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Los pediatras atienden al 15% de la población española, que se corresponde con los más de siete millones de niños menores de 15 años que residen actualmente en nuestro país. Y no solo lo hacen cuando se ponen enfermos. También acompañan, aconsejan, valoran, hacen seguimiento... ... En definitiva, cuidan de la salud y del bienestar de los niños desde su nacimiento hasta la adolescencia, por lo que su trabajo en la promoción de hábitos saludables en este grupo de edad «es una de las claves para prevenir las 'pandemias' que ya afectan a las nuevas generaciones, entre las que destacan la obesidad, los trastornos del sueño, el sedentarismo o el uso abusivo de los dispositivos electrónicos», resumen en la Asociación Española de Pediatría (AEP). Estas son algunas de las recomendaciones, «siempre basadas en la evidencia científica», elaboradas por el comité de Promoción de la Salud de la AEP para «mejorar la calidad de vida de los más pequeños a corto, medio y largo plazo».
Los pediatras insisten en que la obesidad es «la enfermedad crónica más frecuente en la infancia y la adolescencia, puesto que uno de cada tres niños españoles presenta sobrepeso». De ahí la importancia de mantener una alimentación saludable desde muy pequeños. «La recomendación general es que la mitad del plato de la comida o de la cena sea verdura, mientras que la mayor parte de la merienda o el almuerzo sea siempre fruta. Y fruta no son zumos», advierte el doctor Julio Álvarez Pitti, coordinador del comité de Promoción de la Salud. El pediatra aconseja completar los menús con cereales, «siempre integrales», y recuerda que la patata no se puede considerar una verdura desde el punto de vista nutricional sino que se trata de hidratos de carbono.
En cuanto al aporte de proteínas, el doctor Álvarez considera que tres platos con carne a la semana son más que suficientes, a lo que habría que sumar otros tres de pescado y otros tantos como mínimo de legumbres. Las semillas y frutos secos también son otra buena fuente de este nutriente. ¿La bebida? «Siempre, siempre agua».
El especialista borraría de todos los menús infantiles las chucherías, pero también todo tipo de embutidos «porque no son saludables». Ahora bien, es consciente de que «vivimos en la realidad que vivimos y no siempre es fácil hacer lo correcto porque los supermercados están repletos de este tipo de productos. No se trata de ser perfectos, pero nos tenemos que concienciar de que nuestro deber como padres es alimentar a los niños de la mejor manera posible. Y tenemos que dar ejemplo. No sirve de nada exigirles que coman sano si los adultos que les rodean no lo hacen. Para que un crío aprenda y se adapte a un nuevo sabor o textura hace falta que repita esa ingesta entre diez o quince veces por lo menos», desvela
Además de la alimentación, otra de las causas que están detrás del incremento de la obesidad infantil es el sedentarismo, «al que también contribuye el uso inadecuado de los dispositivos digitales», argumentan en la AEP. De hecho, solo cuatro de cada diez niños y adolescentes españoles cumplen con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no pasar más de dos horas al día delante de una pantalla.
El ejercicio es fundamental no solo para el desarrollo físico de los niños sino también para el intelectual. «Los bebés no pueden estar todo el día en una hamaca sin moverse. Y en cuanto empiezan a andar, lo mejor es dejar la sillita a un lado y que caminen. A partir de los cinco años ya deberían hacer al menos una hora de ejercicio de cierta intensidad al día. En su caso, con jugar en la calle (parque, saltos, escondite, balón...) y andar rápido suele ser suficiente. Los pediatras también aconsejan ahora que los críos hagan ejercicios de fuerza, un tipo de actividad que no siempre se vio con buenos ojos. «No se trata de que levanten mancuernas de mucho peso, pero es muy importante que tonifiquen el cuerpo», aclara el doctor Álvarez.
Otra de las preocupaciones de las familias son los problemas relacionados con el sueño o, más bien, con la falta de él. Un quebradero de cabeza que no llama la atención a los pediatras puesto que dos de cada diez niños atendidos en consulta tienen problemas para dormir. «El sueño juega un papel fundamental en el desarrollo saludable de los menores y el hecho de no descansar bien o no hacerlo lo suficiente conduce a una disminución de la atención y del rendimiento académico, entre otros trastornos», alerta el doctor Gonzalo Pin, coordinador del Grupo de Sueño de la AEP.
Y uno de los motivos por los que los menores, sobre todo los adolescentes, duermen poco es el mal uso de las pantallas. «No debemos demonizarlas porque tienen importantes beneficios como la mejora de la comunicación, acceso a información de calidad, entretenimiento, aprendizaje... pero es importante aprender a utilizarlas bien. Móviles y tabletas en carritos de bebés, fuera. Dispositivos en el dormitorio de los adolescentes –y en de sus padres–, tampoco», coinciden los pediatras.
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