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Voluntarios hacen un descanso de las labores de limpieza. Pau Puchades
La ayuda que no cesa: voluntarios alicantinos siguen desplazándose a los municipios afectados por la dana

La ayuda que no cesa: voluntarios alicantinos siguen desplazándose a los municipios afectados por la dana

Dos meses después de las inundaciones, aún se necesitan personal especializado y donaciones económicas

Domingo, 29 de diciembre 2024, 07:09

«Hola, ¿algún albañil puede acercarse a la casa de un matrimonio muy mayor en Sedaví? No tengo parentesco con ellos, los conozco porque les llevé una cocinita y tienen la casa hecha un desastre». Es el primer mensaje que se puede leer en redes sociales en uno de los grupos de voluntarios que todavía hoy siguen desplazándose de Alicante hasta Valencia para ayudar en las tareas de limpieza a los afectados por la dana. Un río de solidaridad que no cesa y que, pasados 60 días desde aquel fatídico 29 de octubre, cuando el agua de los barrancos subió como un tsunami y acabó con la vida de más de 220 personas, continúa manos a la obra para que todo vuelva a la normalidad lo antes posible.

Pocas horas después interviene otra persona: «Desde Adopta un Mayor necesitamos un carpintero para alguno de nuestros casos, ¿hay alguno disponible?». Pronto otra voz le tiende una mano: «Te paso el enlace del grupo de profesionales, seguro que alguno puede ayudarte». Este continúa siendo el día a día de toda una red de grupos de voluntarios que mantienen sus viajes a la zona cero de las inundaciones para echar una mano con lo que haga falta.

Pau Puchades es una de las cabezas pensantes detrás de uno de estos colectivos. Este profesor de viola en el conservatorio nació en Valencia, pero se considera ya alicantino de adopción y tras las inundaciones convirtió el sistema que había creado para coordinar su comunidad de ocio y tiempo libre (@adisfrutarypunto) en el engranaje perfecto para dirigir a aquellos que querían colaborar y no sabían cómo ni dónde. Un trabajo que no hizo en solitario y en el que fue imprescindible su núcleo de otros cinco: Adriana von Cappein, Célia Pérez, Noelia Vilaplana, Mamen Martínez y Maria Carmona.

Algunos voluntarios alicantinos en Valencia. Pau Puchades
Imagen principal - Algunos voluntarios alicantinos en Valencia.
Imagen secundaria 1 - Algunos voluntarios alicantinos en Valencia.
Imagen secundaria 2 - Algunos voluntarios alicantinos en Valencia.

El sistema fue muy sencillo. A través de varios grupos de Whatsapp se canalizó en un primer momento la ayuda. «Al principio tuvimos que hacer mucho trabajo para calmar a la gente, todo el mundo quería ayudar pero no era el momento, no se podía acceder y luego hubo que organizarse para evitar el colapso de las carreteras», explica Pau.

Una vez fue posible, este grupo lo tuvo claro: era necesario colaborar, pero hacerlo de forma organizada. Así que se pusieron en marcha y a través de contactos y mucho teléfono pudieron acceder a los ayuntamientos afectados para saber exactamente dónde hacía falta la ayuda. Una vez detectaban un punto, organizaban un autobús y animaban a la gente a sumarse.

Pero desde el momento inicial fue necesario ir adaptándose a cada circunstancia. También llegaron los convoyes particulares, personas que querían ir a ayudar y ofrecían su coche para que otros voluntarios pudieran unirse, reduciendo la cantidad de vehículos aparcados a las afueras de los pueblos. Además, a estas personas se les indicaban los lugares donde ayudar y ser realmente útiles. Estos grupos estuvieron organizados por zonas y llegó a haber una decena activos en Alicante. En ellos las personas informaban de sus planes de viaje y otros -desconocidos pero con el mismo ímpetu de ayudar- se apuntaban hasta completar el vehículo.

Pau explica que al principio fue difícil porque todos los ayuntamientos estaban desbordados, pero que tras el primer momento y por la cantidad de voluntarios que movilizaron durante los primeros días pudieron ponerse en contacto con los concejales y apoyar donde era necesario, incluso contaban con salvoconductos y fueron escoltados por la policía en los controles de acceso.

Poco después llegó el momento de los profesionales. Pau y su equipo organizaron grupos divididos por oficios: sanitarios, fontaneros, electricistas o albañiles. «Ahora hace falta un trabajo más minucioso, necesitan expertos y habilitar las casas para vivir de forma digna, también donaciones de mobiliario o electrodoméstico», explica Pau, dos meses después de la dana.

Y es que, aunque las necesidades han cambiado, sigue haciendo falta ayuda para que las casas vuelvan a estar habitables, un trabajo para el que se requiere personal especializado. También ha bajado el volumen de voluntarios. Durante las primeras semanas se movilizaron expediciones todos los días, ahora cuesta más y parte una a la semana.

En estos dos meses, más de 80 grupos han salido desde la provincia de Alicante hacia la zona cero de la dana, solo de esta organización. Un trabajo solidario en el que los alicantinos se han volcado con Valencia y que no cesa. Pau explica que en marzo están organizando un acto benéfico para seguir ayudando en la tragedia y donar el dinero a las organizaciones de la zona. Toda una red de solidaridad para que las personas afectadas puedan reconstruir sus vidas.

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