Los Zíngaros de Altozano: fiesta en familia en Alicante

Rubén Palacín

Alicante

Viernes, 11 de agosto 2023, 07:25

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«Amigo de los amigos», así define al barrio alicantino de Altozano el presidente de la Comparsa Zíngaros, Sergio Pujante. En vísperas de las fiestas más importantes del año para los vecinos de la zona, los nervios se abrazan con las ganas de unas fiestas especiales, los Moros y Cristianos de Altozano.

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13 comparsas tomarán las calles para la celebración, desde el montaje de las kábilas el día 11 hasta el 19 de agosto que desmontarán el castillo, aunque la fiesta real se producirá del 12 al 15. Cuatro días en los que, de todas las organizaciones, la Comparsa Zíngaros será la que ostente la capitanía en representación de todo el barrio.

Una comparsa que ha tenido que ampliar este año de 30 a 33 mesas, debido al aumento de personas que quieren convertirse en socios para poder disfrutar de la fiesta durante el día y, sobre todo, por la noche.

«Hay veces que no me he ido de vacaciones por quedarme aquí en la barraca», afirma Ascensión Lareo Sánchez, conocida como Suni, hija de la fundadora de la comparsa. Y es que esta festividad combina la diversión y alegría propia de una celebración con un sentimiento familiar en el que no solo te alegras de ver y festejar 'con los tuyos', la satisfacción también llega del abrazo con los vecinos que ves a diario, la reunión en un momento dado en un lugar concreto en el que todos dejan de lado por unos días los problemas del día a día para conmemorar los Moros y Cristianos.

Madres, hijos, sobrinos, nietos... familias enteras, como es el caso de Suni, que afirma que todos en su familia tienen alguien bailando o desfilando. Otro caso parecido es el de Carlos Carrillo, que lleva 44 años desfilando y ha tenido el placer y el honor de desfilar junto a su padre y su hijo, tres generaciones unidas por las fiestas de Altozano.

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Para Sergio Pujante, presidente de la comparsa, la familia también es vital, pues el día que recuerda con más emoción de todos sus años como habitual en la festividad es el que desfiló con su hijo en brazos.

Ismael Serrano, habitual de las fiestas del barrio, recuerda con nostalgia que en su infancia los Moros y Cristianos del barrio no terminaban el día 16, puesto que al finalizar la festividad, varias familias se reunían en el Pantano del Cenajo, situado en el río Segura, entre Albacete y Murcia, para darle un final más tranquilo a la celebración, pero estando en la compañía que caracteiza a Altozano.

El espíritu de los más jóvenes de la comparsa alumbra con una vitalidad asombrante las noches en la comparsa. Si bien es una fiesta familiar, la Comparsa Zíngaros se posiciona como la más concurrida, donde se disfruta, como diría la cantante Vicco, la noche entera.

Desde los más pequeños de la casa hasta las personas que ya rozan la treintena de edad disfrutan hasta el cese de la música cada noche, y no contentos con ello, muchas de estas madrugadas se quedan en la comparsa y alrededores hablando del transcurso de las fiestas, con un tono de voz mesurado, para no molestar a los vecinos que tengan que trabajar al día siguiente.

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Pero no crean que los jóvenes campan a sus anchas por el barrio... Daniel Martínez, expresidente de la Comparsa Zíngaros, afirma en tono bromeante que cuando se pasan un poquito de la raya ahí está él para mantenerlos firmes. A Daniel, o Dani, como le llaman los socios zíngaros, le guardan especial cariño todos los vecinos, hasta el punto de que algunos todavía siguen diciendo que es el presidente aunque no ejerza como tal.

Para el expresidente, todos los momentos de las fiestas son especiales, y quizá por ese sentimiento de cariño y pertenencia a la comparsa y a los Moros y Cristianos, es por lo que los socios zíngaros le tienen en un altar.

Pero estos mismos socios sí que recuerdan uno de los momentos más memorables de Dani: el año en el que se vistió de Michael Jackson, acompañado de su hija y un guardaespaladas. No contento con eso, el expresidente alquiló «una limusina auténtica», con la que maravilló a los vecinos del barrio, dejando una anécdota inolvidable en los socios zíngaros.

Son casi siete décadas desde que la Comparsa Zíngaros de Altozano vino al mundo. En 1954, la madre de Suni, Salud Sánchez, trabajaba en una fábrica de tejas, cuando, sin esperarlo, llegaron al lugar para hablar con ella, pues estaban buscando chicas jóvenes y solteras para bailar y desfilar, y ella cumplía ambos requisitos.

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A los dos años, Salud conoció al que sería su futuro marido, por lo que ya no cumplía el requisito de soltera y se salió de la comparsa. Sin una de las fundadoras y con la represión de la época, se deshizo la Comparsa Zíngaros.

No fue hasta 1978 cuando Sánchez decidió refundar la comparsa. Tras unos años desfilando, un pequeño parón fue obligatorio para los socios zíngaros, pues en el 82 los hombres que desfilaban tuvieron que marchar al servicio militar obligatorio. A su vuelta, la comparsa retomó el rumbo hasta el día de hoy, en el que celebran unas fiestas con el honor de ostentar, este año, la capitanía.

Suni, que ha crecido desfilando, asegura que «las nuevas generaciones de la familia van a seguir muchos años». Ni siquiera el parón de la pandemia del coronavirus ha hecho disminuir el número de socios. Todo lo contrario, este año ha aumentado de 30 a 33 mesas, de las que la familia de Suni ocupa cinco, un 15 por ciento de ellas.

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Sergio Pujante, presidente de la comparsa, destaca que desde que se creó en 1954, ellos desfilan «de una manera muy peculiar y especial, que es bailando». Sus bailes junto con la música de pasodoble es seña de identidad y ha hecho de la Comparsa Zíngaros una comparsa distinta y especial. «Una vez entras en la familia zíngara, ya no quieres irte», afirma el presidente.

Las fiestas del barrio tienen un recorrido histórico que mantiene año a año el espíritu de los Moros y Cristianos. Los jóvenes, que crecen inmersos en la atmósfera festera, no tienen intención de dejar morir estas fiestas y continúan al pie del cañón. Una festividad que se vive en familia, con la de sangre y con la que eliges.