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La mayoría acabamos de regresar a nuestro trabajo tras las vacaciones y ya nos ha cambiado el color (qué pronto se va el bronceado) y hasta la manera de hablar, porque en el ámbito laboral usamos un 'idioma' propio cada vez más salpicado de anglicismos ... e incomprensible para muchas personas ajenas a ese círculo (pequeños, mayores, gente de otros gremios...). Lo más curioso es que también hay una importante proporción entre trabajadores de ese hábitat, un 37% nada menos, que ha admitido que tampoco conoce el significado de esas palabritas que, de repente, alguien suelta en medio de una reunión o en un email... y que, normalmente, les obligan a poner cara de entendidos y a mirar con disimulo en Google qué diablos quieren decir.
Esto ocurre porque nadie quiere parecer desactualizado en el terreno laboral... y por eso vamos adoptando esos anglicismos. Aunque eso no quiere decir que nos entusiasme: el 60% de los empleados confiesa que no se siente cómodo utilizándolos (quién no se siente un poco impostor o esnob diciendo 'te envío el informe tras el 'brainstorming' ASAP, que el 'deadline' está al caer') y un 40% preferiría la versión en castellano ('te envío el informe tras en intercambio de ideas en cuanto pueda, que el plazo de entrega se acaba').
Según el informe elaborado por la plataforma de idiomas online Preply, dentro de su campaña 'Speak confidently at work', en España se usan una media de doce anglicismos al día en la oficina. Aunque los menores de 24 años utilizan alguno más: unos catorce de media. Y un dato curioso: los hombres echan mano de ellos con más frecuencia que las mujeres (trece veces diarias, una más que ellas). En términos generales, más de la mitad de los españoles (52%) usa entre seis y diez anglicismos diariamente, lo que supondría aproximadamente uno por hora de trabajo. El 28% de los encuestados, más de diez al día; y el 14%, entre uno y cinco. «Casi nadie puede resistirse al atractivo de los anglicismos. Sólo el 2% afirma no usar ninguno», destacan los autores del dossier. Entre este colectivo de los anti-anglicismos, los mayores de 55 años son mucho más numerosos: casi un 10% prescinde de ellos.
«Las más jóvenes muestran un mayor índice de uso, lo que parece indicar que esta tendencia no se va a ralentizar. Aunque los anglicismos tienen un gran valor a la hora de unir a los trabajadores multilingües, también tienen sus 'trampas': quienes no los entienden pueden sentirse excluidos y se pueden provocar divisiones en los equipos», señala Sylvia Johnson, directora de Metodología de Preply.
Es decir, que no se los lleva el viento, tienen una repercusión. Por eso, la experta aconseja que siempre que se usen, para no ser un maleducado, nos aseguremos de que el receptor conoce el término y, si no tenemos la certeza, debemos ofrecer una breve explicación a continuación de forma sutil (para no ofender a los que sí los conocen).
Desde la sociolingüística, se han estudiado los motivos que tiene la persona que echa mano de anglicismos en el trabajo y los han resumido en tres: por prestigio (porque creen que así parecen más inteligentes y sofisticados), por ignorancia (no saben que hay palabras en castellano que significan lo mismo) y por vacío semántico (cuando no hay nada en español que sea equivalente).
Sylvia Johnson
Directora de Metodología de Preply
«En la actualidad, los anglicismos son vistos como algo 'cool' y pueden utilizarse en conversaciones generales para presumir de las habilidades multilingües de una persona, como 'shopping' (ir de compras) o hacer unas 'drinks' (ir de copas). Y aunque hacen que el hablante suene moderno, como existen una palabras aceptables en español para expresar estas ideas, pueden generar rechazo. Por el contrario, en el lugar de trabajo los anglicismos que han introducido nuevos conceptos o formas de trabajar están tan extendidos que sonaría extraño y fuera de lugar si se intentara encontrar una traducción al español. Así que, antes de hacer juicios de valor sobre el léxico elegido, sugiero que aceptemos la naturaleza dinámica de la lengua, que se adapta a las necesidades de sus hablantes», indica Johnson.
Luego ya veremos si esas palabritas han venido para quedarse o son flor de un día. Si bien es cierto que la lengua hablada las acoge con bastante rapidez, para que pasen a un diccionario mínimamente serio el plazo de uso en activo de un vocablo es de unos 25 años. ¿Algunos chocantes que ya recoge la RAE? Cederrón (de CD-ROM), Clic, clicar, cliquear y cliqueo (del inglés 'click', que es la acción de señalar con el ratón del ordenador) o friqui o friki (del inglés 'freaky', para designar a los raritos).
Dímelo en 'jargon'...
Los quince más usados 'Chat', 'feedback', 'team', 'full-time', 'CEO', 'senior', 'junior', 'call', 'newsletter', 'staff', 'training', 'checklist', 'follower', 'networking' y 'trending'. Más del 40% conocen estas palabras y sólo el 3% afirma no haber escuchado ninguna de ellas en su entorno laboral.
Los que sólo conoce unos pocos... 'Pitch', 'pipeline', 'pivotable' son algunas de las palabras que todavía no han calado en las oficinas españolas pero que en muchos países ya son de uso común.
Cada sector, los suyos Cada departamento tiene su propio lenguaje y su nivel de globalización es un factor clave para la penetración de los anglicismos, según el estudio de Preply. Marketing e IT encabezan el podio con 16 anglicismos al día, seguidos por publicidad y producción (12) y ventas (11).
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