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Las gafas con cristales amarillos eran consideradas una horterada máxima, una macarrada tremenda, pero ocurrió lo que pasa siempre con la moda: de repente, algunos famosos las sacaron de las catacumbas de lo horrendo, las lucieron en actos públicos y las auparon al pedestal de lo más 'in'... Y todo el mundo a comprarse las gafitas con lentes amarillas.
Eso ocurrió hace un lustro y, desde entonces, este color, que apenas se había visto desde los 70 y que vivió un chispazo de gloria en los noventa –tuvo mucho que ver Johnny Depp al usarlas en 'Miedo y asco en Las Vegas' (1998)– se convirtió en un 'must have' para todos los cazadores de tendencias y sus seguidores. Y, claro, ahora todos tenemos gafas de este color que nos ponemos, sobre todo, en veranito, porque nos parece que van mejor con los looks estivales que con los plumíferos. Alguien ya las está usando a mansalva, ¿verdad?
Pues mucho cuidado. El color de las lentes de nuestras gafas importa. Y mucho. Y no debería ser algo que elegimos porque nos combina con la ropa o porque a algún famoso le quede de lujo. Cada gama de color tiene unas características y prescripciones diferentes, aunque casi nadie lo sepa. Alicia Escuer, directora técnica y de formación de Óptica & Audiología Universitaria, indica que «aunque siempre se deberían utilizar gafas de sol, porque hay que protegerse de la radiación durante todo el año, es cierto que, cuando llega esta época es cuando la mayoría de las personas se plantean renovar sus gafas de sol». Y, alerta, cuando vayamos a elegirlas hay que atender al cromatismo de las lentes: puede afectar al contraste y a la sensación de luminosidad, ya que la longitud de onda que mitiga cada color es diferente.
Por ejemplo, mientras que el gris atenúa todas las longitudes de onda, el marrón o el verde no aplanan tanto la curva de absorción. Así, la percepción es muy luminosa con tonos marrones, más natural con los verdes y algo oscura con los grises. Y las amarillas, esas que tanto les gustan a los raperos, dj's e influencers... «Ofrecen una gran luminosidad y contraste, aunque no son adecuadas como lente solar. Se pueden utilizar en condiciones de poca luminosidad, como la conducción al amanecer, al anochecer o cuando hay niebla y pueden resultar adecuadas para algunas enfermedades de retina», aclara Escuer. ¡Pero no para cuando el sol es fuerte, como ahora! «Y tampoco se recomiendan para el uso solar las de color naranja, solo para días con cielos nublados, niebla o poca luz», añade.
Alicia Escuer
Directora técnica y de formación de Óptica & Audiología Universitaria
Son las más recomendadas para deportes al aire libre, ya que prácticamente no alteran la percepción de los colores y reducen el cansancio visual, puesto que mejoran el contraste. «También se recomienda este color para las personas operadas de cataratas o cirugía refractiva y miopes», apunta Escuer. A la gente le gustan porque aportan una sensación de confort y bienestar
Son las más versátiles, es el color más neutro y el que menos altera la percepción cromática. Resultan adecuadas para todo tipo de situaciones. «Los cristales grises reducen la fatiga ocular, por lo que son ideales para conducir», informa Escuer. En las ópticas las recomiendan a los indecisos porque no tiñen, sólo oscurecen un poquito. Y quienes padecen fotofobia las agradecen.
«Se recomienda para deportes náuticos y de invierno, ya que reduce la luminosidad sin interferir en la claridad de visión y alteran la percepción de los colores de manera muy mínima. Son adecuadas para hipermétropes», señala la experta.
Recomendados para deportes al aire libre. Reducen el cansancio visual y son adecuados para personas operadas de la vista.
Los más adecuados para todo tipo de situaciones, siendo recomendados para conducir porque reduce la fatiga ocular.
Recomendados para deportes acuáticos y de invierno, adecuados para hipermétropes y recomendables para conducir.
Se pueden utilizar en condiciones de poca luminosidad y pueden ser adecuados para algunas enfermedades de la retina. Pero no son recomedables como lente solar.
No son recomendados para uso solar, solo para días nublados o poca luz.
Se usan para tratar casos de migraña.
