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Libro de firmas de Rafael Altamira. UA

El legado de Rafael Altamira crece en Alicante

La familia del jurista y humanista universal dona a la Sede Universitaria un libro de firmas de su etapa en Argentina y la medalla de Oro. Ambos bienes proceden de su exilio en México

Adrián Mazón

Alicante

Miércoles, 24 de julio 2024, 19:51

Son más de 420 kilómetros los que separan el actual despacho de Rafael Altamira de su emplazamiento original, el cual disfrutó en vida antes de su exilio a La Haya y, posteriormente, a México. Ubicado en su domicilio de la madrileña calle Lagasca, sus muebles y legado fueron trasladados en 2022 a la Sede Universitaria Ciudad de Alicante, donde permanecen expuestos para recrear su espacio de trabajo y acercar su figura al resto de mortales.

Como si de una premonición se tratara, pues Altamira impulsó la Extensión Universitaria y la Sede es el epicentro de dicha función en la provincia, la herencia del jurista universal permanece a la vista y conocimiento de todo aquel que quiera profundizar en su patrimonio material. Son más de un centenar de objetos personales los que recrean su lugar de trabajo. Desde su mesa de despacho de madera con cajones, una silla forrada en terciopelo rojo, un retrato propio, muebles-vitrina y libros de su biblioteca hasta un maletín con las iniciales R.A.

A todo ello, las primeras donaciones a la Universidad de Alicante fruto de la decisión de sus nietos, se han ido sumando otros objetos que pertenecieron a Rafael Altamira. Así, ha sido en este mes de julio cuando la familia española del único juez español en el Tribunal Permanente de Justicia Internacional ha recuperado dos piezas clave de su vida que se conservaban en México: un gran libro de firmas que le regalaron en Argentina y una medalla con sus iniciales.

Dichas pertenencias han sido halladas por la rama mexicana de la familia de Rafael Altamira -mientras su hijo mayor permaneció en España, sus dos hijas emigraron y se afincaron en el país Centroamericano- y enviadas a España para entrar a formar parte del legado del humanista en la Sede de la avenida del Doctor Ramón y Cajal. «Vamos donando según nos van llegando cosas, ya no solo de su casa, sino también de otros miembros de la familia. Esta última nos ha llegado de nuestros primos mexicanos», explican sus bisnietos, Ignacio y Javier Ramos Altamira.

Los bisnietos de Rafael Altamira contemplan la vitrina con las nuevas donaciones. UA
Imagen principal - Los bisnietos de Rafael Altamira contemplan la vitrina con las nuevas donaciones.
Imagen secundaria 1 - Los bisnietos de Rafael Altamira contemplan la vitrina con las nuevas donaciones.
Imagen secundaria 2 - Los bisnietos de Rafael Altamira contemplan la vitrina con las nuevas donaciones.

Estos materiales que han cruzado el charco son «la medalla de oro de la Academia de la Lengua Francesa, la cual es original, y el libro, que es una maravilla porque está encuadernado en cuero, que recopila 3.000 firmas del profesorado de Argentina», detallan. Y es que Rafael Altamira realizó un viaje de tres meses en 1909 al país andino, donde mantuvo contacto con docentes de diferentes centros educativos, entre universidades y colegios, que le honraron con sus rúbricas.

«Tuvo mucho éxito», tanto como el conocimiento implantado en las nuevas generaciones que han decidido reconocer a Rafael Altamira con retratos. Estos han sido dibujados por alumnos del colegio que porta su nombre en El Campello y cuelgan de las paredes de su despacho en la Sede Universitaria Ciudad de Alicante.

Rafael Altamira. UA

La Extensión Universitaria, en recuerdo de Altamira

Han pasado ya 125 años desde que Rafael Altamira pronunció su discurso de apertura de curso en la Universidad de Oviedo donde expresó la necesidad de romper el aislamiento académico y animó a «comunicarse directamente con las clases sociales que no concurren a sus cátedras». Fue ahí donde nació la Extensión Universitaria, función en la que la Universidad de Alicante es pionera y referente desde su primer equipo rectoral con don Antonio Gil Olcina al frente, rememora su actual directora de secretariado, Larissa Timofeeva. «La idea era que la universidad abriera sus puertas a la gente que no estudiaba y tuvieran la oportunidad de acceder a actividades formativas». Han pasado muchos años desde el impulso de dicho concepto y, con ello, también ha llegado la expansión. En el caso de la Universidad de Alicante, su Extensión Universitaria cuenta con 12 sedes en la provincia, junto a la de la capital, y 29 aulas repartidas por el territorio. Todas ellas abarcan «todos los sectores de la sociedad» y en ellas se aprecia la colaboración con entidades, asociaciones y organizaciones «de todo tipo», con el fin de abordar materias sociales, educativas, empresariales, de desarrollo local y, por supuesto, del ámbito de la cultura. Entre todo ello, Timofeeva resalta el carácter evolucionador de esta función académica, «ha habido un cambio y es que ahora mismo nosotros entablamos diálogo con el territorio». De este modo, resalta que «tenemos mucho que aprender de la sociedad y traer su visión a la universidad, ahora la comunicación es bidireccional». Uno de los homenajes de la UA al jurista, dentro de su Extensión Universitaria, es poner el nombre de Rafael Altamira a sus cursos de verano.

Estas acciones, entre donaciones, conferencias, cursos y otras tantas, sirven para poner en valor la figura de Rafael Altamira. «Siempre nos ha sorprendido que no sea tan conocido como debía ser», se muestran sorprendidos sus bisnietos. Por ello, la familia del jurista, investido como doctor honoris causa en ocho universidades internacionales de América y Europa, decidió acercar su legado -en forma de museo- a la sociedad a través de la UA, con el fin de «dar a conocer su cultura, que estaba muy olvidada».

Los restos de Altamira regresarán antes de final de año

Quedan meses, según explica la familia, para que los restos mortales de Rafael Altamira y su esposa, Pilar Redondo, regresen a España. El Ayuntamiento de El Campello impulsó la exhumación y repatriación de ambos desde el cementerio del Distrito Federal de México hasta el municipio alicantino y, con ello, la Generalitat anunció una subvención de 60.000 euros para sufragar los gastos.

Los bisnietos de Altamira inciden en que este hecho sucederá «antes de final de año» y lo celebran «con alegría». «Siempre quiso volver a su tierra, pero dijo que mientras estuviera el régimen de la dictadura no volvería» y así sucedió, pues falleció en 1951 en México. En una entrevista concedida al diario 'El Día' el 2 de mayo de 1935, Rafael Altamira declaró: «Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos, a El Campello».

La repatriación de los restos mortales de Rafael Altamira y Pilar Redondo a El Campello también servirá para «darle a conocer», pues han sido muchas las instituciones que se han puesto en contacto con la familia para «cuando venga hacer homenajes» -uno de ellos ya en marcha con la construcción de la Ciudad de la Justicia Rafael Altamira de Alicante- y poner en valor la figura del gran jurista, humanista, historiador, pedagogo y escritor que trabajó en favor del diálogo, la educación y la democracia.

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