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La peor idea del verano: tirarse de cabeza

La peor idea del verano: tirarse de cabeza

Cada año, unos 20 bañistas sufren lesiones medulares graves, acaban tetrapléjicos, por zambullidas nada pensadas en el mar, el río o la piscina

Viernes, 26 de julio 2024, 00:16

Tirarse de cabeza, en la piscina o el mar, es una de las peores ideas que puede tenerse. Las zambullidas se cobran cada año en España la vida de una veintena de personas. No es que se la lleven, pero la condicionan para siempre de tal modo, que puede ser incluso peor. Aunque veinte parezca un número menor, no lo es. Hace referencia a la cantidad aproximada de bañistas que cada año acaban con una tetraplejia como consecuencia de su mala cabeza. Todo el mundo cree saber hacerlo y cuanto más joven se es, mayor es el convencimiento sobre una habilidad que, por lo general, no se tiene. Los expertos lo advierten de manera tajante. «No merece la pena», subraya la presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), Helena Bascuñana.

En el calendario de los profesionales sanitarios que atienden a lesionados medulares, el verano de este año viene marcado en rojo. No es por el calor, que volverá a marcar récords de temperatura, sino por los Juegos Olímpicos. La Olimpiada, se quiera o no, invita a muchos chavales a imitar a sus ídolos y a muchos mayores a ser más inconscientes que sus propios hijos menores. Unos y otros olvidan, según recuerda Bascuñana, que los lanzamientos a la piscina que van a verse desde París en todo el mundo a partir de mañana sábado son el producto de horas y horas de entrenamiento bajo la supervisión de un especialista.

Los nadadores olímpicos pueden zambullirse como porque «se protegen muy bien el cuello y la cabeza, saben que hay que entrar el agua con las manos pegadas y en una posición concreta, nunca bajan los brazos y, además, se arrojan en aguas muy profundas, que son las de las piscinas de competición». Nada que ver con la realidad. Lo normal es que se desconozca la técnica y que, además, tampoco se disponga del lugar adecuado para zambullirse.

Todo lo que hay en el fondo

Lo ideal es que el vaso de agua al que uno se arroje disponga de una profundidad mínima de metro y medio. Pero que la tenga no significa que esté disponible para jugarse el bolo. En el mar la corriente ha podido traer cualquier residuo que reduzca la profundidad disponible. Las aguas sucias de un río pueden estarlo porque alguien arrojó cualquier porquería al pozo donde nos bañamos todos los años.

En todas partes existe el riesgo de partirse la crisma. En una piscina uno bien puede encontrarse con alguien que practica submarinismo de forma indebida –porque en las piscinas no se debe, pero hay quien lo hace– o un niño sumergido que juega a contener la respiración bajo el agua. Total, dos heridos. «Antes de arrojarse, aunque sea estirado, lo más vertical posible, hay que comprobar que el fondo está libre de todo obstáculo», recuerda la especialista.

Uno de cada diez tetrapléjicos lo son por zambullidas; las víctimas son hombres de 15 a 44 años que cuentan que estaban jugando

«No hace falta ser un experto para tener sentido común», recuerdan los expertos, que piden que se deje este tipo de prácticas para los deportistas de élite

Hasta los preparadores físicos aconsejan a los usuarios que, bajo ningún concepto, se echen de cabeza al agua. Lo que van a ver en televisión en los próximos días es una técnica muy depurada, que exige entrenamiento continuado. Hay que saber mantenerse en equilibrio, y conocer bien la técnica para impulsarse, volar sobre el agua y entrar y salir de ella de una manera muy concreta. «No hace falta ser un experto para tener sentido común», advierte.

La misma historia

La forma adecuada de bañarse en la playa pasa por meterse en el agua poco a poco, sabiéndose dónde se pisa, controlando en todo momento las corrientes marinas y, sobre todo, atendiendo a las indicaciones de los socorristas. A la piscina debe entrarse por las escaleras, sentado o, en todo caso, lanzándose de pie o a lo bomba. «No hay por qué jugársela», destaca la especialista de la SERMEF, que todos los veranos pone en marcha una campaña de prevención, junto a la federación de asociaciones y lesionados medulares y grandes discapacitados (ASPAYM), Cruz Roja y la federación de Salvamento y Socorrismo.

La de este año lleva por lema 'Con cabeza, sí; de cabeza no' y trata de llamar la atención sobre una realidad que el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo conoce bien. Uno de cada diez lesionados medulares se debe a una desgraciada zambullida. Suelen ser generalmente hombres, con edades comprendidas entre los 15 y 44 años. De media, 32. La historia que cuentan es siempre la misma. Era verano, estaban jugando y se tiraron de cabeza. Se rompieron las cervicales. Tetrapléjicos para siempre.

Procure evitarlo

  • Profundidad. Sepa dónde se tira Nunca se zambulla en aguas cuya profundidad desconoce. Asegurese de que haya, al menos, metro y medio de agua antes de arrojarse.

  • Cautela. Entrada al agua La primera vez que se meta en el agua hágalo andando. Evalúe la profundidad y detecte la posible presencia de objetos sumergidos.

  • Supervisión adecuada Niños y adolescentes deben permanecer supervisados por un adulto de manera permanente.

  • Alcohol, mejor evitarlo Reduce la capacidad de juicio y aumenta el riesgo de tomar decisiones peligrosas.

  • Señalización y educación Asegurese de que la señalización sobre área de zambullidas, alturas y riesgos es bien clara.

Y en caso de accidente

  • No mueva al lesionado Una movilización incorrecta puede agravar la lesión. Mantega a la persona quieta, en la posición en que fue encontrada.

  • Llame a Emergencias (112) Solicite ayuda de inmediato. El tiempo siempre es oro.

  • Mantenga la calma Asegure al lesionado hasta la llegada de la asistencia profesional.

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