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Liso, rizado, quebradizo, largo, graso, rubio, moreno, canoso... El pelo es una de nuestras señas de identidad, pero ¿realmente es tan importante o acaso somos demasiado superficiales? «La realidad es que no. El pelo enmarca nuestra cara y define las facciones. Podríamos decir que el cabello es casi tan importante como nuestra nariz, pero con un detalle muy importante que lo diferencia. Si bien la nariz con la que nacemos suele ser la que llevaremos toda la vida (a menos que la cambiemos mediante complejas cirugías), el pelo podemos modificarlo fácilmente a nuestro antojo.
El cabello es la base de muchas alegrías y algunos agobios. Su importancia es evidente, pero hay otra verdad aún más evidente: es un gran desconocido. Muchas veces su salud se resiente porque no sabemos qué necesita, nos dejamos llevar por el champú de moda... Y es difícil saber si lo estamos cuidando o estropeando», reconoce la dermatóloga Claudia Bernárdez, autora del libro 'La biblia del cuidado del cabello' (Ed. Zenith).
Precisamente para desmontar todos los mitos (y algunas verdades) en en torno al pelo, cuatro expertos responden a las dudas más frecuentes.
Dermatólogo de la Unidad de Tricología del Grupo Pedro Jaén.
Dermatóloga especialista en tricología y transplante capilar en el Grupo Pedro Jaén y en el hospital Ramón y Cajal.
Dermatóloga en el Hospital Fundación Jiménez Díaz y una de las divulgadoras científicas más conocidas en el ámbito de la dermatología.
Dermatóloga, especialista en tricología en la Clínica AB Derma y autora del libro 'La biblia del cuidado del cabello'.
«Es uno de tantos mitos que existen en torno al cabello. Como que si te lo lavas todos los días se cae más o que si te lo rapas nace más fuerte», aclara la doctora Hermosa. El crecimiento del pelo no se produce en la punta sino en la raíz, que es la que determina lo que crece el cabello al multiplicarse sus células. «Es decir, nos va a crecer igual de rápido si nos lo acabamos de cortar que si no nos lo cortamos nunca.
Lo que pasa es que el pelo se afina en la punta y si la cortamos nos da la falsa sensación de tenerlo más grueso, pero nada más. Al crecer vuelve a estrecharse», añade el tricólogo David Saceda. De hecho, hay muchas personas que se rapan porque creen que así el cabello les nace más fuerte. «Lo que ocurre es que les nace en punta y parece más fuerte. Pasa lo mismo que con la barba», precisan.
El pelo crece entre 12 y 15 centímetros al año, pero lo hace a diferentes ritmos en función de las zonas del cuero cabelludo. En los laterales de la cabeza va un poquito más despacio que en la coronilla.
Que nos lo cortemos obedece a «una cuestión meramente cosmética». Ni nos va a crecer más rápido ni más grueso. «Ahora bien, es verdad que si nunca metemos la tijera y encima lo agredimos con secadores, planchas y productos muy fuertes, la cutícula del pelo –la capa exterior– va a perder brillo y se puede fracturar con mayor facilidad. Si por raparlo creciese más rápido y fuerte ya tendríamos la solución para la alopecia», bromean los dermatólogos.
Es un mito. «Desde el punto de vista de la velocidad de crecimiento, tampoco importa demasiado la época del año en la que vayas a la peluquería, porque el pelo siempre crece a una longitud constante de aproximadamente un centímetro al mes ya sea marzo, junio o diciembre. El color o el tipo de cabello tampoco afecta. «Todos se desarrollan a la misma velocidad, lo que ocurre es que el rizado siempre parece que va más lento porque se ensortija», explican los expertos.
El único factor que de verdad puede ralentizar su crecimiento es la edad. «A medida que nos hacemos mayores el metabolismo de las células de la raíz del pelo se enlentece, por eso es habitual que las personas de más edad puedan teñirse cada dos o incluso cada tres meses», precisa la doctora Hermosa.
En personas con alopecia, un pelo de un color similar al cuero cabelludo disimula mejor su falta.
Hay variables como la genética o nuestro estado de salud general que evidentemente influyen en el crecimiento del cabello, pero por lo general su velocidad de desarrollo siempre es la misma, entre 12 y 15 centímetros al año.
«Pues no. Ocurre lo mismo que con los adultos. Parece más fuerte porque se corta de raíz y el tallo es más ancho que la punta».
