Con temperaturas que rozan los 40 grados, el campo se vuelve un verdadero infierno, especialmente durante las horas centrales del día, cuando el sol descarga con plena fuerza sus rayos sobre la tierra. Sin ningún recoveco con sombra, los agricultores deben regar más a menudo ... sus cultivos para hacer frente al incesante calor.
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Precisamente, una empresa de Orihuela ha comenzado a emplear un innovador sistema para hacer frente al gasto de agua y proteger sus verduras del calor. Es el caso de la Sociedad Agraria Transformadora (SAT) Olé!, de la pedanía de San Bartolomé, en la Vega Baja.
Esta empresa exportadora de alcachofas ha instalado en más de 120 hectáreas de cultivo un sistema de acolchados biodegradables que protege a esta verdura de las elevadas temperaturas y evita la evaporación de parte del agua, consiguiendo un ahorro de hasta un 25% en la cosecha. En total se espera la recogida de 2,5 toneladas gracias a este método.
Olé!
Este método consta de dos capas, una primera exterior, de color blanco, que intenta transmitir el menor calor posible hacia el suelo, minimizando el calor veraniego, mientras que la capa interna, de color negro, impide que entre la luz sola y que se produzca la fotosíntesis de malas hierbas.
La protección se situa en el suelo antes de poner las plántulas de alcachofas, que se tienen que plantar entre julio y agosto, cuando el sol golpea con más fuerza y las temperaturas son más fuertes. La propia planta, conforme crece, va cubriendo el suelo con sus hojas basales, todo mientras el material se degrada.
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Cinco años. Ese es el tiempo que la empresa oriolana Olé! ha tardado en desarrollar esta técnica. «Es fruto de unos cinco años de investigaciones y ensayos en campo con el objetivo de maximizar la eficiencia en el uso del agua y apostar por prácticas sostenibles», explica el director técnico de la SAT, Bartolomé Ramírez.
Desde la empresa aseguran que durante estos últimos años han probado todo tipo de materiales, colores y dimensiones, analizando su comportamiento en el campo. El resultado final ha sido un material «totalmente biodegradable certificado».
«Gracias a esta técnica se mantiene la humedad en el suelo y se reducen las pérdidas por evaporación ya que no hay una incidencia directa del sol», explica el director técnico de Olé!, Bartolomé Ramírez, quien asegura que además «permite controlar las malas hierbas sin necesidad de utilizar herbicidas».
No es la única innovación que ha implementado la empresa de San Bartolomé en sus cultivos. Olé! utiliza unos sensores a distintas profundidades que permite medir en tiempo real los niveles de humedad, temperatura y conductividad de la tierra.
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Bartolomé Ramírez
Director técnico de Olé!
Una medición mediante el Big Data que les ha permitido saber que el suelo de Orihuela se encuentra a una mínima de 35 grados y una máxima de 44 a 15 centímetros de profundidad. Registros que les permiten saber los recursos a emplear para incrementar la fertilidad de la tierra.
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Estos sensores se colocan en las zonas de biosolarización, otra de sus técnicas centrada en ahorrar agua y que combina la energía solar con gases de la biodescomposición orgánica que previenen la aparición de patógenos del suelo.
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