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Hay dos momentos del año en los que la gente se anima más a cambiar de trabajo: el inicio del curso escolar y el arranque del nuevo año, cuando muchas personas hacen y se apuntan a una versión reducida de ese dicho tan popular de ' ... año nuevo, vida nueva', que se queda en 'año nuevo, empleo nuevo' (que no es poco). «En estos periodos de cierre temporal suelen hacerse reflexiones sobre el tipo de vida que tenemos y el planteamiento de futuro», indica Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Y, según añade, hay otro factor que explica que ahora mismo –y también en septiembre– quienes están descontentos con su situación laboral se lancen a la piscina dispuestos a probar en otro sitio. «Dentro de los objetivos de año nuevo suelen incluirse hitos relacionados con la carrera profesional, como encontrar un trabajo mejor, obtener un ascenso o iniciar una formación», comenta.
El cambio de prioridades con la llegada de enero –o al menos el intento de hacerlo– es otra de las claves. «Es uno de los momentos en los que decides que es hora de buscar un trabajo que se alinee con tus valores, intereses o necesidades, que han ido evolucionando», apunta el profesor. Pero, ¿es un buen momento para embarcarse en 'aventuras'? Parece que sí: «Muchas empresas empiezan nuevos proyectos o planes estratégicos con el cambio de año, lo que puede generar nuevas oportunidades de trabajo».
Según un informe de Randstad Research, la media de rotación laboral que se registró en las empresas españolas en 2022 fue del 17% (y estiman que esta cifra se mantuvo estable en 2023). Pero, ¿cuáles son los motivos que llevan a la gente a dejar lo seguro para probar en un nuevo empleo? La mayoría destaca que encontrar una oportunidad laboral mejor en otra empresa –es decir, no sería un salto al vacío– es la causa principal (77 %), aunque también señalan el riesgo de trabajar en un sector que está en crisis (31 %) o el hecho de que no les suban el sueldo (24 %).
Entre los ámbitos en los que hay más movilidad se incluyen actividades vinculadas a la hostelería, la agricultura, la ganadería, la pesca, el suministro de energía, el gas, el aire acondicionado, el transporte y el almacén o actividades administrativas, que son también las que se encuentran en los lugares más bajos de la pirámide salarial.
Según Enrique Baleriola, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y experto en psicología social del trabajo, hay conceptos que se valoran entre los que cambian de trabajo: desmotivación, conciliación, teletrabajo, buen clima laboral, oportunidad para ascender y mejor sueldo. «Si pensamos que en la empresa ya hemos llegado al punto máximo de sueldo, esto es un factor de desmotivación y será uno de los motivos principales que nos llevará a querer cambiar», asegura Baleriola. ¿Otro importante factor de frustración? Que no se valore a la 'cantera' y se apueste por contratar a personas 'de fuera' para puestos atractivos. Así, un 46% de empresas españolas apuestan por cubrir las vacantes con talento externo mientras que solo un 20% prefiere formar y apostar por el talento interno, según un estudio realizado por SD Worx, firma europea de Recursos Humanos.
Sin embargo, a pesar del aumento del cambio de trabajo en septiembre o enero, en los últimos años se ha detectado que las nuevas generaciones tienen menos tendencia a hacer esta rotación en estas fechas concretas: están abiertos siempre al cambio, sobre todo si mejora su equilibrio entre su vida laboral y personal. «Los jóvenes cambian en función de su pirámide de necesidades», concreta el profesor de la UOC. «La década de los 20-30 es cuando la gente cambia más de trabajo porque no están tan arraigados. Ahora bien, también hay personas de más edad que, impulsadas por un cambio vital (sufrir, por ejemplo, una separación y querer empezar de cero) o una crisis económica, dan el salto», apunta Baleirola.
Pero ¿cuál es la señal inequívoca, desde el punto de vista psicológico, que indica que es el momento de cambiar de trabajo? «Cuando te das cuenta de que, hagas lo que hagas, tu situación personal y psicológica no tiene indicios de cambiar, ya sea por motivos que vienen de la empresa o por cuestiones personales», sentencia Baleriola.
El estudio Proyecto Aristóteles, de Google, incluye cuatro factores que hacen que una persona se sienta conectada al trabajo y, por tanto, no tenga ganas de marcharse:
1. Seguridad psicológica. «Se produce cuando los miembros del equipo se sienten en un ambiente seguro a la hora de tomar riesgos o de expresar sus ideas sin miedo a ser juzgados por los demás. Cuando los individuos se sienten seguros dentro del equipo, tienden a ser más creativos, participativos y dispuestos a colaborar abiertamente», concreta Fernández Jaria.
2. Confianza y fiabilidad. «La confianza es fundamental en cualquier proyecto de éxito, igual que la fiabilidad en cuanto al cumplimiento de tareas asignadas», añade.
3. La estructura y claridad de roles (en los que es clave que cada miembro tenga claro las expectativas asociadas a él), y el significado del trabajo. «Comprender como el trabajo de una persona favorece la consecución de hitos mayores hace que aumente la motivación y el compromiso de equipo», apunta el profesor de la UOC.
4. Impacto positivo del trabajo: «Observar cómo tu trabajo contribuye a generar consecuencias positivas en el entorno», concreta.
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