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HIGINIA GARAY
Horror, me han metido en otro grupo de Whatsapp. Así se gestionan para 'sobrevivir'

Horror, me han metido en otro grupo de Whatsapp. Así se gestionan para 'sobrevivir'

Para cumples, quedadas, los del trabajo, los de amigos, familiares, los del cole... ¿nos da la vida para tanto? Al menos, cumplamos ciertos protocolos...

Jueves, 3 de octubre 2024, 19:32

En un mundo de gente razonable no harían falta los protocolos para el día a día del común de los mortales (que nuestra existencia no es la de los Windsor ni la de la alta jerarquía vaticana).Pero, claro, no estamos en un mundo ni siquiera medio razonable. Por eso las nuevas esferas de relación que van surgiendo, como los grupos de WhatsApp, se han convertido en un auténtico guirigay donde todo vale y muchas veces no sabemos cómo actuar para no parecer desconsiderados (otros ni siquiera se plantean este problema y se lanzan a serlo alegremente). Pues bien, este reportaje no es para estos últimos: está pensado para quienes quieren seguir siendo correctos y amables en estos foros, unos de los más complicados y hostiles de la creación. Para empezar, porque a menudo acabamos en ellos más por obligación que por gusto. ¡Quién no ha resoplado al ver que ha sido añadido a uno más!

«Aunque hemos ganado mucho con el WhatsApp, porque su inmediatez es muy útil y nos facilita muchas veces la vida, también es cierto que su uso incorrecto nos pasa factura y lleva a mucha gente a sobrepasar los límites constantemente», indica PilarBerzosa, psicóloga clínica y profesora del Grado en Psicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Según explica, incluso la gente relativamente educada mete la pata en estos grupos, «porque en ellos nos quitamos el filtro de la cara del otro». «Por ejemplo, nosotros no vamos a llamar la atención de nadie a las siete de la mañana para contarle cualquier tontería, porque su cara a esas horas... pues ya nos dice que no está para eso. Y lo que pasa con los grupos es que lo hacemos, nos extralimitamos constantemente con las horas y con los temas que tratamos porque, simplemente, no tenemos delante a los destinatarios», argumenta. Por eso la psicóloga da tres consejos muy básicos para sobrevivir a los endemoniados grupos de WhatsApp y, además, no verse envuelto en esos ciscos tan habituales en ellos.El primero es «no confundir rapidez con impulsividad». Es decir, siempre hay que controlar qué se dice y ante quiénes.El segundo consejo es tener los grupos silenciados, «ya que, si estamos todo el día oyendo sus pitiditos, eso nos va a producir un gran estrés». «No hay nada peor que interrumpir cada poco lo que estamos haciendo para mirar el WhatsApp.No se puede ser operativo así», sentencia Berzosa. Y, ojo, que igual nos consideramos víctimas pero somos 'verdugos'.Es decir, nunca debemos bombardear los grupos con nuestros mensajes, lo mismo que no echaríamos un montón de sermones a la gente de nuestro entorno físico. ¿Y el tercer consejo de Berzosa? El de 'menos es más': usar los grupos solo para lo necesario y ciñéndonos al motivo para el que fue creado cada uno. Y limitar su número de participantes, «que no superen las seis personas, a poder ser». «A partir de ese número se monta un buen lío... y no solo en grupos de WhatsApp, también en persona», añade. Más allá de los seis integrantes, la gestión se vuelve complicada y la capacidad de comunicación se diluye o, directamente, se pierde.

Para poner orden y unas normas –sobre todo, cuando se acaba de crear el grupo, porque luego ya la cosa se desmadra y es difícil de reconducir– la psicóloga aconseja que haya dos administradores con el mismo estatus que se repartan la tarea de marcar unas reglas sencillas y recordarlas cuando sea preciso. Además, la experta ofrece unos consejos para 'sobrevivir' en estos foros... o abandonarlos sin ser borde:

-Evita discusiones: «No se debe discutir nunca en un grupo de WhatsApp, porque «la interpretación subjetiva es la que va a prevalecer, estamos metidos en nosotros mismos y esto interfiere en la resolución de cualquier conflicto», afirma Berzosa. Estos grupos son para tratar «cosas neutrales o positivas».

-Frenar un mal rollo: «Eso es mejor que lo hagan los administradores», apunta la psicóloga. Y se hace recordando las normas fundacionales del grupo. Los bienintencionados que tratan de sembrar la paz a menudo acaban quemados.

-Te agregan a un evento al que no quieres ir: Cumples de críos, planes... ¿Qué hacer? Lo mejor, realizar una llamada al adminitrador del grupo y explicar educadamente que te vas a salir de él. ¿Una buena razón? 'Estoy ya en demasiados grupos y me es imposible atenderlos a todos. Espero que lo entendáis...'.

-Audios: En lo que cada vez hay más unanimidad es en que los audios son delicados: de mal gusto a no ser que nos los soliciten o que sepamos que al receptor no le molestan. Básicamente se saltan a la torera la ley principal de las buenas maneras: pensar en el otro. Pueden ser cómodos para el que los manda, pero para el receptor pueden suponer una faena por varios motivos: a veces son largos y requieren invertir más minutos de atención de los deseados y, encima, sin posibilidad de cortar ni interactuar. En los grupos de WhatsApp siempre hay gente con más tiempo libre que cuelga audio tras audio... que tú no puedes oír en el trabajo, por ejemplo. Y, si no lo haces, te pierdes información.

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