La raza humana y la naturaleza se darán la mano durante la próxima semana de este mes de junio en la hoguera Diputació-Renfe. Su artista, David Sánchez Llongo, regresa al distrito -con su primer oro bajo el brazo tras el pasado ejercicio- con una alegoría de la naturaleza misma repleta de metáforas para con la sociedad.
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El valenciano plantará 'Sàvia, la veu dels arbres', una foguera que plasmará un mundo «de vida y vitalidad representado por todo aquello que florece y prospera bajo su protección». En este caso, será material, pues su cuerpo central vendrá dado por una mujer «majestuosa» que tomará la forma, así como la gracia y la fuerza, de los sauces llorones.
Este paraguas formado por el ramaje, el cual se extiende bajo sus brazos, simbolizará el abrazo de «un resplandeciente sol que encadena las cuatro estaciones del año». Cada una de ellas irá «personificada» por un árbol. Además, la pintura también será un elemento clave de la hoguera Diputació-Renfe, pues cada uno de estos ninots brillará con los tonos característicos de su época.
En el caso de la primavera, la paleta vendrá dada por el «verde exuberante», un color que subirá de tono durante el verano hasta alcanzar un «verde profundo». En el caso del otoño, los colores irán hacia el opuesto en dirección cromática a un «amarillo dorado», mientras que la ausencia impregnará el invierno, con un «blanco puro» que se extenderá como la nieve por el monte.
Para ir más lejos, además de los colores, cada ninot de la foguera y su cuerpo central tendrá diversas connotaciones. En el caso de estos árboles y la mujer sauce, sus cortezas «nos hablan de la resistencia y la perseverancia», donde también fluye la sabiduría -como si de la savia vegetal se tratase- «a través de sus venas».
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He ahí donde surge la «profunda conexión con la naturaleza y la historia que nos rodea». Y es que todo el conjunto de la foguera viene cargado de tradición, como recuerdan las raíces de estos árboles. Estas «se hunden firmemente en la tierra, como testigos de nuestros orígenes y de la fuerza de nuestras raíces».
A todas estas metáforas se suman las místicas, las que vienen dadas por las cosmogonías del inicio de los tiempos. «Nuestra obra hace un llamamiento a la sociedad destacando la importancia de los elementos que dan vida a los árboles», como es el caso del agua »símbolo de solidaridad y empatía» -en un escenario en el que la guerra por este bien escaso está presente-, la tierra »como cimiento de justicia e igualdad», el aire «como aliento de libertad y diversidad» y el sol «como luz de verdad y conocimiento».
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Todo ello servirá para lanzar la moraleja de la foguera Diputació-Renfe: «Así como los árboles necesitan estos elementos para crecer y prosperar, la sociedad también requiere de esta armonía para su propia evolución y bienestar».
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