La gran guerra de las generales prevista para dentro de un año tiene su primer gran escenario dentro de poco más de cinco meses. El 28 de mayo de 2023 se celebrarán elecciones municipales y, si no hay adelanto, autonómicas en la Comunitat Valenciana. La ... región es una de las joyas de la corona, la más habitada de las que están en liza después de la Comunidad de Madrid.
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No es solo por eso, sino que tiene una connotación especial. Es la mayor autonomía en población que gobierna el PSOE. Perderla supondría un duro golpe para los socialistas, puesto que vendría a corroborar el vuelco electoral que los populares quieren significar en mayo.
Sin la Comunitat Valenciana, las opciones de Sánchez de revalidar la presidencia en diciembre disminuirían considerablemente. La primera piedra de Núñez Feijóo para desalojar a Sánchez de la Moncloa.
De ahí la importancia que los dos principales partidos a nivel nacional otorgan a la Comunitat Valenciana. Como símbolo de cambio o de resistencia, según el bando. Por eso, los líderes del Partido Popular y del PSOE miman o hacen guiños cómplices a la Comunitat Valenciana cada vez que pueden.
No es casualidad, por tanto, que Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez hagan escala en Valencia con tan solo 24 horas de diferencia. El líder de los populares participará este viernes en un acto en Feria Valencia con el presidente del PPCV, Carlos Mazón, y la secretaria general y candidata a la Alcaldía de Valencia, María José Catalá.
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El presidente de los populares se ha volcado con el candidato Carlos Mazón, sabedor de que la fuerza de la marca popular recuperada por el gallego puede ser clave. Feijóo ya ha girado varias visitas a la Comunitat Valenciana desde el congreso extraordinario en el que consiguió tomar las riendas del PP. No solo eso, sino que presentó a Carlos Mazón en un desayuno informativo en Madrid donde el también presidente de la Diputación Provincial de Alicante explicó su proyecto político en la capital de España.
Casi asegurada Alicante con Luis Barcala, la Alcaldía del 'cap i casal' se antoja también como un símbolo municipal a nivel nacional. Arrebatárselo a Compromís después de ocho años supondría una victoria moral para el Partido Popular.
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Además, el escenario político actual invita a que los populares ensalcen un discurso antinacionalista en el que el PPCV se ha instalado como una de sus bazas electorales en la autonomía. La rebaja del delito de sedición y de malversación que el Gobierno de Sánchez ha puesto encima de la mesa lo deja en bandeja.
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José Vicente Pérez Pardo
La opción de ERC de volver a plantear un referéndum sobre la independencia de Cataluña crea un escenario muy propicio para que Carlos Mazón reitere su denuncia contra el 'procés silencioso' que, a su juicio, impone el gobierno del Botànic en la Comunitat Valenciana.
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Estos serán los ejes del discurso de la Comunitat Valenciana tanto de Feijóo como del propio Mazón. Es lógico que ambos ahonden en el tema nacionalista, en el que la sombra de Cataluña se alarga a través de formaciones como Compromís.
La presidencia de la Generalitat Valenciana pasa, de hecho, por que los socios de los socialistas en el gobierno del Botànic tengan óptimos resultados. Esas son las cuentas de Ximo Puig para repetir.
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Un escenario que, por supuesto, los socialistas desean. De ahí que el PSOE a nivel federal haya decidido que su gran acto de presentación de las candidaturas municipales también sea en Valencia. El secretario general, y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudirá a la Ciudad de las Artes y Ciencias apenas unas horas después de Feijóo.
El PSPV calcula que aumentará su representación a nivel global en toda la Comunitat Valenciana. No solo a nivel autonómico, sino también municipal. Los socialistas son conscientes de que su fuerza en la Comunitat Valenciana en este caso reside en sus alcaldes. De ahí que Puig se resista, como sí ocurrió en 2019, a adelantar los comicios.
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En el partido esperan mantener buena parte de los municipios que ahora gobiernan. Incluso, dar alguna sorpresa. En Alicante, con Ana Barceló como candidata, parece complicado. No solo tendrían que incrementar sus concejales casi al mismo ritmo que el Partido Popular, también dependen del comportamiento de Compromís y Podemos.
Entre 3 y 4 concejales tendrían que sumar ambas formaciones en el Consistorio capitalino para que los socialistas sueñen con dar la sorpresa, según admiten cargos de la formación del puño y la rosa.
El PSOE tiene más posibilidades de hacerse con el Ayuntamiento de Valencia, ahora gobernado por Compromís. La decadencia de la formación nacionalista puede mantener el actual equilibrio de bandos, pero cambiando los protagonistas. La actual vicealcaldesa, Sandra Gómez, se alzaría como la primera fuerza y le arrebataría la vara de mando a Joan Ribó.
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Al acecho estará María José Catalá. Todas las encuestas dan un margen muy ajustado, en estos momentos para la izquierda, tanto en el Ayuntamiento de Valencia como en la propia Generalitat Valenciana. Pero cinco meses en política pueden ser cinco años.
Puig sabe que, en estos momentos, la presencia de Pedro Sánchez puede ser más un obstáculo que una ayuda. De ahí que haya intentando separarse del Gobierno central en temas tan fundamentales como el Trasvase Tajo-Segura. Hace una semana, el jefe del Consell criticó con dureza la postura del Gobierno sobre esta infraestructura, justo cuando Pedro Sánchez presidía la Cumbre Euromediterránea en Alicante.
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Estos guiños hacia Alicante no son baladíes. El PSPV se ha enfocado hacia la provincia, sabedor de que por aquí es por donde se va al Palau. Puig es consciente de que la actuación del Gobierno central con Alicante ha sido, cuanto menos, cuestionable. Asuntos como la ínfima inversión en los Presupuestos Generales del Estado han hecho mella en los socialistas valencianos.
El hecho de que Alicante y Elche tampoco obtuvieran las sedes de las agencias estatales también ha dolido entre los socialistas valencianos. Y el Trasvase Tajo-Segura. Tantas y tantas cosas acumuladas, además, en tan poco tiempo que han creado un caldo de cultivo en la provincia como no se veía en años.
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Pero si algo hace bien Pedro Sánchez es utilizar el poder. No es descartable que desde el Gobierno realicen algún gesto hacia la provincia de Alicante de aquí a las elecciones de mayo. ¿El qué? Solo los estrategas de Moncloa sabrán.
Porque Sánchez y Puig se necesitan mutuamente. Y porque la batalla de Valencia pasa, ineludiblemente, por Alicante.
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