu, Rafael Molina y Carmen Vives han dado su promesa frente a la Constitución Española y el Estatuto de la UA. «Recibo la promesa, la Universidad de Alicante es testigo y será juez si faltarais al compromiso». La rectora también ha tenido palabras de agradecimiento para Esther Algarra, Rosario Ferrer y Eva Espinar, miembros de su primer equipo que vuelven a sus cátedras; además de mencionar a otras tantas personas que «hicieron posible que esté de nuevo aquí», y a su familia. «A mis hijos, Roberto y Carmen, por compensarlo todo, por comprenderlo todo» y a su marido, José Miguel Sempere porque «esté donde esté, haga lo que haga y me pase lo que me pase, siempre está a mi lado».
En este punto ha aludido a cooperar entre todas las instituciones para «superar todo lo que nos ha pasado, desde hace tres meses (con la tragedia de la dana) y desde hace tres décadas». Sobre esto último, ha ido implícita la batalla judicial con la UMH contra Medicina en la UA, al avalar el TSJ la implantación de estos estudios en el campus de San Vicente.
Así, Navarro se ha comprometido a continuar con la colaboración siempre «desde el respeto y desde la lealtad institucional», exigiendo se garantice la autonomía universitaria. «'Ojalá tengamos el coraje de ser autónomos y la valentía de estar juntos'», una cita de Rafael Altamira que ha empleado como argumento que «nos ayudará a encontrar el camino de la luz y de la esperanza».
La rectora de la Universidad de Alicante ha enumerado distintos retos que afrontará la institución académica durante este nuevo mandato de seis años, para los cuales resulta necesaria la colaboración entre administraciones públicas y empresas. La investigación, ha mantenido, «puede aportar soluciones».
Entre los desafíos, ha destacado el cambio climático «al que tanto se ha dedicado desde la UA», cuyas aportaciones continuarán al investigar sobre su «amenaza» y la protección del medioambiente. «Sabemos que, si no actuamos, traicionaríamos a las generaciones futuras». También ha apelado a que los negacionistas «pueden evitar el impacto devastador de incendios pavorosos, sequías catastróficas y potentes danas».
Este fenómeno, en palabras de la rectora, va ligado a la salud o movimiento 'one health', incidiendo así en la «colaboración interdisciplinar» cuyos avances favorecen al cuidado de las personas, los animales y el medioambiente. Gracias a la investigación y cooperación entre distintas disciplinas y ramas científicas, es posible «implementar y diseñar políticas en la mejora de la salud pública».
Otros de los retos a los que se enfrentará la Universidad de Alicante son el cambio de la pirámide demográfica, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías, las cuales «se encuentran descontroladas en cuanto a uso ético». La responsabilidad recae en «la ciencia que se lleva a cabo en las universidades y debemos responder nosotros».
Navarro ha enumerado, con todo esto, los desafíos para la comunidad universitaria. Por colectivos, sobre el estudiantado ha señalado que «no son los clientes de una empresa», sino «beneficiarios de un servicio público», de ahí la importancia de la institución en formar a los profesionales del presente y del mañana.
Su propuesta pasa por convertirlos en «el colectivo de referencia de la UA» a través de varios objetivos: igualdad de oportunidades, integración, becas, ayudas propias, fondos de contingencia y empleabilidad, además de continuar con la formación no solo académica -que se ampliará de forma «continua, a lo largo de la vida», sino también en valores.
Sobre el Personal Docente e Investigador, y Personal Técnico de Administración y Servicios ha desgranado tres objetivos: formar a nuevas generaciones de profesionales y científicos, estabilizar las plantillas y reducir la temporalidad y precariedad de algunas figuras docentes.
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Sara I. Belled y Clara Alba
Rocío Mendoza y Álex Sánchez
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