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Óscar Beltrán de Otálora
Miércoles, 7 de febrero 2024, 00:11
El 26 de enero de 2007, un deportista holandés acabó una media maratón en dos horas. El dato sería banal si no fuera porque lo hizo en Oulu, Finlandia, sobre una pista de hielo y totalmente descalzo. Ese mismo año estuvo cerca de hacer cumbre ... en el Everest, vestido solo con unas zapatillas y un pantalón corto de deporte. Se retiró a 7.200 metros por una lesión en el pie. En 2000, este mismo deportista había batido el récord de natación bajo hielo, al recorrer 57,5 metros. Un día antes, durante los ensayos, estuvo a punto de sufrir un serio percance cuando el frío le congeló las córneas y se quedó ciego bajo los bloques de hielo.
Este deportista extremo, nacido en Holanda en 1959, se llama Wim Hoff y con sus experiencias al límite ha creado un método de entrenamiento –o de desafío personal– que miles de aficionados al deporte han introducido en sus rutinas. Además, un buen puñado de famosos lo practican de forma habitual y se han convertido en la mejor imagen de marca del sistema. El hercúleo Liam Hemsworth –que interpreta a 'Thor' en el cine–, Orlando Bloom, David Beckham, Lady Gaga o Elle MacPherson forman parte de la lista de personajes públicos que se han apuntado a esta práctica al límite.
Según Jorge López García, del centro de entrenamiento IRIE de Las Arenas (Bizkaia) y organizador de cursos para adentrarse en las prácticas del método creado por el aventurero holandés, entre los beneficios de este sistema se encuentran «la mejora del sistema inmunitario, un incremento del rendimiento deportivo y ventajas importantes para la calidad del sueño». «También reduce el estrés, consigue una mejor regeneración de los tejidos y activa la grasa parda, que acelera el metabolismo y ayuda a perder peso».
Pese a toda esta lista de ventajas que proporciona el método Wim Hoff, Jorge López insiste en que esta práctica «no es mágica». «En cierta forma, es volver a la vida de nuestra abuela, que estaba acostumbrada a pasar frío como una faceta normal de su día a día y que iba andando a todas partes, nevara o hiciese sol». Además, este método sirve también para adquirir hábitos saludables y que se llevan practicando desde hace años. «Algo tan sano como bañarse todos los días en el mar es una costumbre fácil de adquirir después de haber hecho el curso de Wim Hoff», explica.
¿En qué consiste el método? En los cursos que organiza IRIE se comienza con una formación en las respiraciones ideadas por el atleta holandés. Sus técnicas incluyen, entre otras prácticas, el conocido como 'Tumo' tibetano, una forma de inhalación y exhalación que eleva la temperatura corporal y que desde hace siglos practican los monjes que viven en las montañas del Himalaya. Esta práctica incluye, además, meditaciones y algunos movimientos orientales similares al tai chi.
Posteriormente, el practicante se introduce en una pileta repleta de bloques de hielo. «De manera previa, la música, el hecho de que haya otras personas que van a pasar por la misma situación, esa sensación de tribu… todo ese ambiente consigue que sea más fácil meterse en el agua helada», explica Jorge. Algunas de las precauciones que se toman en los cursos, por ejemplo, es que la cabeza y las manos queden fuera del hielo, para evitar el malestar que pueden sentir los novatos al atreverse con el hielo. En cualquier caso, se trata de una práctica que siempre hay que llevar a cabo con la supervisión de un experto que tenga en cuenta las circunstancias personales de quién va a someterse a un baño de hielo.
Según el instructor, el objetivo del método Wim Hoff es «que uno haga cosas que pensaba que eran imposibles. Que, de una forma sencilla, se someta a un reto que le puede dar miedo». Por eso, además de los beneficios fisiológicos que genera el frío como la regeneración de tejidos, su capacidad antiinflamatoria o la mejora del metabolismo, Jorge también defiende «los cambios más profundos, que pueden conducir, por ejemplo, a adoptar costumbres de vida más sanas pero también a aumentar la autoestima y, en algunos casos, a saber controlarse en situaciones en las que sentimos ansiedad».
Detrás del fenómeno de Wim Hoff subyace un concepto conocido desde hace años en la medicina y denominado hormesis. Este principio sostiene que hay medicamentos que en grandes dosis serían letales pero que en pequeñas cantidades tienen un efecto curativo. En el mismo sentido, ahora se considera que cierto nivel de estrés es positivo para mantener el cuerpo activado, sin olvidar que, en grandes dosis, sí que puede ser dañino. El método Wim Hoff lo que busca es someter al cuerpo a un estresor natural como son las temperaturas gélidas. Pero no todo tiene que ser tan extremo. Para quienes quieren ir conociendo este sistema poco a poco y sin grandes riesgos... siempre se puede empezar con las duchas frías.
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