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Iratxe Bernal
Domingo, 14 de abril 2024, 19:03
Hace unos días, Infojobs tuvo que negar que estuviera ofreciendo por Whastsapp y SMS empleos con los que ganar hasta 500 euros al día por realizar tareas que los mensajes de texto no describían. 'Necesitamos urgentemente 30 empleados online a tiempo parcial'. He ahí toda ... la explicación. Esa falta de detalles y lo goloso del salario deberían hacernos sospechar que es un fraude, pero el portal de intermediación laboral vio necesario el desmentido como antes lo habían hecho LinkedIn, Indeed, Adecco, El Corte Inglés o Mercadona, entre otros. Internet es el canal más usado para buscar trabajo, lo que también lo convierte en un inmenso río revuelto en el que los ciberdelincuentes tienen asegurada la ganancia poque, lamentablemente, siempre hay quien pica.
«Si recibes un correo con la combinación 'salario alto' más 'trabajo desde casa' con un enlace a un sitio web, desconfía, seguramente sea un caso de 'phishing' (suplantación de identidad, de un empleador en este caso)», recomiendan desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe). «Cuando encuentres una oferta de empleo por Internet, asegúrate de que la información que contiene es coherente. ¿Existe la empresa? ¿El salario se ajusta a la descripción del puesto? ¿Dónde se realizarán las labores? ¿Habrá proceso de selección? ¿Se trata de una actividad legítima?», insisten. Parecen preguntas lógicas, pero si estamos apurados es fácil que la necesidad se imponga a la prudencia.
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Iratxe Bernal
Una de las tretas más habituales es pedirnos que realicemos tareas muy sencillas como, por ejemplo, dar a 'me gusta' a publicaciones en redes sociales o suscribirnos a canales de YouTube, porque sus supuestos clientes son creadores de contenido que necesitan ganar visibilidad. Nos pagarán pequeñas cantidades por los primeros 'trabajos' y puede que hasta nos incorporen al chat 'de empresa' junto con otras víctimas. Después nos dirán que ganaríamos más si trabajáramos desde la plataforma reservada para sus mejores colaboradores, pero eso requiere que paguemos por el registro.
También es posible que los supuestos clientes sean empresas a las que ayudaremos adquiriendo sus artículos. Tras explicarnos sutilmente que las compras son simuladas ('usted no recibirá ninguna mercancía', nos advertirán), pondrán a nuestra disposición una cartera digital (a veces encriptada) con un pequeño saldo inicial para que podamos empezar a operar. Si lo hacemos, veremos recompensada nuestra labor con el 20% o 30% del valor de los objetos que hayamos 'comprado', según lo que nos hayan prometido. Esos primeros pagos nos tentarán a tramitar pedidos más caros, que nos generarían más beneficios. El problema es que para entonces ya se nos habrá acabado ese saldo inicial, de modo que para proseguir deberemos adelantar dinero para recargar la cartera.
En otros casos, el supuesto empleo corresponde a perfiles muy demandados –repartidores, camareros o mozos de almacén– y nos piden que llamemos a números de tarificación especial –los que comienzan por 803, 806, 807, 905, 907 ó 70X– para obtener más detalles o nos explican que nuestra incorporación debe ir precedida del abono para algún tipo de formación, seguro, homologación o gestión administrativa.
También hay veces que no atacan directamente a nuestra cartera y optan por acceder a nuestros datos, ya sea pidiéndolos directamente mientras creemos responder a formularios de los empleadores suplantados o colándose en los dispositivos a través de los links que nos envían para, en teoría, acceder al proceso de selección. Eso sin contar que incluso cabe la posibilidad de que nos involucren en un delito por blanqueo de dinero si lo que nos piden es que, a cambio de una comisión por cada operación, transfiramos de nuestra cuenta a las suyas las cantidades que nos vayan ingresando.
Pero si las espléndidas condiciones salariales y laborales o el hecho de que no se requiera ni experiencia ni conocimientos técnicos no consiguen hacer saltar las alarmas, Incibe nos pide que reparemos en otros detalles. Estaremos casi seguro ante un fraude si la oferta es espontánea. Es decir, nos llega sin estar inscritos en ningún portal de empleo o proceso de selección; si nos contactan a través de las redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea o desde emails personales o que no coinciden del todo con el oficial de la empresa que se supone que nos escribe; si nos piden que, para conocer más detalles, pinchemos en enlaces, descarguemos archivos o memoricemos números en la agenda de Whatsapp; si la redacción o la ortografía de los mensajes nos chirría; si aseguran tener prisa por encontrar trabajadores o aceleran los 'trámites' para incorporarnos y ni nos convocan para una entrevista; si nos piden dinero con cualquier pretexto o, finalmente, si la remuneración se realiza en criptomonedas o carteras digitales.
Ante estos mensajes, el Instituto Nacional de Ciberseguridad nos recomienda acudir por nuestros propios medios a las aplicaciones o webs corporativas de la empresa que se supone lanza la oferta, que busquemos en Google el dominio o los números de móvil desde el que nos contactan por si ya hay otras víctimas y, finalmente, que alertemos del posible fraude tanto a la Policía como a la empresa suplantada y a nuestros conocidos.
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