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A veces se ven cosas como esta: van dos personas a saludarse y se inicia un baile de gestos: una de ellas frunce los labios y se aproxima a la otra, que le hace 'la cobra', esa rapidísima torsión de espalda para alejarse de un cariño no deseado. La escena continúa con una coreografía de pasitos hacia delante y pasitos hacia atrás: acercamientos, manos que se quedan a medio camino, caras que se giran... ¿a la izquierda?, ¿a la derecha?, ¿al medio? Puede que se produzca un roce de narices y a veces parece que eso va a acabar en beso de tornillo. En fin, se desencadena un lío en toda regla en medio de risitas nerviosas. ¿Por qué ocurre esto? Porque en España existe una brecha (que no se da en otros países) entre el saludo social y el profesional. Nuestra costumbre indica que la forma correcta de saludarse son los dos besos entre hombre y mujer o entre dos mujeres (la combinación hombre-hombre queda tradicionalmente fuera) sea cual sea el escenario (en el trabajo, entre amigos...), pero ¿este saludo ha envejecido bien? ¿Es correcto para todas las ocasiones? Marina Fernández, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Escuela Internacional de Protocolo, nos lo cuenta.
«Nuestro país es un caso único. La costumbre marca que el saludo son los dos besos, aunque entre hombres se dan la mano. Pero, cuando la mujer accedió al mercado laboral y a cargos de responsabilidad..., surgieron las dudas. En lugar de echar un vistazo a Europa y optar por el apretón de manos, se 'eligió' que, cuando había mujeres implicadas, se actuase como en la esfera social, igual que en la calle, dando dos besos», repasa la experta. «Esto está cambiando: cada vez hay más mujeres y hombres que ponen la mano por delante cuando los saludos son cuestión de trabajo o estudios y los dos besos los reservan para ámbitos privados», advierte. Muchos, añade la especialista, se han formado o trabajado en el extranjero y han importado ese gesto de dar la mano cuando no tienen confianza personal con la otra parte. «Aunque quiero recalcar que, si un hombre saluda a una mujer con dos besos en escenarios formales, no la está haciendo de menos: simplemente se está dejando llevar por la tradición».
Mucha gente, y esto es unisex, lo prefiere, lo que pasa es que nadie quiere dejar a otro con el beso en los labios y quedar como un borde extendiendo la mano... ¿Hay alguna forma de hacerlo bien? «Ahora es muy fácil: basta con decir algo así como 'desde la pandemia me he acostumbrado al apretón de manos'», propone Fernández. Y adelantarnos a los movimientos del otro, eso sí, no en plan karateka lanzando el brazo hacia adelante. Con cariño. Si miramos a los ojos de nuestro interlocutor, le sonreímos y mantenemos el cuerpo girado hacia él, estamos expresando atención, amabilidad y cercanía. Quizá más que con dos besos rápidos de compromiso.
Si se opta por dar dos besos, por lo menos hagámoslo bien. «Se acercan las mejillas», indica Marina. Y se hace un amago como de besar al aire. No hay que plantar los labios en la cara del otro ni hacer un sonoro ruidito. Besos silenciosos y secos, por favor.
«Los latinos y los europeos de las zonas mediterráneas somos los más besucones. Y los que menos respetamos la distancia social», indica Fernández. Al dar dos besos, lo prudente es no lanzar el cuerpo hacia la otra persona . Y, por supuesto, nunca tirar de ella hacia ti.
Ojo con los dos besos, que parecen inofensivos..., «pero pueden dar al traste, por ejemplo, con un negocio». «Imaginemos a una directiva o un directivo nórdico que llega a España, le plantan dos besos, esto les pone incómodos... y ya la cosa empieza mal. En algunos países podrías ir hasta a la cárcel», apunta la experta. «No voy a revelar casos de mis clientes, pero es así –añade–. Recordemos aquel episodio de Richard Gere besando en la cara a una actriz india horrorizada (allí el contacto físico entre hombre y mujer nunca es público) para promocionar una subasta benéfica. Se causó tal escándalo que se organizó un boicot y hubo pérdidas millonarias».
Así que, antes de lanzarnos a besar alegremente, es mejor usar el sentido común (en nuestro entorno) e informarnos de las costumbres dominantes en distintos países o sectores. «Es pura comunicación o pura estrategia. Debemos ser siempre conscientes de qué queremos transmitir y actuar en consecuencia», aconseja. De hecho, hasta podríamos usar los dos besos «para desestabilizar a la otra parte antes de una reunión, por ejemplo», si suponemos que no van a ser bien recibidos. «¡Hay que analizar cada situación!», recuerda Marina Fernández.
Variaciones Los franceses dan tres besos, los rusos dos y cerca de la boca, los italianos empiezan por la izquierda... Conviene conocer los códigos.
Cómo estrechar la mano Dar bien la mano tiene su miga. Hay que evitar dejar la mano muerta, pero también apretar en exceso.Debe ser un gesto rápido y firme, con seguridad.
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