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Se acabó lo que se daba... estos días muchas personas se despiden definitivamente de sus vacaciones y afrontan ese momento tan duro de tener que decir adiós a los lugares donde han sido felices estas últimas semanas antes de reconectar con la rutina, con la vida real (¿o son las vacaciones la vida real y lo otro un sucedáneo?).El caso es que, aunque nos entra la desgana, no podemos marcharnos de nuestro lugar de descanso dando un portazo, sin más.Si tenemos una segunda vivienda – según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cerca de tres millones de familias españolas disponen de un apartamento en la playa, una casa en el pueblo...– debemos hacer los deberes muy bien antes de dejarla. De lo contrario, cuando regresemos –falte el tiempo que falte– podemos encontrarnos con sorpresas desagradables o con más trabajo del que nos apetece para dejarla 'habitable' de nuevo.
Y, aunque suena a perogrullada –como lo del cortar la luz y cerrar la llave del agua–, lo más básico es dejarlo todo limpio. Sí, muy obvio, pero es que hay personas que en los últimos días de vacaciones ya no quieren ni pasar la escoba ni poner sábanas limpias porque, total, como se van a ir... Es un tremendo error. Con el tiempo, esa suciedad que puede parecer mínima dará problemas: la oscuridad y la humedad son buen caldo de cultivo para bacterias y malos olores. «Si dejamos la casa bien, al regresar solo deberemos preocuparnos de ventilar, colocar el equipaje e ir a darnos el primer chapuzón», asegura Blanca Formáriz, co-fundadora de AB Project –empresa dedicada al orden y la organización–, quien nos da una serie de consejos para que nos encontremos nuestro refugio en perfecto estado a nuestra vuelta.
Si nos organizamos bien, con comenzar la víspera es suficiente, sostiene Formáriz. «La fórmula es hacer las maletas el día de antes de la marcha y una limpieza general de la casa en la que dejemos un único baño y la cocina para el día del viaje», relata. Y la noche anterior, hacer lo mínimo imprescindible: «Algo que ayuda mucho es cenar fuera para no manchar más de lo necesario», aconseja.
«Es importante organizarnos para dejar el lavavajillas sacado y colocado, y si nos quedan cosas del último día, como los utensilios del desayuno, fregarlos a mano. En cuanto a las camas, es recomendable dejarlas hechas con ropa limpia y con el colchón bien aireado. Si contamos con algo de tiempo el día de partida el escenario ideal es dejar lavadas y secas las sábanas usadas junto a las toallas. Los baños deberían ser lo último en limpiar antes de partir porque se usarán hasta el final. Si hay varios, mi consejo sería hacerlos el día anterior y usar solo uno para no ensuciar de más». Ese último (o único) aseo hay que repasarlo antes de salir (será poco tiempo). Por último, antes de marcharse, hay que cerrar bien las ventanas y bajar persianas, pero no del todo. Nada de dejar rendijas para que 'respire': pueden entrar bichos, agua...
«¡Lo más importante de todo es que no nos olvidemos nada en la nevera! Tampoco paquetes abiertos en la despensa», insiste. Lo de la nevera lo entendemos todos, pero lo de la despensa... Es habitual que queramos dejar unos básicos para la vuelta: algo de pasta, arroz, cereales, galletas... y esto puede acarrearnos muchos problemas. Aunque no parezcan alimentos muy perecederos, pueden dar lugar a larvas y gusanos y no vamos a estar allí para eliminarlos. Además, cualquier resto de comida puede servir de comida a insectos pequeñitos que pueden hacerse fuertes en nuestra ausencia. ¿Qué se puede guardar? Algo de aceite, latas, conservas, leche (cuya caducidad sea amplia) y, en general, productos sin abrir. Poco más.
«Hay elementos que siempre conviene dejar en casa, sobre todo pensando en ese momento en el que vamos a volver y no queremos llegar a un lugar desierto», aconseja Formáriz. «Por ejemplo, siempre es recomendable tener botellas de agua. No caducan y siempre nos harán falta. También productos de limpieza y de higiene, desde detergente de lavadora hasta papel higiénico, que podemos tener almacenados para no echarlos en falta nada más llegar. Además, nunca sabemos si seremos nosotros los próximos en ir o si lo haremos con invitados».
Asimismo, la experta aconseja tener un par de juegos de sábanas, toallas de aseo y toallas de playa para dejar en la casa de veraneo. «De este modo, ahorraremos espacio en nuestra maleta evitando tener que trasladar estas cosas cada vez que vayamos».
AL DETALLE
¿Tapamos muebles? «No merece la pena tapar muebles o enrollar alfombras si hemos dejado la casa limpia y cerrada, porque no va a haber tanto polvo como para necesitarlo», indica.. En todo caso, si cubrimos algo, mejor con tela (sábanas viejas) que con plásticos para evitar humedades y olores.
¿Y los electrodomésticos? Pueden ser foco de olores y moho si no los dejamos limpios y secos. La nevera y el congelador, mejor con las puertas entreabiertas.
¿Vaciamos los grifos? Si va a haber heladas en la zona, es mejor hacerlo para evitar reventones de tuberías.
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