AUX STEP FOR JS
Si vamos comprar gafas, atención al color de las lentes. ¿Algo más? Pues sí. También debemos tener en cuenta la absorción que tiene la lente.
En el mercado podemos encontrar diferentes porcentajes de absorción, lo que nos indicará lo oscuro o claro que es el cristal y la cantidad de luz que deja pasar a nuestros ojos. «Así pues, para la conducción es idóneo utilizar un filtro 3 (absorción 80%), mientras que el filtro 2 (absorción 60%) puede estar más recomendado para ser utilizado en zonas más nubladas o épocas del año con menor radiación solar, como el invierno. El filtro 4 (absorción 95%) se utiliza para luminosidad solar extrema, por lo que estaría contraindicado para la conducción», explica Escuer.
Así que, independientemente del filtro que escojamos para nuestras gafas, la clave es asegurarse de que filtran el 100% de la radiación UV. El problema es poca gente lo sabe y que las gafas de sol no están catalogadas como producto sanitario, sino como Equipo de Protección Individual (EPI). Esto quiere decir que las podemos comprar en muchos sitios que no son sanitarios –mercadillos, bazares, gasolineras–, ya que su venta está liberalizada, y no contar con el asesoramiento adecuado.
Y esto puede ser desastroso: llevar unas gafas de sol que no cumplan con los requisitos en cuanto a filtros puede hacernos pensar que estamos protegidos de los rayos UV cuando, en realidad, estamos mucho más expuestos que si no llevásemos nada. Xaqueline Rodríguez, óptica y formadora de Óptica & Audiología Universitaria se muestra tajante:
Xaqueline Rodríguez
Óptica y formadora de Óptica & Audiología Universitaria
De modo inmediato, aunque menos frecuente, también podemos empezar a notar los efectos adversos de la sobredosis de luz que han recibido los ojos (por no llevar gafas de sol o por llevar unas sin protección). «Una exposición larga puede causar queratitis, una 'quemadura' en el ojo, también por fuera, en los párpados. Pican, se te ponen rojos y se inflaman», advierte Rodríguez. En este sentido, la experta subraya que siempre hay que tomar el sol procurando no mirarlo nunca directamente... ¡ni siquiera con gafas de sol! «En verano deberíamos optar siempre por el nivel 3 de protección y los niños por el 4, el máximo, porque tienen las pupilas más abiertas y les entra más luz ultravioleta... Además, al ser pequeñitos y estar más cerca del suelo reciben más cantidad de la luz que se refleja», añade.
Por su parte, Itxaso Herrera, oftalmóloga del IMQ en la bilbaína Clínica Begoña, añade que la montura de las gafas también es importante... ¡Pero tampoco para redondear nuestro 'outfit' sino para proteger los ojos! «Hay que prestar atención a los laterales, que son muy importantes. Las gafas hacen visera desde arriba, pero el resolillo nos entra también por los lados. Por eso, si la gafa es muy abierta, no voy a dar nombres de marcas muy conocidas, pero... En condiciones normales, para ir por la calle, esto no es muy importante, pero si vamos al mar, donde la luz reflejada va a la superficie y luego al ojo, por ejemplo, sí», apunta.
Tal y como destaca, ella, que trabaja con pacientes patológicos –está especializada en casos de baja visión– los filtros selectivos de las gafas –en cuanto a color– «pueden beneficiar a mucha gente porque les quita parte de la luz que les molesta». Pero para ella –salvo condiciones de exposición al sol muy acusadas o en lugares como el mar o la nieve–, esto es una cuestión más de comodidad visual que otra cosa. Que no es poco. De hecho, aboga por el sentido común: no hace falta llevar gafas de sol todo el rato ni todo el día ni en todas las latitudes –algunas 'fashion victims' no se las quitan ni de noche– y, de hecho, en este punto difiere de algunos optometristas que las 'recetan' para todo. A su juicio, esto podría ser la causa de que cada vez haya más gente con fotofobia, que sale a la calle sin gafas de sol y las echa mucho de menos y va entrecerrando los ojos. «Antes esto se veía en gente de 80 años, pero ahora va bajando la edad...», advierte.
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Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid y Álex Sánchez
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