Por qué hay cada vez más casos de dengue y virus del Nilo en España
Picaduras de mosquito ·
El cambio climático lo explica solo en parte la proliferación de enfermedades tropicales en nuestro entorno, pero no es la única razónSecciones
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Picaduras de mosquito ·
El cambio climático lo explica solo en parte la proliferación de enfermedades tropicales en nuestro entorno, pero no es la única razónHace unas semanas, la Junta de Andalucía detectaba los primeros casos del año de virus del Nilo Occidental (VNO) en la provincia de Sevilla –un niño de 5 años en Lebrija y otro menor de 17 en Dos Hermanas, ambos ya recuperados– y alertaba de que la temporada de riesgo de contraer enfermedades causadas por la picadura de mosquitos infectados «es cada vez más extensa», prácticamente desde marzo hasta noviembre. Solo el año pasado capturaron cerca de 50.000 insectos transmisores de este virus en apenas cinco meses y los datos que manejan los responsables de la campaña de vigilancia para esta temporada no son muy optimistas.
De la misma manera que muchas enfermedades como la varicela o la difeteria están en claro retroceso, también se está dando el fenómeno inverso. Es el caso de patologías con nombres tan exóticos como el dengue autóctono –presente desde 2018– o la fiebre del Nilo Occidental –7 fallecidos en un brote en 2020–, «que en su momento no nos preocupaban demasiado porque los insectos transmisores no eran capaces de sobrevivir en nuestro país, pero que de unos años a esta parte han logrado adaptarse debido al cambio climático. Hemos tenido casos en Cataluña, Valencia, Andalucía, Extremadura... Cuando el vector está con nosotros (mosquito tigre, por ejemplo) solo necesita animales o personas que porten el virus para extender la enfermedad», explican los expertos en control de plagas.
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«El riesgo de contraer zika o chikunguña en España todavía es bajo, pero cada año se registran más casos. La mayoría cursan como infecciones asintomáticas o dan lugar a molestias leves, pero en otras ocasiones la enfermedad evoluciona a formas más graves, que pueden acabar con la vida del paciente o dejarle secuelas muy importantes», advierten los responsables del área de Salud de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Las «consecuencias indirectas del cambio climático» es una de las razones que explican la aparición en nuestras latitudes de brotes de enfermedades infecciosas más propias de regiones tropicales o subtropicales, pero no es la única.
«La movilidad de mercancías y de la población también contribuye a la expansión de estas enfermedades hasta ahora insólitas en nuestro entorno. Además, el aumento de las temperaturas en el continente europeo facilita la expansión hacia el norte de animales que transmiten estas patologías, como ocurre con el mosquito tigre, que ha acabado aclimatándose al frío y es el responsable de la transmisión de varias de estas enfermedades en nuestro país», argumentan los expertos.
Estas son las cuatro patologías tropicales que los investigadores temen que se acaben extendiendo en nuestro entorno y lleguen a causar brotes y epidemias con miles de afectados.
Un brote de este virus, transmitido en la mayoría de los casos por el mosquito común, acabó con la vida de siete personas y causó meningoencefalitis a otras 70 hace cuatro años en Andalucía. «A día de hoy, esta patología ya se considera endémica en España y está incluida entre las enfermedades de declaración obligatoria», precisan en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En nuestro país, los principales focos se encuentran en la parte occidental de la comunidad andaluza, Extremadura y en algunas zonas de Castilla-León, Castilla-La Mancha, Cataluña y Valencia.
Pese a que un porcentaje mínimo de infectados (el 1%) desarrolla una forma grave de la enfermedad, en la inmensa mayoría de los casos se trata de una patología con síntomas similares a los de una gripe o una gastroenteritis: dolor de cabeza, muscular, náuseas, vómitos... El virus del Nilo no se contagia entre personas. Es decir, es necesario que te pique un mosquito infectado para contraer esta patología, que tiene un periodo de incubación de unos quince días.
Cómo protegerse de las picaduras
Evita vestir en manga corta, pantalones cortos y sandalias y elige colores claros porque los brillantes atraen más a los mosquitos.
