El fuego y la palabra

'El fuego y la palabra' es una película de Burt Lancaster del año 1960, donde encarna el papel de predicador, carismático y deshonesto que utiliza sus encantos para atraer seguidores y ganar dinero. El paralelismo es tan obvio, salvo lo de ganar dinero (que se sepa) con el anuncio la llamada 'condonación' de la deuda autonómica, que hemos asistido a un juego de prestidigitación de 82.000 millones de euros. Los argumentos empleados para vendernos la medida han sido, cada hora que pasa, más «maravillosos» en cuanto a su nula efectividad entre la ciudadanía.

Para que cuele y que veamos que el sanchismo, es colectivismo, nos han contado que beneficia a todo el mundo. El cálculo depende de diferentes factores en la comunidad autónoma, el porcentaje resultante será diferente en cada una de ellas. Como quien reparte se lleva la mejor parte, la señora Montero decidió en su propuesta en el Consejo Fiscal la quita de la deuda a todas las comunidades autónomas para su aprobación.

Andalucía cuenta con el máximo porcentaje de condonación, el 20% de su deuda. Como la señora Montero es la candidata del PSOE en Andalucía, y es ella la ministra de Hacienda ha pensado aquello de (quien reparte se lleva la mejor parte) para arrebatar la presidencia de la Junta al PP. Claro, la siguiente comunidad autónoma en hacerle una condonación importante es, Cataluña, y aquí ha estado el 'quid' de la cuestión de la condonación, que no es tal porque hay consenso general, lo pagaremos todos los españoles.

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El desvario económico catalán, incluyendo un golpe de Estado de ocho segundos, quieren que lo paguemos el resto de españoles. Como todo el mundo sabe quién intenta romper con la igualdad en España es el sanchismo, ante esa propuesta, imagino que lo que queda del PSOE, le susurro, no debes hacerlo, pero si lo vas a hacer iguala a todas las comunidades autónomas en la condonación.

En el ADN del sanchismo eso de igualar no existe, pero se vieron obligados por la respuesta de todas las instituciones incluidas las gobernadas por ellos. ¡Están tan necesitados de tener el poder que aceptaron la sugerencia, nos presentaron la propuesta y vaya que propuesta! Una trampa diseñada por la mente más charlatanesca que uno pudo encontrar después del predicador de la película 'El fuego y la palabra' sin llegar a la altura de los charlatanes que existieron en nuestros mercados ambulantes y que (recordemos) daban tres mantas por el precio de una.

El cuento es que, la quita no ha sido igualitaria, no hay un baremo fijo, va por otros indicadores, aquí entran (seguramente) filias y fobias según gobierne el partido que gobierne. Digo esto porque el señor Page se ha mostrado encantado con quita, la primera vez que le vamos a escuchar estar contento con su partido, el PSOE. Esto nos lleva a concluir que la 'condonación' se quita lo que se crea oportuno.

Es como si fuera el juego del trile, ¿dónde está la bolita? Ahora nos preguntamos, ¿si sigo debiendo en mi comunidad autónoma? ¿Si debo menos porque debo más como español? Y sobre todo, por qué quieren perjudicar a unos más que a otros y por qué pagar la mala administración de los malos dirigentes (véase Cataluña)

Para terminar, desde mi punto de vista, si se quiere hacer una medida de este tipo, el Estado lo debe hacer al revés, premiar a las comunidades autónomas que mejor servicios tienen y mejor administran el dinero público y no premiar a los más despilfarradores. Aun así, al llevar a cabo esta iniciativa me pregunto ¿por qué no se incluyen contrapartidas? Porque no se pide reducción del gasto público, por ejemplo, la TV catalana le cuesta al erario catalán 336 millones al año, otras TV autonómicas: Galicia, 80 millones/año; País Vasco, 100 millones/año; Madrid, 150 millones/año; o Canal Sur, 200 millones/año.

La sanidad, el verano pasado leímos el cierre de 300 camas en la Vall d´Hebron por falta de personal. Las noticias de los problemas en la Sanidad catalana salen a borbotones, aunque se pase de puntillas por ellas. Está claro, algunos medios nos quieran hacer creer que es Madrid el foco del problema sanitario. No, no es Madrid, es el desvarío identitario de unos supremacistas, golpistas y de extrema derecha que andan dañando nuestra convivencia y nuestro país, arropados por personas con ambiciones desmedidas.

Saldremos de esta, soy optimista, porque creo en lo que nos une más que en lo que nos separa, para eso ya está el sanchismo, para separarnos y enfrentarnos.