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Seis métodos para lograr que los adolescentes sean más ordenados

Seis métodos para lograr que los adolescentes sean más ordenados

Tienen su habitación como una leonera, sí, y en cierto modo es un reflejo de sus cambios cerebrales. ¡Pero eso no es excusa!

Solange Vázquez

Miércoles, 29 de mayo 2024, 19:06

Hay quien cree que el desorden de los adolescentes dinamita tanto la paz de un hogar que debe de ser una de las primeras causas de divorcio del mundo. «¡La tercera o cuarta!», bromea (o no) Vanesa Travieso, conocida como la Mari Kondo española –de hecho se formó con ella– y autora de 'El poder detrás del orden' (ed.Hestia ). Quizá parezca algo exagerado, pero quien tiene hijos de esa edad sabe muy bien que hay mucho de cierto: ¿cuántas peloteras de pareja e incluso familiares se inician con una reprimenda aparentemente tonta porque los chavales no han hecho la cama o han dejado la ropa tirada por el suelo?Muchísimas. Es una de las espoletas más habituales.

«Todos los cambios que están sufriendo pueden afectar, y de hecho lo hacen, a su capacidad para mantener ese orden.Además, es un momento en el que también están aprendiendo a desarrollar habilidades de autogestión, a priorizar tareas, a tomar decisiones...», explica la experta.¿Qué quiere decir con esta 'justificación'? «Pues que las distracciones y la falta de experiencia sobre cómo gestionar el tiempo y sus prioridades, que cambian cada minuto, también pueden influir en el desorden de su entorno, en este caso de su habitación. Es decir, y para hacernos una idea general: como están sus cabezas, están sus habitaciones», resume Travieso, quien considera que el desorden de nuestros dominios y el mental va de la mano no solo en la adolescencia: cuando un adulto sufre una crisis, es frecuente que tenga la casa patas arriba.

Dicho esto, ¿tiene arreglo lo del desorden adolescente? Sí, porque, tal y como añade la experta, esto «no es excusa para que no hagan su cama ni recojan sus cosas». Ella ha dado con algunos trucos que pueden hacernos ganar terreno en esa batalla «casi perdida» de tener en casa adolescentes ordenados.

1. Menos cosas

Les echamos la bronca a los chavales porque tienen la habitación –es decir, su 'templo'– como un vertedero. Pero es que a veces resulta difícil de limpiar y ordenar, simplemente porque tienen demasiadas cosas.Muchos trastos.Ellos tienden a llevarse todo a su cuarto: libros, papeles, fotos, peluches, adornos y todo tipo de enseres relacionados con sus 'hobbies' –el balón, pinturas, la guitarra, un par de mochilas, los patines...–, como su fuesen animalitos que lo guardan todo en la madriguera. Y hasta comida (esas tazas vacías, esos bocatas a medio comer olvidados Dios sabe cuándo). «Cuantas más pertenencias, más difícil se hará y más pereza dará limpiar y ordenar», indica Travieso. Una buena idea es tirar: coger una bolsa de basura una vez a la semana y que ellos se deshagan de ese universo de cosas inservibles que acumulan. «Menos cosas, menos desorden», recuerda.

2. Un sitio para cada cosa

Si no les asignamos un sitio a sus cosas, es fácil que las dejen tiradas en cualquier lugar. Así, si les compramos un patinete, debemos decir desde el inicio dónde irá. ¿Cómics? Pues vamos a habilitar una estantería o una caja...

3. Por categorías

Hay que establecer categorías de sus enseres (ropa, material de estudio...) y dedicar un tiempo, un espacio y un método a cada cosa. No todo lleva el mismo tiempo.

4. ¡La ropa, colgada!

Cuando somos adultos y gestionamos nuestro armario, colgamos cosas en perchas y en las baldas tenemos cosas dobladas. Un secreto: con los adolescentes hay que colgarlo todo, todo, todo.Lo que no está colgado no se va a doblar, va a acabar hecho un burruño, y no lo van a ver, por tanto no se lo van a poner .Pónselo fácil: compra un montón de perchas.

5. La única regla imprescindible

La ropa sucia y la limpia... ¡se-pa-ra-das! Es una rutina muy sencilla, de solo unos segundos, pero supone la diferencia entre el caos total... o parcial. Desde pequeños debemos implantar esta norma tan básica. Y aprovechar alguna de las ocasiones en las que no se pueden poner algo porque lo han encontrado sucio para recordarles el sentido de esta regla.

6. La última opción: ¡puertas cerradas!

«Si ya lo has intentado todo, cierra la puerta de su habitación y déjalo estar.Pon unos límites, pero recuerda que tus cosas no están ahí y, sobre todo, que no marece la pena la bronca, ni recoger diez veces al día todo». ¿Esto es perder la batalla? No. «Tardan, pero si no lo haces tú acaban haciéndolo ellos».

¿Por qué viven tan contentos en ese caos?

«Ese desorden es el vivo reflejo de su cerebro y de los procesos que se van produciendo en él, que se suceden sin orden ni concierto aparentes, pero que están destinados a que maduren», asegura David Bueno, doctor en biología y neuroeducación y autor de 'El cerebro adolescente' (editorial Grijalbo). «Pero, ojo, hay otros extremadamente ordenados, algo que tiene el mismo origen», añade. ¿Y eso? Pues que algunos notan ese caos y su respuesta no es rendirse a él, sino querer ordenarlo. Debemos respetar sus ritmos». Además, están muy indefensos frente al estrés, incluso hormonalmente. «Hormonas que en los adultos rebajan el estrés en ellos hacen lo contrario», informa.

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