Playas y piscinas, el doble de mortales que las carreteras en Alicante

Hasta 11 personas han fallecido desde el mes de mayo en el agua. Alicante y Orihuela son las ciudades de la provincia en los que más casos se han producido (cuatro y dos, respectivamente). Mientras que en las carreteras alicantinas se han detectado cinco accidentes de tráfico que hayan acabado con la muerte de la persona o personas implicadas.

Es un claro indicativo de que la atención y el cuidado, además de tenerlo en la carretera, hay que seguir pendiente en las playas y piscinas, sin descuidar a los pequeños de la casa en la orilla o el borde de la piscina y teniendo máxima precaución en situaciones de alerta.

Según el Informe Nacional de Ahogamientos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, hasta 169 personas han fallecido en el primer semestre sel año en España por ahogamiento, siendo una de las cifras más altas de los últimos años.

Las campañas publicitarias de la Dirección General de Tráfico se repiten una y otra vez, sobre todo, en las épocas festivas y estivales. Sin embargo, no vemos prácticamente ninguna campaña que advierta del peligro que se corre en las playas y piscinas. Oliva, personal de Cruz Roja en Guardamar, detecta los principales focos de accidentes en el agua.

En primer lugar, una de las principales causas que este verano, como los anteriores, están causando este tipo de desgracias es el descuido de los padres con hijos muy pequeños. «Un niño de dos años no tiene por qué saber nadar, hay que estar atentos al 100%», comenta Oliva.

Otro de los motivos son los accidentes en el medio acuático de diversa índole, como, por ejemplo, los mareos: «La persona que sufre un mareo en su casa o en la calle se cae al suelo, pero en la playa, a la mínima tragas agua«, afirma el profesional. Por ello, a la más ligera sensación de malestar se debe salir del agua, pues cualquier mareo puede acabar con un susto.

Por último, uno de los focos que la gente menos se conoce y que es más peligroso: las corrientes de resaca. Se producen en una gran cantidad de agua sin oleaje aparente. La tendencia para estar tranquilos es buscar la zona con menos oleaje, ya que se tiende a pensar que es donde menos peligro hay. Pero en estas corrientes de resaca, donde no se ve a simple vista la corriente, el agua es inestable y va hacia dentro.

Cuando las corrientes atrapan, los nervios y la desesperación son los principales enemigos. «Hay que pensar que el mar devuelve todo a la orilla», comenta Oliva. Por ello, se debe mantener calma hasta que la corriente no arrastre más y flotar hasta llegar a la orilla, no luchar contra la corriente.