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Ramón Riquelme enseña la fotografía de una de sus paellas gigantes junto a sus hijos. Shootori

Riquelme: 50 años de paellas, tradición y amor por Alicante

El cocinero reconoce que no le echaría chorizo a una paella «ni por todo el dinero del mundo»

Sábado, 22 de marzo 2025

Ramón Riquelme ya no hace paellas. Los arroces gigantes que han llevado la gastronomía de Alicante por medio mundo ahora son cosa de sus hijos, Moncho y David, que han heredado el gusto por la cocina y el oficio de un nombre que se reconoce en toda España y parte del extranjero. El hombre de los más de 6 millones de raciones de arroz, fideuá o gazpacho -eso calcula la familia que llevan hechos- reconoce que sigue guisando, solo para la familia, y que cuando su mujer quiere arroz llama por teléfono a 'los chiquillos' -aunque sus hijos ya peinan canas- y va al restaurante - Casa Riquelme- a recoger una ración. Aunque no es raro ver a Ramón sentado en una silla observando el trabajo de sus hijos, «últimamente voy menos, tengo los pies muy mal», se lamenta.

Este hombre, alicantino como pocos, celebra este 2025 su 50 aniversario en el mundo de la cocina. Una trayectoria que le ha llevado desde 'la Terreta' a Tampa (Florida) con sus famosos arroces. «No les gustó, esos no tienen ni idea de lo que es una paella. Arroz cocido decían que era», explica Ramón sobre la aventura americana con la que Riquelme cruzó el charco. La proeza supuso trocear una paella para poder meterla en el avión, soldarla al llegar y la mayor amargura del cocinero: «Allí no tienen los mismos ingredientes de aquí y hubo que apañarse con lo que había».

Y es que hablar con Ramón es hacerlo de una saga marcada por las paellas gigantes, pero también del amor a su tierra. Desde que la alicantina calle Toledo viera nacer al cocinero en pleno barrio de Santa Cruz hasta su implicación en la cofradía de la que fue presidente 29 años. Un legado que, como el negocio, ha recogido su hijo Moncho, que lleva al frente más de 12 años, con especial devoción al Cristo de la Fe 'El Gitano', uno de los pasos más impresionantes de la Semana Santa local.

1. La casa del cocinero con grandes símbolos como la Santa Faz o 'El Gitano' de Santa Cruz. 2. Una paella gigante. 3. Riquelme en el que fue su despacho junto a una placa del paseo que lleva su nombre. Shootori
Imagen principal - 1. La casa del cocinero con grandes símbolos como la Santa Faz o 'El Gitano' de Santa Cruz. 2. Una paella gigante. 3. Riquelme en el que fue su despacho junto a una placa del paseo que lleva su nombre.
Imagen secundaria 1 - 1. La casa del cocinero con grandes símbolos como la Santa Faz o 'El Gitano' de Santa Cruz. 2. Una paella gigante. 3. Riquelme en el que fue su despacho junto a una placa del paseo que lleva su nombre.
Imagen secundaria 2 - 1. La casa del cocinero con grandes símbolos como la Santa Faz o 'El Gitano' de Santa Cruz. 2. Una paella gigante. 3. Riquelme en el que fue su despacho junto a una placa del paseo que lleva su nombre.

Riquelme habla de ciudades como si de un mapa se tratara. Dublín, Edimburgo, París, Verona,... En todas ellas han hecho arroces. En Montmeló, el Jarama o Cheste han cocinado fideuas para cinco mil o siete mil personas. «Nosotros lo tenemos normalizado, nunca le damos importancia y la gente se asusta», explica Moncho. El hijo de Riquelme sigue al frente de las paellas gigantes y del restaurante Casa Riquelme haciendo grande el nombre de la familia. «Hicimos una en Fitur para 200 personas y vino Martín Berasategui a decir que era de los mejores arroces que ha probado, no paraba de hacerle fotos y mandaárselo a su amigo David de Jorge a decirle 'esto es una paella de galeras de verdad', que te diga eso un dos estrellas Michelin siempre enorgullece», explica Moncho.

Ramón también recuerda con cariño otros momentos, como cuando el entonces presidente del FC Barcelona Joan Gaspart acudió a un encuentro de peñas del Barça en Santa Pola. El directivo estuvo codo con codo sirviendo las raciones con el cocinero. Algo que los Riquelme recuerdan con cariño.

Moncho y Ramón en el despacho. Shootori

En lo que era el despacho de Ramón Riquelme, en el alicantino barrio de San Antón, hay una foto colgada en la pared. En ella aparece un pequeño Moncho con el delantal de cocinero junto a una paella gigante que prepararon en Ibi. «Recuerdo estar con siete u ocho años en el bar de la calle San Mateo haciendo paellas, evidentemente las acababa mi padre pero a mí siempre me han gustado», expone el experto. «Desde que era pequeño venía conmigo a las paellas gigantes, se le cayó hasta algún diente», explica Ramón.

Aunque el gran cocinero ya no hace arroces gigantes, su legado sigue vivo en sus hijos. Sobre el arte de cocinar para miles de personas a la vez reconoce que «fácil no es desde luego». Sin embargo, cuenta que no hay más truco que «haberlo hecho muchas veces, calcularlo todo muy bien y sobre todo estar muy pendiente del fuego» y más si como ellos se utiliza leña. Sin embargo, aunque hayan pasado 50 años desde que comenzó en la cocina sigue guisando sobre todo platos de cuchara para la familia. Su mayor secreto: el plato favorito de uno de los mayores expertos en paellas de Alicante es la olleta alicantina.

50 años al frente

Mucho ha pasado desde que uno de los amigos de Ramón, Casimiro, le dijera a finales de los 70 «¿me haces una paella para 200?» Ese fue el germen de una trayectoria que ha llevado a los Riquelme a recorrer medio mundo. Desde el restaurante en la calle San Mateo en el que las raciones eran para 40 o 50 hasta las más de siete mil raciones de paella o 14 mil de fideuá que representan el récord de este cocinero. Desde ese primer momento el boca a boca hizo lo suyo y fue poco a poco recorriendo todos los pueblos de la Comunitat Valenciana, de España y parte del mundo con el nombre de Alicante como bandera. Llevaron hueva y mojama a Bruselas, condujeron durante 24 horas para exportar la paella por media Europa. Eso sí, siempre hecha a leña, siempre con recetas tradicionales.

Ramón Riquelme con su habitual puro. Archivo personal de Ramón Riquelme
Una paella gigane en la plaza de Toros. Archivo personal de Ramón Riquelme
Ramón cocina una paella gigante. Archivo personal de Ramón Riquelme
Una fideuá gigante. Archivo personal de Ramón Riquelme
Moncho y Ramón sirven mano a mano un arroz. Archivo personal de Ramón Riquelme

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Riquelme considera que lo mejor de Alicante son las Hogueras. Las fiestas de la ciudad le dedicaron hace unos años al cocinero un ninot en Hernán Cortés. «No lo indultaron«, dice con pena, »ya sabes cómo va esto».

A sus 78 años reconoce que ni por todo el dinero del mundo le echaría chorizo a una paella, «que eso no lo hago yo, ni aunque me lo pidan, es un sacrilegio» o que las paellas vegetarianas «no tienen ni chicha ni limoná, las hacen mis hijos nunca las he hecho yo». Para él sus recetas favoritas son las clásicas «magro y verdura, o pollo, conejo y caracoles, lo de siempre, lo que tenemos por costumbre aquí», enumera. Pero, sobre todo, si tiene que comer un arroz, su favorito es el de atún con gambas.

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