Coeters Dragón monta el cuerpo central y terremoto de una mascletà en su taller. MIRIAM GIL ALBERT

En la cueva del Dragón: así se prepara la mascletà de Alicante

Coeters Dragón rugirá en el concurso pirotécnico de las Hogueras en la plaza de los Luceros, tras un primer disparo de Tamarit este martes que servirá como anticipo del certamen

Adrián Mazón

Alicante

Martes, 18 de junio 2024, 01:43

Son solo unas horas las que el Dragón permanece manso y en silencio. Es cada mes de junio, y otros que lo anticipan, cuando sale a la plaza de los Luceros -con preludio en otras catedrales de la pólvora en la Comunitat- para rugir con su mejor sonido. Son multitud de truenos y destellos los que lanza al son de la mascletà. Con ellos, el público baila entre sus llamaradas y retumbes.

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Esto es lo que sucederá este miércoles 19 de junio, cuando la pirotecnia Coeters Dragón inaugure un año más el concurso de mascletàs de las Hogueras de Alicante, un certamen atípico en esta nueva edición. Y es que el primero de los disparos tendrá lugar este martes a cargo de Tamarit. Sin embargo, no puntuará y serán los de Villena los que abran la tabla de calificaciones.

Tras cada bramido, el Dragón vuelve a Villena. Es en su cueva -ubicada en los terrenos de La Virgen de Villena- donde ocho manos expertas, con mimo, cuidado, veteranía y saber hacer, preparan su próxima salida. Ellos son José María, Pepe, Henry y Eva. Perfectamente coordinados, diseñan y preparan cada fase de un nuevo espectáculo, diurno o nocturno, con el que sacar la voz del animal.

Enríquez junto a la simulación del cuerpo central y terremoto de una mascletà. MIRIAM GIL ALBERT

Es allí, sobre el papel y en ocasiones especiales a pie de cueva, donde diseñan el disparo que lanzarán este miércoles en la plaza de los Luceros de Alicante, una catedral que les tiene conquistados. Primero por la dificultad del espacio. «Es más difícil montar en Luceros que en Valencia», asegura el gerente de Coeters Dragón, debido a las condiciones del recinto. Aún así, quedan prendados por el público que desde las ventanas les ofrece cada año su valoración a través de los carteles con nota.

La veteranía manda

Si hay algo de lo que presumir es del producto local que detonan en cada una de sus mascletàs. Ordenados por tipo, tamaño y categoría, los villeneros lucen su nombre -junto a las palabras 'uso propio'- en cada uno de los truenos que componen las retenciones y líneas de fuego. Este detalle es el que demuestra la artesanía completa de sus espectáculos.

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Pepe prepara las boquillas que irán en los truenos. MIRIAM GIL ALBERT

Esta comienza en manos de Pepe, porque «aquí se hacen las cosas según la veteranía». Es en su caseta, rellenando carcasas y colocando boquillas para unir mechas, donde se puede encontrar a esta pata del Dragón. «Pepe manda», reconoce José María Enríquez, ya que «es quien decide cómo montamos».

Estas órdenes se trasladan al propio gerente y a Henry, quien -con guía en mano- encaja los castillos y secuencias de las mascletàs. Es su experiencia y conocimiento lo que prende cada mascletà. Esta otra pata del Dragón villenero junta todos los truenos y artefactos en las tracas, secuenciadas por duración, retardos y otros tantos efectos. Desde retenciones que van por segundos hasta impactos que detonan en milésimas de tiempo.

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Henry controla los encajes de las mascletàs y castillos. MIRIAM GIL ALBERT

Es en sus dominios donde Henry se rodea de multitud de petardos con nombres variopintos que tiene dominados. 'Crackers', 'Sauce', 'Fugaces', 'Crisantemos', 'Kamoro', 'Cross' o colores como 'Plata' y 'Blanca' sirven para que este maestro tenga a mano todos los utensilios con los que poner al público de Luceros, del Postiguet y de otros tantos municipios a bailar gracias al ingenio del Dragón. Ese de «combinar lo que tenemos».

Eva controla la producción de truenos. MIRIAM GIL ALBERT

Junto a ellos también está Eva, quien trabaja todo el año para elaborar los petardos y truenos que comercian con distribuidoras. Es en los periodos de mayor carga cuando sus compañeros unen todas las patas del Dragón y, con ella, se ponen manos a la obra para hacer frente a todos los encargos en tiempo récord.

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El empeño, la clave del éxito

Fundada en 2012, Coeters Dragón se ha convertido en una de las pirotecnias alicantinas de referencia. Conocida y reconocida en toda la Comunitat, recorren las capitales de sus tres provincias y otros tantos municipios para dar el espectáculo. En esta ocasión, tras bramar en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, los villeneros vuelven a la plaza de los Luceros de Alicante para abrir, un año más, el concurso de mascletàs de las Hogueras de San Juan.

El secreto de su éxito es el empeño, reconoce su gerente, José María Enríquez, el cual llega de la mano de la profesionalidad de sus compañeros. Cada uno con sus labores bien marcadas y con la mano tendida al otro elaboran el proceso completo de una mascletà: desde la fabricación de la pólvora hasta el disparo, con el relleno de las carcasas y truenos, además de la colocación de cada línea de fuego.

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Cajas que guardan el contenido de las mascletàs de Coeters Dragón. MIRIAM GIL ALBERT

¿De dónde viene el Dragón?

La cueva del Dragón se divide en más de una docena de casetas, donde se elaboran todos los materiales que componen los disparos. Ordenados y empaquetados por su estado -origen, semiacabados y acabados, entre otros-, cuentan con guardianes que custodian la esencia del animal. Son varias las salamanquesas que reinan a sus anchas en esta pirotecnia alicantina, compartiendo cada una de las jornadas y deseando suerte en cada salida. De ahí, este homenaje a las pequeñas criaturas que engrandecen al Dragón de Villena.

Otra de las líneas que el Dragón sabe dominar es la combinación de todos sus recursos, humanos y materiales. Para ello, pone en marcha su ingenio, el que manda en cada uno de sus vuelos por los cielos de Alicante. Y es que, además, de dejar su impronta en Luceros este miércoles, también lo hará en la playa del Postiguet, con un nuevo rugido en el concurso de fuegos artificiales tras la cremà, haciendo una vez más que el fuego del Dragón perdure en la memoria de los alicantinos hasta la eternidad.

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