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Óscar Beltrán de Otálora
Martes, 21 de mayo 2024, 00:26
Las mujeres se alejaron durante años de los gimnasios porque eran una exaltación del hierro y la testosterona. Eso, afortunadamente, está pasando a la historia», asegura Alberto Pérez-López, profesor e investigador de la Universidad de Alcalá en el área de Ciencias de la Actividad ... Física y del Deporte. Pérez-López es un convencido de que las mujeres deben incorporar a su día a día los ejercicios de fuerza para mejorar su salud y longevidad.
En su opinión, los beneficios que se consiguen con esta actividad son muy importantes para ellas independientemente de la edad que tengan. En su laboratorio investigan los beneficios que el ejercicio de fuerza tiene en mujeres adultas en la menopausia y en mujeres jóvenes durante la menstruación.
«Por ejemplo, en el caso de la menopausia, se producen una serie de cambios hormonales que el entrenamiento de fuerza ayuda a volver a equilibrar». Además, en ese momento, «la mujer experimenta cambios neuromusculares, endocrinos y metabólicos que pueden provocar la aparición de problemas de salud como la obesidad, la sarcopenia o la diabetes. En mujeres sedentarias y con mala alimentación, el riesgo es mayor, Así que no solo es importante moverse, sino también escoger una actividad que, como el entrenamiento de fuerza, ayude a combatir la pérdida de masa y, sobre todo, de fuerza muscular».
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Con respecto a los trabajos que se están realizando con jóvenes durante la menstruación, el investigador asegura que «aquellas mujeres que experimentan cambios físicos, psicológicos o emocionales en los días previos a la ovulación, pueden verse muy beneficiadas por el entrenamiento de fuerza, un ejercicio que ayuda a combatir esos desequilibrios hormonales». En opinión del investigador, los beneficios del entrenamiento de fuerza van allá, «afectan al sistema neuromuscular, con influencia a nivel psicológico, por ejemplo, ayudando a reducir la sensación de dolor, la ansiedad o la depresión».
A pesar de estos beneficios, muchas mujeres siguen descartando la realización de ejercicios de fuerza en base a mitos relacionados con esta modalidad de ejercicio. En este sentido, una de las preguntas realizadas por mujeres a la que Alberto Pérez-López, y decenas de educadores se han enfrentado en su trabajo es: '¿Pero me voy a poner como Schwarzenegger?'. «Nosotros siempre les respondemos lo mismo: por acudir unos días al gimnasio no se van a desarrollar los músculos de un culturista. Para eso hace falta un plan de entrenamiento y alimentación específicos, así como mucha disciplina».
Por el contrario, el entrenamiento de fuerza que defiende Pérez-López es mucho más completo y no tiene que centrarse solo en el aumento de la masa muscular, debe incluir en sus rutinas tanto las pesas como la resistencia. «Lo ideal es combinar dos o tres días de cardio, dos o tres días de fuerza y acabar cada sesión con una rutina de flexibilidad. Este último aspecto se olvida muy a menudo pero es clave para no perder movilidad», asegura.
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Óscar Beltrán de Otálora
Con respecto a qué ejercicios son los más recomendables, Pérez-López no diferencia entre hombres y mujeres a la hora de programar un entrenamiento. «Realmente, lo más importante es que se tenga en cuenta que se debe tratar de un plan individualizado. Cada persona parte de una situación diferente y unos objetivos personales», afirma.
No obstante, a la hora de aconsejar ejercicios, el profesor recomienda que se incluya la potencia, es decir, la capacidad de ejercer fuerza moviendo un peso o resistencia de la forma más rápida posible. «Esta es una característica importante para la longevidad. Pondré un ejemplo de su utilidad. Todos hemos conocido a personas mayores que, aunque se mantienen fuertes, ante un tropezón reaccionan de forma lenta y pueden sufrir una caída. La potencia puede ayudar a que frente a ese traspiés podamos dar otro paso de forma rápida, evitando así la caída, en otras palabras, nos ayuda a tener mejores capacidades para prevenir accidentes».
En cuanto a la incorporación de la mujer a los gimnasios más centrados en el entrenamiento de fuerza o de pesas, el investigador cree que, «por suerte, está aumentando el número de mujeres que practican esta modalidad de ejercicio en los centros deportivos». Sin embargo, existe también en estos momentos una tendencia en las redes sociales que les afecta. «Se está produciendo una obsesión por los ejercicios de glúteo y piernas en la mujer. Esa forma de entrenar supone un desequilibrio porque el tren superior -los brazos, el pecho y la espalda-necesita también trabajar». No obstante, Pérez-López es optimista con respecto a esta obsesión: «Acudir a entrenar, aunque solo sea la parte inferior del cuerpo, es mejor que nada».
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