Mantente lejos de aguas estancadas: en estas zonas proliferan los mosquitos infectados y la única manera de protegerse es evitando la picadura.
Mosquiteras: instala este tipo de dispositivos en las ventanas. Las hay enrollables, correderas, plisadas e incluso magnéticas.
Si viajas a zonas donde las enfermedades transmitidas por mosquitos son endémicas: Cerciórate de que hay mosquiteras si duermes en el exterior y o si las puertas y ventanas de tu alojamiento no tienen malla de tela metálica. «Las más recomedables, según la OMS se identifican como WHOPES (Who pesticides evaluation scheme)», explican en la OCU. También es recomendable usar permetrina para tratar la ropa y el equipo (botas, tienda de campaña...) o bien llevar ropa y equipos ya tratados con este insecticida. No debe usarse directamente sobre la piel».
Esta enfermedad se transmite por la picadura del mosquito tigre, un insecto de entre 2 y 10 milímetros, de color negro, con una raya blanca muy característica en el tórax y patas también rayadas. Solo pican las hembras –los machos se alimentan del néctar de las flores– y lo hacen por el día, sobre todo al amanecer y al atardecer.
El virus del dengue se transmite a los seres humanos por la picadura de mosquitos hembra infectados, «pero también por transfusión, pinchazo, contacto de mucosas y relaciones sexuales». Al igual que ocurre con el virus del Nilo, la mayor parte de los casos son asintomáticos y los que desarrollan algún síntoma suele ser fiebre elevada, dolor de cabeza muy intenso, dolor detrás de los ojos, sarpullido, náuseas...
Cuando esta enfermedad se complica, deriva en lo que se conoce como dengue hemorrágico (edema pulmonar, fallo multiorgánico, hemorragias...), con una tasa de mortalidad que puede alcanzar hasta al 10% de los afectados.
Detrás de esta enfermedad también se encuentra el mosquito tigre. Y al igual que ocurre con el dengue, no solo se transmite por la picadura de un insecto infectado sino tambien por vía sexual y otros fluidos corporales. Las embarazadas son un grupo de mucho riesgo, porque esta patología puede causar malformaciones congénitas graves en el sistema nervioso del feto y también abortos espontáneos.
En este caso, la mayoría de los infectados por la picadura de un mosquito tigre desarrollan síntomas, que pueden durar unos diez días. «Aunque esta patología no suele complicarse, prácticamente la mitad de los afectados tendrá secuelas (dolores articulares...) durante semanas, meses e incluso años», advierten los especialistas en enfermedades tropicales.
El objetivo de los repelentes es confundir los sensores de los mosquitos para que no puedan picarnos, pero no todos los productos que se comercializan par este fin funcionan. Las famosas pulseras de citronela, por ejemplo, tienen una eficacia muy limitada–protegen alrededor de la muñeca o el tobillo y poco más– y las aplicaciones y dispositivos de ultrasonidos directamente no funcionan. Hay cuatro repelentes de eficacia probada, que los expertos de la OCU ordenan en la siguiente lista de mayor a menor eficacia.
DEET: es un repelente que se utiliza para prevenir picaduras de mosquitos, moscas, pulgas y otros insectos voladores. «Las concentraciones en torno al 20% protegen entre 4 y 8 horas. Pero cuidado porque este ingrediente en concreto puede causar irritación y reacciones alérgicas. No debe usarse en menores de 2 años», precisan en la OCU.
Icaridina: este compuesto químico repele a los insectos al formar una barrera de vapor en la superficie de la piel o la ropa que los disuade de posarse. Su efectividad depende de la concentración: en concentraciones del 20% protege unas 6 horas.
Citriodiol: se trata de un repelente natural, que no causa reacciones alérgicas en la piel ni contamina el medio ambiente. Proviene del eucalipto y tiene un olor agradable. En concentraciones del 30% protege hasta 6 horas.
IR3535: en niños menores de tres años y medio se recomienda una única aplicación al día y nunca en el tronco. «Es útil en concentraciones del 20%», señalan los expertos.
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