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Un integrante de la asociación en el campanario de Agres. Campaners Comtat
Campanero, un oficio que Alicante quiere rescatar del olvido

Campanero, un oficio que Alicante quiere rescatar del olvido

Desde la comarca del Comtat un grupo de apasionados reivindican los toques manuales del bronce, práctica recientemente declarada patrimonio inmaterial de la humanidad

P. Sellés

Alicante

Lunes, 15 de mayo 2023, 07:36

La revolución tecnológica ha condenado al ostracismo innumerables oficios. Algunos se encuentran tan olvidados que las nuevas generaciones han crecido ajenas a su existencia. De entre todos ellos, pocos oficios como el de campanero han perdido más relevancia durante las últimas décadas en nuestras tierras.

Al norte de nuestra provincia existen desde hace años iniciativas que trabajan por arrancar de las garras del olvido este oficio. Una de ellas es la asociación Campaners del Comtat, cuyos integrantes reivindican el volteo manual de los bronces. El trabajo de estos apasionados por nuestra historia ha contribuido a buen seguro a que la Unesco declarara Patrimonio Inmaterial de la Humanidad este oficio, uno de los pocos que permite recuperar el sonido del pasado.  

Entre las iniciativas que lleva a cabo la asociación destaca el asesoramiento en procesos de restauración, exhibiciones de toques tradicionales, así como visitas guiadas a diferentes campanarios

Entre las iniciativas que llevan a cabo destacan labores de asesoramiento en procesos de restauración, exhibiciones de toques tradicionales, así como visitas guiadas a diferentes campanarios de la comarca del Comtat y alrededores.

El colectivo está integrado por diferentes vecinos de la zona que comparten un gran interés por estos elementos patrimoniales. El beniarresino Josep Jordá es el presidente de la asociación, además de arquitecto y de tener formación en gestión de patrimonio.

Una de las exhibiciones organizadas por la agrupación Campaners Comtat

Jordà recuerda que hasta la década de los años 60 y 70 del siglo pasado el oficio de campanero era habitual en todos los pueblos. Pero por aquel entonces llegó el éxodo rural, y los pequeños municipios se empezaron a vaciar de personas en favor de las ciudades.

El principio del fin del oficio llegó también con la tecnología a motor, que permitió automatizar el toque de campanas. Sin embargo, la practicidad y comodidad que se gana con la tecnología se pierde en sonoridad. De este modo lo considera el presidente de Campaners del Comtat, quien asegura que «los sistemas a motor no pueden imitar la acción humana».

Todo ello porque los campaneros eran capaces de imprimir un ritmo y una intensidad muy particular, algo que se pierde con la estandarización de los motores. Actualmente, son muy pocos los pueblos que mantienen en el Comtat el oficio de campanero, entre los que se encuentra Beniarrés, Benasau y hasta hace poco Catamarruc.

Las redes sociales de antaño

A pesar de que mucha gente solamente las conciba como elementos eclesiásticos, cabe recordar que las campanas han tenido importantes usos civiles a lo largo de la historia. «Eran un sistema de comunicación, equivalente a la función que actualmente tienen los teléfonos móviles y las redes sociales», recuerda Josep Jordà.

Una de las exhibiciones organizadas por la agrupación. Campaners Comtat

Uno de los toques más habituales era el de muerte; con tres repiques para indicar el fallecimiento de un hombre y dos para el de una mujer. Dado los altos índices de mortalidad infantil había incluso uno para niños (tres repiques). Desde la asociación plantean revitalizar la práctica introduciendo nuevos toques, como por ejemplo uno que indique que se ha producido un nacimiento (algo cada vez menos habitual en los pueblos).

Otro toque muy frecuente hace décadas alertaba sobre la presencia de fuego en el interior del municipio. En esos casos las campanas se hacían sonar con mucha fuerza para atraer al vecindario al lugar donde se había declarado el fuego; de esa manera podía ayudar en su extinción. Esa función permitió salvar las campanas de Beniarrés durante la Guerra Civil, y es que era común que se fundieran con fines armamentísticos.

Resistentes al paso del tiempo

Entre los más de 30 campanarios del Comtat, destacan por antigüedad los bronces que encontramos en Benialfaquí, Alfafara y Balones, todos ellos del siglo XVII. Aunque el más antiguo de la comarca se encuentra en la iglesia del Salvador de Cocentaina, de estilo gótico y originario del siglo XV. Estos elementos son Bien de Interés Cultural desde 2018, cuando el Consell aprobó esta declaración para las campanas datadas entre 1250 y 1659.

Entre los más de 30 campanarios del Comtat, destacan por antigüedad los bronces que encontramos en Benialfaquí, Alfafara y Balones, todos ellos del siglo XVII

A pesar de su longevidad, el sonido de las campanas no cambia excesivamente con el paso del tiempo. Si bien es cierto que su bronce se oxida, esto no afecta demasiado a la sonoridad. El problema se origina al producirse alguna fisura. Afortunadamente, hay empresas especializadas que se dedican a su restauración.

Más llá de las campanas

No solo campanas han ayudado a restaurar los integrantes de esta asociación, también matracas, un instrumento que poca gente sabe siquiera cómo suena. Su asesoramiento fue clave para recuperar la matraca de la parroquia de San Juan Bautista de Muro, que volvió a repicar tras décadas de silencio durante la Semana Santa del pasado año.

La matraca tras ser sometida a restuaración. Campaners Comtat

De hecho, el uso original de esta singular pieza de madera era sustituir el tañido de las campanas durante los días centrales de Semana Santa, un tiempo reservado al recogimiento en señal de duelo por la muerte de Jesucristo.

Este instrumento está formado por dos grandes tablones de madera entrecruzados, de cuyos ángulos cuelgan doce mazas. Mediante una especie de cigüeñal (que actúa a modo de manivela) se hace girar la matraca, que produce un ruido fuerte y seco al percutir la maza contra la madera.

Testimonio audiovisual

De cara al futuro inmediato, la asociación está grabando un audiovisual para el que están entrevistando a personas que han ejercido este oficio en pueblos como Millena, Alcoleja, Gorga, o Planes.

Entre ellos, han registrado el testimonio de Isidoro Crespo, uno de los pocos campaneros en activo que quedan en la comarca y el encargado de tocar hoy en día las campanas de la ermita de Beniarrés.

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