Es otro mito. «El pelo hay que lavarlo cuando está sucio. Punto. Si practicas deporte a diario y te suda la cabeza tendrás que lavarlo todos los días y no pasa nada. No se va a caer más por eso», aclaran los dermatólogos. Cada día perdemos entre 50 y 100 cabellos al margen de que pasemos por la ducha o no. ¿Qué ocurre, entonces ? Que si nos lavamos el pelo una vez a la semana la cantidad de cabello que vamos a encontrar en el cepillo y en el sumidero es mucho más abundante que si lo hacemos a diario, pero no porque se caiga más al lavarlo sino porque arrastramos el que ya se ha ido desprendiendo en los días anteriores.
Todos los pelos de nuestra cabeza tienen su propio ciclo vital. Pasan por una fase de crecimiento que viene determinada genéticamente –anagen–, después pasa a otra de reposo y, por último, se desprende. «Cada cabello está en un momento de su ciclo vital y por eso aunque todos los días se nos caiga pelo no nos quedamos calvos», señala Hermosa.
Si tiras de un pelo y duele al arrancarlo es que se encontraba en fase de crecimiento
Cuenta la doctora Ana Molina a modo de anécdota que durante el confinamiento se multiplicaron las consultas relacionadas con la caída de pelo, sobre todo en mujeres. ¿Era por el virus? «Pues, no. Básicamente se debía a que la gente se estaba lavando y peinando mucho menos el pelo y, para colmo, nos pasábamos el día con un moño o una coleta en lo alto de la cabeza.
Al no lavarnos y peinarnos con tanta asiduidad, es normal que cuando por fin lo hagamos notemos mucha más caída. En lugar de cien, a lo mejor nos encontramos con más de 300 pelos acumulados. Pero no es que se nos caiga más sino que estaban ahí esperando a que nos metiésemos en la ducha».
Tampoco es cierto. Se trata de otro mito. «La glándula de grasa no responde a cómo de limpio esté el cuero cabelludo, ya que no tiene ningún receptor por fuera. Por el contrario, sí responde a instrucciones internas como el estrés o las hormonas», explica la doctora Bernárdez.
Esto sí es cierto. Hay un tipo de caída que es estacional y suele coincidir con el otoño. Los expertos creen que es porque como en verano nos da mucho más la luz del sol, el pelo detiene su crecimiento. Y como el cabello se empieza a desprender un par de meses después de haber dejado de crecer puede ser que por ese motivo notemos «un poquito más de caída» en los meses de octubre y noviembre. «También es habitual que se pierda cabello después de haber presentado una fiebre muy alta. Lo mismo ocurre después de un parto», explican.
Las canas no son blancas, son transparentes. Una cana es simplemente un pelo que ha perdido el color. No es que coja un tono blanco sino que va perdiendo el suyo propio, ya sea castaño, moreno o rubio.
¿Cuántas veces lo hemos oído? Pues es mentira. «El que te arranques una cana no influye para nada en que te salgan más. Te saldrían igual, porque es una consecuencia del paso del tiempo», explica el tricólogo David Saceda. ¿Son más gruesas que el resto del cabello? Eso sí es verdad. «Con el envejecimiento están un poco más hinchadas que el resto del pelo e incluso parece como que destacan. Eso se debe a que se encrespan con más facilidad».
Pues es verdad. Se ha descubierto científicamente que sí, que el estrés influye en la aparición de las canas. «De hecho, es muy típico que a raíz de un divorcio o la muerte de un familiar veas lo rápido que le han salido canas a esa persona en cuestión de dos o tres años. A Barack Obama le hicieron un seguimiento de cómo evolucionó el color de su pelo desde que asumió la presidencia hasta que finalizó su segundo mandato y la diferencia es muy notable. Hasta ahora no se sabía científicamente si esas canas aparecían solo porque había pasado el tiempo o por el estrés, pero ya no hay duda», concluye Saceda.
Cierto. El pelo se cae por muchas razones. Genéticas, falta de hierro, embarazos, enfermedades... Pero también por la manera en la que nos peinamos, especialmente en el caso de las mujeres. Llevar coletas, trenzas de raíz o moños muy tirantes a diario puede causar un tipo de alopecia llamada traccional «por la tensión continua que sufre la raíz del cabello en la zona de las sienes.
Es verdad que hay personas que tienen una raíz tan debilitada que se les cae el pelo con una simple coleta, pero no es lo habitual. Este tipo de alopecia es acumulativa. Es decir, se trata de peinados repetidos a lo largo del tiempo. No pasa nada por llevar un moño muy tirante a una boda, por ejemplo. El problema viene cuando te haces todos los días una trenza de raíz o una coleta alta», alertan.
