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Con la subida de las temperaturas llegan también las molestas picaduras de insectos. Mosquitos, pulgas, tábanos, garrapatas, avispas o arañas pueden causarnos dolorosas heridas, ronchones, picores o incluso desencadenar una reacción alérgica que puede acabar con nuestra vida, como es el caso de las avispas. Evitar los ataques no es sencillo, pero saber qué bicho nos ha picado nos ayuda (y mucho) a ponerle remedio. Estas son las principales picaduras que podemos sufrir durante los próximos meses.
Los mosquitos nos pican en verano porque el calor favorece su actividad. Los ejemplares hembra necesitan la sangre para formar huevos y absorben sangre de los pequeños vasitos sanguíneos de nuestra piel. Su saliva entra en contacto con el cuerpo, que, para defenderse, produce histamina y esa sustancia es la que causa la rojez y el picor. Los ronchones o habones y el fuerte prurito aparecen dos horas después de la picadura, duran uno o dos días y lo habitual es que sean las únicas y leves secuelas. Basta con lavarse la zona con agua y jabón y evitar rascarse para no causar una infección. Uno de los mayores riesgos es la posibilidad de que nos transmitan enfermedades.
A diferencia de los mosquitos, los tábanos no pican, muerden, por eso causan más dolor y una sensación de ardor aguda e inflamación. Se sienten atraídos por estímulos visuales como el movimiento y los colores de la ropa. En este caso, los tábanos 'atacan' los colores oscuros, mientras que los mosquitos prefieren tonos más vivos. Un remedio eficaz para tratar la mordedura es lavar la zona afectada con agua y aplicar amoniaco.
Pican para defenderse y no para alimentarse. La avispa puede clavar su aguijón liso varias veces, mientras que el de la abeja es como una pequeña 'sierra' y se fija en la piel. Al inyectar el aguijón, liberan un veneno que causa dolor e inflamación. Siempre que puedas, retíralo. Ojo si la reacción a la picadura se extiende por todo el cuerpo porque estaríamos hablando de una reacción alérgica grave. Busca ayuda inmediata.
La picadura de garrapata causa una lesión muy característica en forma de diana. Estos bichitos se deben retirar preferiblemente con una pinza, «siempre tirando hacia arriba, aunque lo ideal es acudir a un centro sanitario para que nos la quite un médico. Si la retiras en casa o en el campo, es interesante que la guardes y la lleves a un ambulatorio para que la identifiquen». Esta picadura puede transmitir la enfermedad de Lyme.
Las pulgas se activan en los meses cálidos, así que que empieza la temporada alta. Un truco para reconocer sus picaduras es que son pequeñitas y aparecen de tres en tres. Las pulgas, que se alimentan de excrementos de otros insectos, de polvo y del pelo y la piel descamada de las mascotas, suelen ocultarse en alfombras, sofás, colchones... Lo más eficaz para acabar con ellas es pasar la aspiradora y rociar después con un insecticida.
La mayoría de las picaduras de araña no atraviesan la piel por completo, por lo que las reacciones que suelen causar son leves. El aspecto y los síntomas son similares a los de otras picaduras de insectos (protuberancia roja, inflamada, a veces con comezón o dolorosa en la piel...) y a veces pueden pasar desapercibidas. Lo mejor es lavar la zona afectada con agua y jabón y después aplicar un paño con agua fría o con hielo.
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