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Hay cantidad de cosas que la primera reflexión que provocan a uno es pensar algo así como '¡claro, lógico, no podía ser de otro modo!'. Pero con frecuencia llegar a ese punto no suele ser fácil; y ése, sin duda, debería ser el segundo pensamiento ... fruto de la sensatez. Algo de eso hay en el resultado de un estudio chino recogido en el último número de la revista que publica la Sociedad Americana de Microbiología. Las infecciones de las encías, una enfermedad muy común que los odontólogos conocen como periodontitis, favorecen la aparición y, sobre todo, agravan la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es decir, la EPOC, que es así como los neumólogos llaman ahora a lo que tradicionalmente se conoció como bronquitis crónica. Si usted fuma, por tanto, destrozará sus pulmones, pero también si no cuida su boca.
«Tiene toda la lógica del mundo», considera el odontólogo vitoriano Eduardo Anitua, Premio Nacional de Innovación en Medicina. «Una buena parte de las infecciones se contraen a través de la boca, que está directamente conectada con los pulmones. Pensemos en el covid o en la gripe, que este invierno están generando muchísima enfermedad. Si respiras por la boca y tienes la microbiota bucal alterada, hay muchísimas posibilidades de que esa microbiota alterada pase a tus pulmones. En consecuencia, todas las personas que son respiradoras bucales y no nasales tienen un mayor riesgo de EPOC».
La relación entre la periodontitis y la bronquitis crónica se conocía desde hace tiempo. Lo que no se sabía, y éste trabajo de la Universidad de Sichuan ha puesto algunas claves sobre la mesa, son los mecanismos que conectaban ambas patologías. La respuesta, por lo visto, está en dos células que forman parte del sistema de defensas humano, unas del tipo T y unos macrófagos M2. Unas y otras, según parece, se activan al detectar las bacterias de la periodontitis y favorecen el desarrollo de la EPOC.
La conclusión del trabajo, según confirma su director, el microbiólogo Yan Li, es clara: «Si mejoramos la terapia periodontal, inhibiremos ambas células y estaremos ayudando a controlar la infección pulmonar crónica».
Tanto una como otra enfermedad constituyen dos de los grandes caballos de batalla de la salud humana. La EPOC, que se rebautizó hace años con este nombre al incluir en ella diversas patologías más allá de la bronquitis crónica, es la sexta causa de muerte en el mundo. Existen terapias paliativas que permiten contenerla o mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero a día de hoy no hay forma de curarla. En los países avanzados, la principal causa de su aparición es el consumo de tabaco; pero en los países más pobres o de rentas medias también se ha visto que la contaminación ambiental constituye un factor determinante.
La periodontitis, por su parte, es una de las complicaciones que más trabajo da a los dentistas. La mala higiene de la boca favorece la aparición de placa dental, una película pegajosa que, poco a poco, se va acumulando en la dentadura y que está compuesta fundamentalmente por bacterias. Con el tiempo, esa placa se endurece hasta convertirse en sarro y provocar que el tejido de las encías se irrite y se inflame. Es la periodontitis, una enfermedad silenciosa que provoca la aparición de espacios profundos entre los dientes y las encías donde las bacterias proliferan y se ocupan de destruir tanto la dentadura como el hueso que la sostiene.
La EPOC se suma así a la larga lista de enfermedades cuya aparición está directamente relacionada con la inflamación de las encías. La relación incluye diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, incluso algunos cánceres. Especialmente de cabeza y cuello, pero también de pulmón, tracto digestivo y mama.
«Una vez que todas esas bacterias pasan a la sangre, el torrente sanguíneo puede llevar la infección a cualquier parte del cuerpo», detalla Eduardo Anitua.«Esa relación la estamos viendo incluso en enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer. Pequeñas sepsis que comienzan en la boca acaban por colonizar otras partes del organismo» .
La prevención de la periodontitis requiere una adecuada higiene bucal, pero sobre todo, recalca el especialista, acostumbrarse a respirar por la nariz. La mayoría de las personas está habituada a hacerlo por la boca, que se convierte así para virus y bacterias en la puerta grande por la que entrar al organismo. La nariz, en cambio, actúa frente a ellas como un filtro natural, fisiológico y biológico. «Respirar es un acto inconsciente. Si siempre lo hemos hecho por la boca, al principio quizás nos cueste utilizar la nariz, especialmente si se es exfumador. Pero si nos acostumbramos a ello, y es bien fácil, lo convertiremos en un automatismo», aconseja el experto.
Consejos prácticos
Higiene bucal: Dedíquele tiempo. No se conforme con algo rápido. Cepíllese la boca primero con agua. No solo los dientes. Use después un cepillo interproximal o seda dental para eliminar los restos que quedan entre las piezas dentales. Vuelva a cepillarse con pasta de dientes. Repita esta operación al menos dos veces al día.
Mejor un cepillo interproximal: La seda dental viene muy bien para eliminar los restos de comida que se quedan incrustados entre los dientes, aunque es mejor utilizar un cepillo interproximal. El de dientes, aunque sea eléctrico, es incapaz de eliminar esos pequeños residuos que acaban convertidos primero en placa y luego en sarro. Son el origen de las infecciones.
Respire por la nariz: Es lo más importante. Los virus y bacterias que causan infecciones entran por la boca.La nariz actúa como filtro natural. Puede costar un poco, pero es posible habituarse. Lo dice la sabiduría popular: en boca cerrada, no entran moscas.
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