Secciones
Servicios
Destacamos
Uno de los reclamos culturales de Alicante son las estatuas que inundan distintos rincones de la ciudad. Una de ellas se ubica sobre el mar, en las escaleras en honor a la Reina que coronan el Puerto. Se trata de la escultura 'El regreso de Ícaro con su ala de surf', obra de Esperanza d'Ors colocada en 1999.
A lo largo de las décadas, esta escultura ha vivido numerosas anécdotas. Desde los transeúntes que saltan -a plena luz del día y durante las noches- desde las escaleras al pedestal para inmortalizar el momento y superar un 'reto viral' hasta cuando un yate hundió la estatua de Ícaro allá por septiembre de 2012.
A todas estas peripecias se suma una nueva durante la semana, provocada por el temporal. Y es que los pies de la estatua de Ícaro peramanecen secos por el anticiclón que barre la península y la provincia. Según el geólogo, Manuel Peña, es el incremento de la presión atmosférica lo que provoca un descenso del mar, dejando al descubierto los bajos de la escultura.
El experto resalta que con una presión de 998 hectopascales, el agua del Puerto de Alicante cubre los pies de Ícaro. Sin embargo, la medida recogida en las últimas horas con 1.040 hectopascales, «al margen de provocar cielos despejados y madrugadas frías en Alicante, hace que el nivel del mar descienda».
Y lo hace con vista «suficiente para que la estatua del surfista del Puerto de Alicante no se moje los pies», bromea Peña para explicar el fenómeno que se deja ver durante estos días en la ciudad.
Tal y como ha mostrado el geólogo, esta estatua alzada en 1999 sirve para mucho más que ornamentar esta zona del Puerto de Alicante. De este modo, se suma también a otros indicadores de la ciudad, como la 'cota cero' ubicada en el 'hall' del Ayuntamiento de Alicante, que marca el nivel cero de altitud a nivel del mar.
En el caso de la escultura de 'El regreso de Ícaro con su ala de surf' -con medidas de 2,35 por 1,20 metros, esta nació con otros fines, como reinterpretar a través de la visión de Esperanza d'Ors el mito griego. Se trata de una estatua formada por un hombre desnudo con grandes hombros y cabeza pequeña que porta en su lado izquierdo una tabla de windsurf evocando sus alas.
Con ello se representa la historia del hijo de Dédalo, arquitecto del laberinto de Creta. Este decidió escapar con su hijo de la isla gobernada por el rey Minos, quien también controlaba el mar. Por ello, diseñó unas alas para él e Ícaro con las que volar y distanciarse del monarca.
El material de construcción de estas alas consistía en cera y plumas, por lo que Dédado adviritó a Ícaro de los peligros de volar muy alto, pues el sol podría derretir la cera, y muy bajo, ya que el mar podría humedecer las plumas. En ambos casos, el desastre estaba asegurado.
Durante la travesía de ambos por aire, el joven Ícaro ascendió durante el vuelo, lo suficiente para los rayos de sol fundieran las alas y provocaran su caída al mar. La reinterpretación de este mito por Esperanza d'Ors muestran a este personaje resurgiendo desde las aguas alicantinas, cuyos pies reflejan la presión atmosférica.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Hallan en Soria los gallos robados en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.