«Sí y mucho. Por ejemplo, una dieta alta en glucosa es mala para el crecimiento capilar. En cualquier caso es importante recalcar que no existe ningún súperalimento que haga crecer el pelo de forma aislada. Lo que realmente quiere nuestro pelo es que llevemos una dieta rica y variada», aconseja la tricóloga Claudia Bernárdez.
Mito. «Como el agua caliente es deslipizante, es decir, quita la grasa del cabello, sí que podemos notar el pelo más brillante si lo lavamos con agua fría, pero eso no significa que influya en su crecimiento», precisa la doctora Molina.
Si se te electrifica mucho el pelo puedes pasarte un papel de aluminio de los de toda la vida para solucionarlo.
Pues aunque pueda parecer verdad, es un mito y ocurre justamente lo contrario. «La humedad disminuye la energía electrostática, así que el pelo se electriza menos en la playa, pero aumenta su encrespamiento». Así que, no. No se electrifica más, sino menos.
Pues no. Se trata de otro mito. «Lo que ocurre es que puede causar una mayor sensibilidad capilar del cuero cabelludo por la inflamación e irritación que produce la humedad continuada, enredos, nudos y dolores de cabeza».
«No es así –aclara la dermatóloga Ana Molina–, lo que ocurre es que la piel va retrocediendo por efecto de la descomposición, de manera que puede dar la falsa sensación de que el pelo y las uñas han crecido».
Cuenta la dermatóloga Ana Molina con mucha gracia que «el mundo se divide entre los que tienen el pelo liso y lo quieren rizado y los que lo tienen rizado y lo quieren liso». Pero, ¿por qué sale de una forma u otra? Pues básicamente por tres motivos: genéticos, la forma y la orientación del canal por el que crece el pelo y la queratina.
«La forma del pelo se hereda junto con el resto de los genes del cabello. Cada tipo de pelo tiene una estructura química, una forma y una dirección de salida que le confieren su aspecto final. Los pelos lisos son estructuralmente redondos, salen del cuero cabelludo con la raíz en perpendicular a la piel y su estructura química es muy ordenada, mientras que los rizados tienen una fibra capilar elíptica, que sale del cuero cabelludo haciendo un giro. Lo más llamativo es que sus enlaces van en diagonal y están mucho menos organizados», explica la tricóloga Claudia Bernárdez.
El color de pelo modifica el aspecto de nuestras facciones. Un cabello más claro nos da un aspecto más suave y dulce que uno oscuro
«El cabello tiene un color característico en cada persona, que depende de la melanina, la misma sustancia que da color a la piel. Existen dos tipos: la feomelanina que da los tonos rojizos y la eumelanina, responsable de los tonos morenos y rubios. Y según la cantidad, su distribución y el tamaño de los gránulos se generan infinitas gamas de colores. Una curiosidad: el tono que tenías en la infancia te da una señal sobre qué tono tendría tu pelo en caso de decoloración», añade la experta.
«Mucha gente se peina con el pelo mojado porque le resulta más fácil. Sin embargo, es cuando el cabello es más frágil porque está hinchado y se quiebra muy fácilmente. Lo ideal es dejar que se seque al aire o hacerlo con un secador no muy caliente y a cierta distancia. Y si se tiene el cabello largo se debe empezar a peinar por las puntas e ir subiendo», aclara la doctora Hermosa.
Otro consejo: «peina el pelo en seco antes de entrar en la ducha. Así facilitará la aplicación del champú y disminuirás las fracturas al cepillar el pelo al salir de la ducha. Lo mejor es empezar a lavar el cuero cabelludo con agua templada y luego pasar a una temperatura más fresca para finalizar», añade Bernárdez.
1 ¿Tienes picor de forma continua en el cuero cabelludo?
2 ¿Se te caen más de 150 pelos al día desde hace más de tres meses?
3 ¿Te ha quedado una zona, aunque sea pequeña, sin pelo?
4 ¿Te notas menos densidad en toda la cabeza?
5 ¿Te has empezado a ver el cuero cabelludo?
6 ¿La zona de crecimiento del pelo ha cambiado?
7 ¿Tienes granos, costras o heridas en el cuero cabelludo?
Sí has respondido afirmativamente a alguna de las anteriores preguntas, tal vez deberías acudir a un especialista.
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