Plantas y otros sistemas para mejorar la calidad del aire en casa

¿Las plantas 'limpian' el aire del interior de las viviendas? Sí, aunque su capacidad de eliminar contaminantes es muy limitada. Por ese motivo, ya hay laboratorios de biotecnología que tratan de modificar genéticamente algunas especies para multiplicar ese poder 'depurativo'. Una de estas investigaciones se ha llevado a cabo con el poto, una planta de interior común y muy resistente, de la que ha surgido el Neo P1, que multiplica por treinta sus poderes para acabar con los compuestos orgánicos volátiles (COV). Son moléculas diminutas emitidas por los productos de limpieza, barnices, pinturas... o los que entran del exterior, por ejemplo, por la contaminación de coches. Podemos pensar: «¿Hace falta?, ¿tan contaminadas están las casas?» Estas son las respuestas que nos da la ciencia.

La OMS alerta de que el aire de los hogares está entre dos y cinco veces más contaminado que el de la calle. «De media, en las casas hay más formaldehído y benceno, ambos agentes cancerígenos, y es mayor la concentración de dióxido de carbono que en el aire exterior, (que en altas concentraciones puede producir dolores de cabeza, fatiga...)», señala María Teresa Baeza, doctora en Ciencias Químicas, profesora universitaria e investigadora.

Describe que dentro de nuestras casas hay varias fuentes de contaminación, la que procede del aire exterior; los contaminantes emitidos por los materiales de los que se hacen muebles, suelos...; o los que se desprenden de productos de limpieza. En el aire de las viviendas encontramos óxidos de nitrógeno (que emiten los vehículos diesel), partículas (polvo o las de origen biológico como las que provocan el contagio del covid-19); ozono (que se forma en ciudades muy contaminadas), o peróxidos «compuestos dañinos para nuestra salud» que pueden estar presentes en cosméticos, por ejemplo. Algunos como el formaldehído se encuentra en detergentes, suavizantes, betunes o 'sprays' para alfombras que se usan a diario.

La investigadora apunta algunos ejemplos de especies como el espatifilo, la dracaena 'Golden Coast' y Zamioculcas como ejemplos de plantas que colocadas en casa puede disminuir los niveles de contaminantes interiores. Pero sus efectos son limitados.

Es por ese motivo que se ha abierto la vía de investigación sobre plantas modificadas genéticamente. La primera que ha salido al mercado –por cerca de 160 euros– es la Neo P1, un poto diseñado para capturar y reciclar contaminantes peligrosos como formaldehído, benceno, tolueno y xileno y purificar el aire. Su creadora, la empresa francesa Neoplants, asegura que es capaz de reconvertir esos tóxicos en agua, azúcares, aminoácidos y oxígeno. «Insertamos genes adicionales, o líneas de código, que permiten a la planta producir enzimas capaces de convertir los contaminantes en materia vegetal».

No es la primera planta 'purificadora' con la que se trabaja en laboratorio. La NASA ya ha estudiado algunas especies –lirios, sansivieras, palmera bambú, ficus...– pero no han logrado un alto nivel de eficiencia. Un estudio de la Universidad de Drexel en Estados Unidos mostró que para reducir un 50% los niveles de formaldehído y otros contaminantes en una sala de 18 metros cuadrados se necesitan 325 plantas. Una Neo P1 tiene el poder limpiador de 30 'naturales'.

Existen otras medidas para mantener el aire de casa limpio. Una de las principales es «mejorar la ventilación», destaca la doctora en Química; o sea, abrir las ventanas siempre que sea posible «para que los contaminantes que se generan dentro de la vivienda se diluyan con el aire exterior». Si la ventilación es insuficiente, podemos instalar purificadores de aire o filtros en el sistema de climatización. Pero, ojo, no todos son eficientes y buenos para su salud. Otra acción efectiva es descartar materiales para suelos que puedan ser perjudiciales (uno cerámico emite menos contaminantes al aire interior que un suelo de madera).

Y evitar utilizar aparatos de combustión, tanto para calentar la casa como para cocinar. En el caso de tener que usarlos, es fundamental la ventilación de la habitación y asegurarnos de que la campana extractora y la canalización de la chimenea funcionan bien.

Elegir con especial cuidado los productos de higiene personal y de limpieza de la casa puede restar muchos tóxicos en el aire que respiramos. «No nos dejemos guiar por los olores: los aromas solo sirven para enmascarar otros olores, y todos ellos son fuentes de compuestos orgánicos volátiles. La mayoría de ellos no son tóxicos por sí mismos, pero cuando se descomponen en el aire interior terminan formando compuestos como el formaldehído, que tiene importantes efectos negativos en la salud», incide la experta.

Además, hay que tener especial cuidado con los ambientadores: mejor no usarlos, ya que cargan el aire de partículas perjudicales para la salud. Ni siquiera es recomendable encender barras de incienso, velas... «Si se utilizan se estarán introduciendo fuentes innecesarias de contaminantes», alerta la docente.

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