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Felip Ariza
Los otros usos del bótox: cómo usarlo contra migrañas, exceso de sudor o incontinencia urinaria

Los otros usos del bótox: cómo usarlo contra migrañas, exceso de sudor o incontinencia urinaria

Las utilidades de la toxina botulínica van más allá de los tratamientos estéticos para reducir las líneas de expresión de la cara

Viernes, 12 de enero 2024, 00:03

El famoso bótox es, en realidad, uno de los nombres comerciales de la toxina botulínica, una sustancia de origen vegetal que se emplea a diario en medicina estética para reducir las líneas de expresión del tercio superior del rostro. De hecho, se trata de uno ... de los tratamientos cosméticos más demandados en todo el mundo y también en nuestro país, con casi 300.000 pacientes intervenidos al año. Basta una inyección de este producto en el músculo por debajo de la piel para que las arrugas de la frente, el entrecejo o las patas de gallo se suavizen durante una temporada, normalmente entre cuatro y seis meses.

«El mecanismo es muy sencillo y se basa en la capacidad de la toxina botulínica para bloquear la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor esencial para la contracción muscular. Lo que hace el bótox es relajar temporalmente el músculo, que pierde su capacidad de producir contracciones voluntarias o espamos. En el caso de la medicina estética, por ejemplo, este efecto paralizante se utiliza sobre todo para reducir las líneas de expresión de la cara», explica Sandra Jurado, científica del Instituto de Neurociencias de Alicante.

Este es su uso más conocido, pero las propiedades de la toxina botulínica van mucho más allá de alisar las arrugas del rostro. Los tratamientos con bótox se usan en más de una veintena de especialidades médicas, que incluyen desde la oftalmología hasta la neurología, la cirugía maxilofacial o incluso la urología. Estas son algunas de las utilidades menos populares de esta sustanci, que acaba de cumplir dos décadas desde su aparición.

Maxilofacial

Bruxismo, sonrisa gingival y asimetrías faciales

Los especialistas en Cirugía Maxilofacial recurren a esta sustancia para tratar el bruxismo, un trastorno relativamente frecuente que se produce cuando una persona rechina o aprieta los dientes en exceso y que suele estar relacionado con cuadros de estrés y ansiedad. «Esta fuerza constante genera una sobrecarga y un esfuerzo extra en los músculos de la masticación (temporales, maseteros y pterigoideos) que se traduce en dolores de cabeza, en la zona de la madíbula e incluso de los oídos. Esta enfermedad puede llegar a causar un ensanchamiento de la cara», señala la doctora Victoria Prats, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética. En este caso, las infiltraciones de bótox consiguen relajar toda la musculatura de la zona, de manera que el dolor desaparece o se reduce.

Otra de las utilidades de esta sustancia tan famosa es para corregir la llamada sonrisa gingival, una deformidad que se caracteriza por enseñar en exceso la encía superior al sonreir. El objetivo de este tratamiento es corregir esa elevación del labio superior para que la sonrisa resulte más estética. «También se puede recurrir al bótox en casos de parálisis o asimetrías faciales que no puedan someterse a una cirugía», explica la especialista.

Neurología

Combate las migrañas y la cefalea

La toxina botulínica, producida por la bacteria Clostridium botulinum, se receta desde hace un tiempo para el alivio de los síntomas en pacientes con cefaleas severas o migraña crónica (sufren dolores de cabeza un mínimo de 15 días al mes) que no responden bien o son intolerantes a la medicación. El bótox funciona de la misma manera que en el resto de enfermedades producidas por un exceso de actividad nerviosa. En este caso, las infiltraciones de los fármacos que contienen la toxina botulínica tipo A se inyectan en más de una treintena de puntos pericraneales y logran bloquear las señales de dolor enviadas al cerebro. El efecto suele durar unos tres meses aproximadamente.

Urología

Terapia para tratar la incontinencia urinaria

Es uno de los tratamientos más novedosos y se usa como terapia para controlar la incontinencia urinaria en casos muy concretos. La toxina, que se aplica cada seis meses o una vez al año dependiendo de las necesidades del paciente, se inyecta en la pared de la vegija para frenar la hiperactividad del músculo. El objetivo es evitar que se contraiga con tanta frecuencia para frenar así los escapes de orina. Según los estudios realizados en más de mil pacientes con vejiga hiperactiva idiopática, a las doce semanas del tratamiento con toxina botulínica tipo A, la cuarta parte de los participantes dejó de tener escapes de orina y en la mitad de los casos se redujeron en un 75%.

Oftalmología

Corrige tics oculares y estrabismo

En determinados tipos de estrabismo se puede recurrir a esta sustancia para alinear la mirada, mientras que en otros la solución más eficaz es la quirúrgica. Los oftalmólogos también usan el bótox para corregir tics oculares.

Dermatología

Termina con la hiperhidrosis axilar y de las manos

El exceso de sudoración afecta a una de cada diez personas y puede llegar a ser muy limitante. «El bótox funciona muy bien para la hiperhidrosis localizada en la zona de las axilas. También se puede usar en las palmas de las manos pero los pinchazos son muy dolorosos, por lo que es necesario dormirlas», explica el dermatólogo Javier del Boz.

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