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Si nos quedamos con una idea peliculera del sexo en verano, nos imaginamos unos tórridos revolcones en sitios paradisíacos, bajo un cocotero, en una playa de postal o en una noche estrellada con estrellas fugaces surcando el cielo... Pero, ay, luego la realidad (casi siempre) es otra. Hace calor y a mucha gente eso les quita las ganas, ¿o no? Raquel Garrigós Pedrón, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico y doctoranda, co-fundadora de Bewoman360°; Lucía Jiménez, sexóloga de Diversual, y Cecilia Bizzotto, de la plataforma de sexualidad liberal JoyClub, nos dicen por qué verano y sexo sí constituyen un tándem perfecto, sobre todo desde el punto de vista fisiológico.
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«La exposición al sol aumenta los niveles de vitamina D en el cuerpo, lo que a su vez puede elevar los niveles de testosterona tanto en hombres como en mujeres. Es una hormona clave para aumentar el deseo sexual. También incrementa la producción de serotonina, un neurotransmisor que mejora el estado de ánimo y reduce el estrés, lo que puede llevar a un aumento del deseo», expone Raquel Garrigós.
62%
es el porcentaje de personas que aumentan su actividad sexual durante el descanso de unas buenas vacaciones, según el Estudio Nacional de Sexo de EasyToys, publicado recientemente. El estrés inhíbe el deseo.
Además, cuando nuestro cerebro recibe una cantidad mayor de luz solar, eso hace que nuestra hipófisis se active, liberando las hormonas que mejoran las erecciones. «Toda esta mezcla provoca que el cuerpo, que es sabio y se acostumbra pronto a lo bueno, pida un extra de 'fuegote'», sostienen desde la plataforma JoyClub.
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El calor y la transpiración pueden aumentar la producción de feromonas, sustancias químicas que influyen en el comportamiento sexual y en la atracción entre personas. «Aunque el papel exacto de las feromonas en los humanos aún está en estudio, hay indicios de que pueden tener un impacto positivo en la atracción sexual», añade Garrigós.
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Ambos factores pueden mejorar la calidad y la frecuencia de las relaciones sexuales. Cecilia Bizzotto indica que, de hecho, en verano se produce un aumento de registros en su plataforma... «y creemos que no es una casualidad». Según el Estudio Nacional de Sexo de EasyToys, publicado recientemente, el 62% de las personas prefieren tener sexo en verano o primavera frente al 38% que son más de invierno y otoño.
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Durante el verano, muchas personas tienden a ser más activas físicamente porque realizan más ejercicio al aire libre, por los deportes de agua y porque disfrutan de deportes en pareja o con amigos, ya que todos contamos con mayor disponibilidad horaria. «Y esa actividad física regular mejora la circulación, incrementa la producción de energía y te mejora la salud, lo que puede tener un efecto positivo en el rendimiento sexual», indica Garrigós.
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El verano suele ser una época en la que las personas cuidan más su apariencia física debido a la mayor exposición del cuerpo. Sentirse bien con la propia apariencia ayuda a incrementar la autoestima y, con ella, el deseo sexual.
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Usar ropa más ligera y reveladora en el verano tiene consecuencias muy directas: puede aumentar la excitación visual y el deseo. «Y la cercanía y el contacto físico también son más frecuentes y espontáneos cuando se usa menos ropa», añade Garrigós.
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Si durante el verano retomamos la actividad sexual y empezamos con ganas, casi seguro que habrá una continuidad que quizá durante el año no se produce con tanta facilidad. Y esos encuentros sexuales que se van sumando hacen que nos vengamos arriba y que nuestro ánimo y autoestima mejoren. Lo mismo que nuestra conexión emocional con la pareja, ya que al tener relaciones segregamos endorfinas y estamos de mejor talante y más atentos a la otra persona.
¿Qué dice la ciencia? En el informe 'Estacionalidad en la reproducción humana' de la Universidad de Oxford se confirma que se produce un aumento de los episodios sexuales en verano, pero únicamente si las temperaturas no son excesivas. Este estudio reveló que justo nueve meses depués del verano aumentaba el número de nacimientos en países de climas templaditos, mientras que la cantidad de bebés no presentaba este pico en países de clima cálido con veranos muy tórridos. Así que verano y más sexo, sí, pero solo si los termómetros no se van de madre.
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