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La forma que tiene alguien de regalar –qué cosas escoge, cuánto se gasta, si es original o previsible, si se guía por sus gustos o realmente piensa en el receptor...– nos puede decir mucho de una persona. Y quizá por eso lo de comprar juguetes ... sexuales para otros aún nos da algo de vértigo. ¿Y si empiezan a vernos como unos irrespetuosos o unos obsesos? En fin, que todavía nos da reparo, aunque cada vez menos: la demanda de juguetería sexual se ha disparado en España un 97% en solo dos años, según un estudio del comparador de precios Idealo.
Muchos son para uso propio, pero cada vez los compramos más para otros... por eso debemos hacernos algunas preguntas al elegir. «¿Tienes una relación íntima con la persona a la que vas a comprar el regalo? ¿Usa ya juguetes sexuales? Si sabes que es una persona experimental, siempre puedes ser más atrevido en tus elecciones, pero no quieras intimidar a los primerizos con algo demasiado extremo. El consejo clave es que intentes comprender bien lo que quiere la otra persona y, una vez que te sientas seguro, optes siempre por un juguete de calidad», recomienda Mónica Chang, directora de marketing de Iroha.
«Habrá quien piense que regalar un vibrador a la suegra o un huevo masturbador al cuñado puede esconder intenciones algo jocosas o indirectas –admite Lucía Jiménez, sexóloga de la marca de bienestar sexual Diversual–. Para evitar estas sospechas aconsejo acompañar el regalo de una notita: 'Desde que me compré uno, mi humor ha mejorado, y no compartir mi secreto sería egoísta'. Y de paso, puedes complementarlo con una guía sobre sexualidad o una novela erótica.
O 'querido cuñado, por si has acabado con todas las categorías del porno y te apetece probar algo nuevo'». La notita y el toque desenfadado parece que hacen milagros (casi siempre). De todos modos, para evitar momentos tensos, vamos a repasar, de la mano de la sexóloga, qué novedades hay en juguetería erótica y cuáles son las más adecuadas para distintos perfiles.
«A la que mira los escaparates de las tiendas eróticas con deseo, pero nunca entra.. yo le compraría un masajeador externo. Con forma de micrófono, de tamaño pequeño, muy monos», aconseja la experta. Está diseñado para acariciar todo el cuerpo: pezones, ingles, perineo, zona genital...
«Esos amigos de tu grupo aficionados a las tiendas eróticas, que han probado muchas cosas... a ellos les van los succionadores, dispositivos de mucha intensidad. Hay de muchos tipos, con boquillas con forma de lengua, que logran patrones rítmicos muy interesantes –repasa Jiménez–. Parecen inocentes, pero con un poco de lubricante a las chicas las llevan a lugares desconocidos. ¿Y para ellos? Hay masturbadores para penes que simulan la textura del interior de la vagina y el ano. Son potentes, rugosos, y estimulan los genitales».
«Para los que no quieran quedarse atrás –sobre todo si han probado algún dedillo que otro, y el cuerpo se le ha quedado con ganas de más–, las balitas vibradoras y los 'plugs' anales son lo ideal», asegura la sexóloga. Las balas vibradoras son pequeños vibradores para hacer crecer la excitación. Acaricia las zonas erógenas. «También se puede introducir la punta del juguete. Pero es importante saber que todo juguete anal debe tener un tope, porque si se mete en el recto se puede 'perder' y no queremos sustos. Y cuando el usuario o usuaria se sienta listo para más, puede cambiar al plug anal. Son esos juguetes con forma de tapón, que suelen llevar una joya (el tope del que hablábamos) y que tienen forma redonda, facilitando la inserción. Prueba uno de pequeño tamaño, no necesitarás más», recuerda Jiménez.
«No dudes en regalarles un juguete con control remoto. Los hay de pinza, huevos, anales… Una de las personas se lo introduce mientras que la otra tiene el control, literalmente. Lo pueden usar mientras tienen relaciones sexuales o hacerse de rabiar un poco el uno al otro durante el día. Les encantará», asegura la sexóloga.
«Ellas podrán llegar a partes de su vagina como la zona G (que con los dedos es probable que se le complique) con vibradores tipo conejito, con la curvatura para acceder a esas áreas, y las 'orejitas' que masturban a la vez el clítoris. Y a ellos les compraría un huevo masturbador, o varios. Son muy versátiles y, con lubricante, jugarán en otra liga», afirma.
Para estos 'buscadores' de mutiorgasmos existen vibradores de triple estimulación, «que penetran vaginalmente, succionan el clítoris y a la vez tienen una vara para la penetración anal y los masajeadores prostáticos (para quienes disfruten con el sexo anal): son juguetes que por su diseño estimulan el ano y la zona P (el equivalente al famoso punto G femenino)», ilustra.
«Estamos viendo juguetes sexuales expuestos en lugares donde la gente va a hacer su compra semanal, por ejemplo. Cambios como estos contribuyen a normalizar estos productos sexuales, que a menudo siguen considerándose tabú», dice Mónica Chang, directora de marketing de Iroha. Supermercados, grandes almacenes, parafarmacias y hasta espacios dedicados a electrodomésticos y bricolaje ofrecen estos artículos.
Según una encuesta de Diversual, en la que participaron más de 6.000 personas de entre 18 y 60 años, el 60% admitía que usaba juguetes de forma habitual y más del 70% los había probado.
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