¿Se pueden congelar las frutas?

La fruta y la verdura son alimentos perecederos, esto es, se echan a perder en poco tiempo. Aún así, no es raro comprar cantidades 'extra' para no pasarnos el día en el súper o en la frutería, por lo que es complicado evitar que alguna pieza no acabe en la basura. Igual no lo sabía, pero plátanos, fresas, frutos rojos... se pueden congelar. El congelado mantiene las propiedades y, por otro lado, ayuda a reducir el desperdicio... a la vez que supone un ahorro en la economía doméstica en este contexto de precios al alza.

«La congelación de alimentos no provoca pérdidas de nutrientes», asegura la bióloga y experta en nutrición Alicia Aguilar. Pero la lista de ventajas es más larga: duran más, ahorran tiempo y nos permite almacenarlos por raciones y en menos espacio. Los expertos explican las claves para conservar todas sus propiedades. Una advertencia al descongelar: hacerlo en la nevera, aunque las verduras se pueden echar a hervir directamente congeladas.

Como norma general, las frutas debemos congelarlas en su punto justo de maduración y sin que tengan signos de estar ya echándose a perder. También hay que lavarlas y secarlas muy bien y quitarles el hueso.

Las que mejor se pueden congelar. Plátano, cítricos sin piel y frutos rojos –arándanos, fresas y moras–. Otras frutas como piña, papaya o mango hay que congelarlas cortadas en trozos, pero perderán consistencia cuando se descongelen, señalan desde la Asociación de Fabricantes de Congelados. Arándanos, moras o frambuesas no necesitan ningún tratamiento previo, se pueden guardar directamente en el congelador, pero con las frutas cítricas la recomendación es pelarlas y separarlas en gajos. Los albaricoques, las ciruelas y los melocotones es mejor cubrirlos con azúcar y colocarlos en un recipiente rígido con unas gotas de limón. Todas estas frutas hay que consumirlas dentro del plazo de 11 meses.

Las que no son aptas. El resto de las frutas no es recomendable congelarlas, excepto que luego vayan a ser utilizadas para preparar compota, helados o zumos. Por ejemplo, manzanas o peras siempre es mejor congelarlas en forma de compota, previamente cocidas.

Cómo congelar.. Lavar, cortar en trozos y escaldar las verduras antes de congelarlas –sumergirlas en agua a 100 grados de uno a tres minutos según sea su textura más o menos dura–. «Y enfriarlas rápidamente antes de congelarlas», detalla Aguilar. «Es un tratamiento térmico para inactivar las enzimas que causan la aparición de olores, colores y sabores anómalos.

Además, inhabilita los microorganismos, con lo que mejora la calidad higiénica y expulsa el oxígeno que se aloja en los tejidos, lo que reduce las reacciones de oxidación durante el almacenamiento», comenta Ángel González, experto en seguridad y calidad alimentaria. Solo en algunos casos concretos con la congelación puede disminuir el contenido de alguna vitamina, como la C, que es muy sensible a los cambios de temperatura.

El último paso es escurrir bien y secar con un papel de cocina porque si introducimos verduras húmedas se 'quemarían' en el congelador. La forma óptima de envasarlas es al vacío –si dejamos oxígeno puede oxidarlas–, en bolsas herméticas o en recipientes de cristal. Ymarcar la fecha en la que las congelamos.

Las que no se pueden congerlar. Hay algunos vegetales que no se recomienda congelar, ya que no soportan las bajas temperaturas, y el frío en exceso afecta a su olor, sabor y consistencia. Por ejemplo, el tomate, el pepino, el apio, la lechuga o la patata.

Las que mejor aguantan. Guisantes, puerro, pimientos limpios y libres de semillas, calabacín y calabaza, acelgas y espinacas, alcachofas, berenjenas, repollos, coles y kale o zanahoria, entre otras. También se pueden congelar sin cocción previa hierbas como el perejil –se cortan en pequeños trozos y se guardan en un recipiente o bolsa–.

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