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Una fórmula infalible para dominar un ataque de ira

Una fórmula infalible para dominar un ataque de ira

«Esperábamos que esta táctica suprimiera la ira hasta cierto punto. Nos sorprendió comprobar que la elimina casi por completo», explicó el investigador principal, Nobuyuki Kawai

Viernes, 19 de abril 2024, 17:15

Los dos órganos que rigen nuestra vida comienzan por la letra 'c', corazón y cerebro. Como control y cabal, dos términos relacionados con los anteriores que deben ser la guía de la gestión de las emociones, posiblemente las reacciones del cuerpo más difíciles de manejar. ... Los japoneses han hecho un estudio para el dominio de la ira y han llegado a la conclusión de que escribir los sentimientos en un papel antes de actuar ayuda a controlarla de manera importante. El hecho de coger un bolígrafo y un papel (mejor que un ordenador) serena, rebaja tensiones internas y favorece la reflexión. Como consecuencia, trae la paz, que es de lo que se trata.

Quizás no hacía falta el rigor de una investigación para demostrar algo que los psicólogos llevan toda la vida poniendo en práctica en sus consultas. Pero el método científico exige demostrar con pruebas irrefutables si lo que se cree y se está haciendo es lo correcto o un grave error. Ahora no sólo se sabe que funciona, sino que el procedimiento tiene, además, el aval de la revista científica 'Scientific Reports'. «Esperábamos que esta táctica suprimiera la ira hasta cierto punto. Nos sorprendió comprobar que la elimina casi por completo», explicó el investigador principal, Nobuyuki Kawai.

Según explica el psicólogo Guillermo Fouces, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, escribir permite a una persona detenerse. Ese simple hecho desactiva la fuerza arrolladora que impulsa su enojo y sirve para poner un poco de sensatez a la situación. «La escritura –añade– lleva a la reflexión. Ayuda a reconocer sentimientos, a expresarlos y a poder canalizarlos de una manera positiva».

Contra nosotros mismos

La psicología no sólo utiliza la escritura para el control de la ira, sino también para aplacar el impacto emocional de otros sentimientos causantes de dolor. A menudo, los humanos, tal como explica el experto, no sólo canalizamos lo peor de nuestros enfados frente a otras personas, sino que lo hacemos contra nosotros mismos. El duelo por la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa son situaciones comunes en las que la mente, desbordada por los sentimientos, carga contra sí misma. «Escribir está bien, pero también se necesita aprender a reconocer las emociones que nos invaden y a responder frente a ellas de una manera saludable», detalla el especialista, presidente de la fundación Psicólogos Sin Fronteras.

Durante años, hubo una corriente en psicología que defendía la necesidad de que la ira se expresase con naturalidad. Los defensores de esta idea entendían que el enojo es una emoción saludable y que, como tal, desde el punto de vista emocional, era mejor darle rienda suelta que contenerla. Nadie defiende ya algo así. El control de los enfados es necesario porque lo contrario, su falta de manejo, puede llevar –como todo el mundo sabe– a la violencia, incluso física.

Cuestión muy distinta, según Guillermo Fouces, es que se intente anular. Aparentar que algo tan primario como una emoción no existe cuando realmente está ahí puede resultar para la mente tan dañino como dejarla que vuele libre. «Lo importante es saber expresar lo que sentimos de una manera sana, mediante la palabra y el movimiento; porque un sentimiento bloqueado –argumenta– puede acabar por generarnos incluso problemas mayores que el original».

El «movimiento», en efecto, también está considerado como una herramienta terapéutica. La práctica clínica demuestra que el ejercicio físico permite liberarse de la carga emocional del mismo modo que la escritura. Andar ligero, en bicicleta, correr o hacer pesas desbloquea. «Hay personas –pensemos en profesionales– como los bomberos, que manejan más fácilmente su cuerpo y otros, como nosotros, los psicólogos, que quizás nos movemos mejor en el terreno de las emociones. Uno tiene que ver qué le permite liberarse mejor, si es el deporte, el papel o un poco de ambos», reflexiona Fouces.

La ira, pese a todo lo dicho, no tiene por qué ser considerada como algo negativo. Es una emoción básica que, según señala el experto, doctor en Psicología, va de la mano del miedo. Ha ayudado al ser humano a sobrevivir, a desarrollarse y ha sido y es la energía básica que impulsa a las personas a cambiar las cosas y promover un mundo mejor.

«No hay emociones buenas y malas», argumenta. «Todas son una respuesta ante las situaciones que se nos ponen delante. El problema –resume– es cómo respondemos ante ellas, cómo construimos la ira». El ser humano es un animal complejo. «Nuestra mente es capaz de ver una amenaza donde no la hay y mantenerla en el tiempo. Eso puede llegar a agotarnos y a provocarnos serias dificultades en la vida», advierte Fouces.

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