Secciones
Servicios
Destacamos
Dormir con calcetines no parece muy glamuroso. Pero resulta efectivo para muchas personas a las que les cuesta conciliar el sueño sin tener bien calentitos los pies. No son manías. Que ese hábito influya en el sueño tiene una explicación fisiológica. Aún así, los expertos aconsejan, por norma general, meterse a la cama con los pies al aire –es mejor para la piel y para la circulación–, aunque admiten que existen circunstancias concretas en las que se puede hacer la excepción.
«Tendemos a llevar mucha ropa para dormir y no es bueno. Es mejor hacerlo sin calcetines, por higiene y por salud», aconseja el fisioterapeuta Manuel Domingo. Durante el día, comenta, «nos ponemos ya mucha ropa ajustada» y por la noche es bueno «procurar que la piel se expanda y transpire».
«De forma general, los calcetines no son aconsejables para dormir, siempre que la habitación se mantenga entre 18 y 20 grados durante la noche», coincide el podólogo José Luis Muñoz. Da el visto bueno a que los usen «personas a las que se les quedan los pies fríos por problemas de circulación o simplemente son frioleras, siempre que estos calcetines no opriman en tobillos ni pies y que estén fabricados con tejidos naturales».
Esta prenda, al mantener calientes los pies, facilita que los vasos sanguíneos se relajen y se dilaten. Esa vasodilatación mejora la circulación sanguínea en todo el cuerpo, nos baja la tensión y ayuda a liberar más calor a través de la piel –aunque parezca contradictorio–. El cerebro interpreta esa sensación como una señal que le indica que es la hora de dormir, según confirma una investigación de la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos. Es quizás el motivo por el que muchas personas no pueden conciliar el sueño sin cubrirse los pies, haga o no frío.
Los calcetines también son adecuados para personas con sensibilidad al frío en las épocas en las que desciende la temperatura mucho por la noche. «Y, especialmente, en el caso de ancianos que suelen despertarse por la noche por la sensación de frío en pies y manos», apunta el fisioterapeuta.
Muy apretados perjudican la circulación. Las personas que sufren problemas de circulación – varices o inflamación de los tobillos– deben evitar los calcetines ajustados, «ya que no nos ayudan a mejorar el retorno venoso», coinciden los expertos. No hay que olvidar que los pies son la zona más alejada del corazón y, por lo tanto, donde la sangre fluye con más dificultad.
Riesgo de bacterias y hongos. Al aplicarnos una crema hidratante o una loción específica para talones agrietados o cualquier otro problema de piel pueden ser tanto beneficiosos como perjudiciales. Por una parte, los calcetines logran retener la crema y facilitan una mayor efectividad en el tratamiento. Pero es imprescindible dejar que penetre el producto unos minutos con los pies al aire. «Si nos colocamos los calcetines antes de su total absorción, arrastramos la crema y queda acumulada en el tejido, con lo que crea un caldo de cultivo para bacterias, hongos, papilomas, y posibles infecciones», alerta el podólogo. Otra norma básica: no usar los mismos que hemos llevado de día. «Evitaremos la acumulación de bacterias y la aparición de hongos», añade.
Cuidado con algunas enfermedades. Los diabéticos tienen alterada la sensibilidad tanto profunda como superficial del pie (frío, calor, cuerpos extraños, reflejos...). Los calcetines les ayudan a combatir el frío en los pies que sufren de forma habitual, pero añaden un riesgo: el roce con alguna herida que puede infectarse o agravar una lesión y de la que, por esa falta de sensibilidad que acusan, el enfermo podría no percatarse.
Los enfermos con síndrome de Raynaud –causa sensación de adormecimiento y frío en algunas zonas del cuerpo, como los dedos de los pies, en respuesta a temperaturas frías o al estrés– deben tener también especial cuidado. Es imprescindible la limpieza de la prenda e incluso el planchado –la plancha colabora a la esterilización del tejido–. Y, si son de microfibra, mejor, ya que mantienen el pie seco y suelen fabricarse sin costuras.
Los expertos recomiendan que estas prendas sean siempre de fibras naturales y transpirables (algodón, lana, hilo...) para mantener la temperatura y reducir la sensación de frío pero, a la vez, sin que el pie sude. Otra clave para que esta prenda no nos perjudique durante el sueño es que no tengan costuras ni gomas que aprieten u opriman el tobillo y los pies.
Aunque muchas personas piensen que los calcetines en la cama resultan muy poco sexys, algunos estudios desmontan mitos y apuntan a que el agradable calor y la vasodilatación que generan los calcetines hacen que la sangre llegue más fácilmente a las zonas erógenas. Por ello, los convertiría en buenos aliados de las relaciones sexuales.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.