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Cerezas en un cultivo. T.A.
El cuarto año en blanco de la cereza alicantina la empuja hacia la desaparición
Agricultura

El cuarto año en blanco de la cereza alicantina la empuja hacia la desaparición

Desde Asaja se muestran preocupados por el «abandono continuo» de las cosechas y alertan de que es «una situación imposible de sostener«

Jueves, 21 de diciembre 2023, 07:27

Desastroso. Así ha sido el año de la cereza alicantina, una situación que se viene repitiendo en el último lustro y que ha cogido más fuerza, si cabe, en los últimos cuatro años. El sector volverá a cerrar el ejercicio con una cosecha irrisoria y ... algunas comarcas no han llegado a poder recoger las frutas.

Característica del interior, la IGP Montaña de Alicante ha registrado este 2023 unas pérdidas que ascienden hasta los 25 millones de euros. Las lluvias torrenciales repentinas y el granizo condenaron los cultivos justo cuando se iban a recoger. Según la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de la provincia, el sector ha cerrado el ejercicio con un monto de 600.000 kilogramos de cerezas, un 92% de merma.

Es el cuarto año en que la producción es «irrisoria» y las mermas, del 100% en las comarcas de l'Alcoià, el Comtat y La Marina Alta, amenazan un sector tradicional de Alicante. Así lo expone el secretario técnico de Asaja, Ramón Espinosa, quien recalcó en el acto de balance agrario celebrado el miércoles en la sede de la asociación los problemas que acucian a esta actividad.

«El sector atraviesa una situación delicada que amenaza con el abandono continuo de las tierras», expresa con preocupación Espinosa. El secretario técnico de la asociación agraria ha explicado que son ya «cuatro años continuos sin cosecha», lo que hace que la IGP Montaña de Alicante atraviese una situación «imposible de sostener».

Y es que muchos de estos cultivos se dan en pequeños minifundios que pertenecen a agricultores que no tienen en esta actividad su principal fuente de ingresos. Las complicaciones derivadas de las inclemencias meteorológicas, como son los onerosos seguros agrarios, están haciendo que se abandonen muchos de los cultivos.

El secretario técnico de Asaja, Ramón Espinosa. Shootori

Una situación que amenaza con hacer desaparecer la cereza de la montaña de Alicante. De hecho, el 2023 no solo cerrará con pérdidas millonarias, sino que ha llevado a la destrucción de 4.800 empleos directos entre agricultores, empresas envasadoras o de transpore, entre otras actividades de la cadena.

Sin embargo, la amenaza de la desaparición de esta fruta va más allá de lo meramente económico. Desde Asaja han resaltado su valor medioambiental. Espinosa ha asegurado que los cultivos de la cereza del interior «son uno de los mayores tesoros que tenemos en tema paisajístico en la provincia». Sus bancales y laderas quedan teñidos de rosa cuando florecen, convirtiendo la montaña en toda una postal.

Además, el secretario técnico incide en la función de «fijación de población» que cumplen estas cosechas. Espinosa advierte de que sin estas plantaciones que sustentan la economía local, «la despoblación del área va a ser brutal».

Plan de choque

Es por ello que desde Asaja se reunirán este jueves con el director del Instituto Valenciano de Economía (Ivace) para presentar un plan de choque «que salve a la cereza» de su desaparición. Esta medida tiene carácter directo y pretende dar ayudas directas a la producción en función de las hectáreas, no en cuanto al volumen de cerezas cultivadas.

«La idea es hacer algo similar a lo que se ha hecho con la cerámica», ha explicado el secretario técnico de Asaja, quien ha asegurado que este Plan 'Adhoc' va orientado a que los agricultores «puedan renegociar sus deudas y tengan liquidez suficiente para abordar la siguiente campaña».

El plan que presentan desde la asociación lleva la contraria al cambio de criterio de los seguros, que pasarán a dar indemnzaciones por siniestro en función de la producción. Ello, sumado a las subidas de la prima están obligando a los agricultores a no asegurar los cultivos y a renunciar a las tierras.

La clave es un pago por hectáreas. Los pagos irán desde los 3.000 euros por cultivos de dos hectáreas hasta unos 850 euros por hectárea para aquellas superficies de cerezos que tengan más de cuatro. Un plan para garantizar la supervivencia de un producto con sello alicantino.

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