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La frase «voy a ponerle tu nombre a mi hijo» puede impactar a cualquiera. Estas fueron las palabras que una madre embarazada de cuatro meses le dijo a José Luis Lara, el socorrista que salvó a su marido tras desplomarse en la piscina de ... una urbanización en San Juan.
A principios de agosto, la familia acudía a la piscina para suavizar el extremo calor que se ha vivido en Alicante. En uno de esos días, junto a sus amigos, decidieron darse un chapuzón cuando, al salir del agua, el hombre, con una altura de casi dos metros, se puso «completamente pálido».
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Rubén Palacín
El socorrista, al ver el estado en el que salía del agua el bañista, se quitó rápidamente las chanclas y el auricular y comenzó a correr en dirección al agua. Gracias a esta rápida actuación, la persona que sufrió este accidente no pasó más de un segundo con la cabeza dentro del agua.
Mientras Lara socorría al vecino, sus amigos se encargaron de avisar al segundo socorrista, que estaba en la piscina pequeña de la urbanización, y de llamar a emergencias. Tras acomodar al individuo en una tumbona en la sombra, la no reacción del sujeto a las señales auditivas, visuales y táctiles hizo temer por su vida hasta que pudo llegar una ambulancia en la que, por suerte, pudo recuperarse.
«Su mujer no sabía cómo agradecérmelo», asegura Lara, que no quería ningún reconocimiento por parte de la familia puesto que «este es su trabajo». Con este gesto de humildad y gesto de heroicidad para la familia, tanto el hombre como la mujer volvieron a los pocos días para comunicarle que le iban a poner su nombre al bebé que estaban esperando. Una frase que jamás se le olvidará al socorrista, y que seguro que le contarán al pequeño José Luis cuando crezca.
Pero este no es el primer rescate que ha realizado el socorrista a lo largo de este verano. En una ocasión, un niño pequeño que no sabía nadar aprovechó que su madre le estaba cambiando los pañales a su hermano para correr hacia el agua. «Vi la cara que puso de pillo, de malo, y fui corriendo a la piscina», comenta Lara, quien llegó antes que el niño y pudo cogerle en brazos sin que se sumergiese por completo.
Otra de las hazañas de José Luis durante el periodo estival fue a una persona de avanzada edad, que apenas tenía movilidad. El individuo, para poder refrescarse, se inclinaba desde la cintura, manteniendo las piernas rectas. En una de las veces que el hombre se agachó, pasaron más de tres segundos, y un feo gesto con el que intentaba nadar llamó la atención del socorrista que, al instante, estaba sacándolo del agua.
Tanto en la playa como en la piscina se producen accidentes cada verano, por ello, hay que procurar tomar las mayores precauciones y los consejos de los profesionales, porque, pese a ponerle su nombre al hijo que una familia espera es un gesto bonito la causa no lo fue, y tanto el socorrista como la pareja desearían no haber vivido el accidente.
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