La Policía Local atiende al perjudicado. A.M.

Un joven con voluntad de servicio

Un vecino de 21 años del barrio La Torreta auxilia en plena calle a un ciudadano que perdió la movilidad de camino a casa | La Policía Local acudió al lugar para atender al afectado

Adrián Mazón

Alicante

Miércoles, 19 de octubre 2022

Marcos tiene 21 años. Vive en Alicante y desde hace casi dos años se prepara para acceder al Cuerpo Nacional de Policía. Una vocación para la que dedica más de ocho horas de preparación diaria, entre el estudio de contenidos y la preparación física. Componentes ... imprescindibles para ser integrante de este instituto armado que tiene como valor fundamental la voluntad de servicio público. Un principio que este joven ha demostrado tener.

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No por la teoría de los manuales a los que accede. Más bien por una dosis de realidad que le hizo saltar las alarmas y sacar su vertiente más humana. Y es que, como bien dicen, todo pasa por algo. Pues una noche de lunes, en la que el opositor volvía a casa tras testar sus conocimientos ante su preparador, la vida le puso a prueba para sacar fuerzas y auxiliar a un viandante que perdió la movilidad en las piernas.

«Han pasado varias personas y ninguna le ha hecho caso al hombre» que pedía ayuda, explica el joven a TodoAlicante. Una escena en la que no se lo pensó dos veces y se lanzó a socorrer al vecino que a punto estaba de caer en tierra. «Le sujeté del brazo y, con ayuda de la pared, lo llevé a un portal con luz donde le dejé sentado».

El peso de los años

Allí le preguntó quién era y cómo se encontraba. Se llama Javier, vive solo y tiene un perro con el que pasó la pandemia. Carece de familia. Tiene una hija con la que no mantiene contacto. ¿Qué le ocurrió? Iba de camino a su casa, en el barrio de La Torreta, cuando la dificultad para caminar se agravó. Ante la imposibilidad de continuar la subida de una cuesta para arribar a su portal, este hombre de 69 años se pegó a la pared para evitar desplomarse en la acera.

Tras conocer los hechos, Marcos no dudó un segundo en llamar al teléfono de emergencias - el 112 - y contar lo ocurrido. Solicitó una ambulancia. Veía que las extremidades no respondían. Y comenzó a dar conversación a Javier, que tras escuchar la llamada se puso nervioso. La posibilidad de tener que acudir al hospital y no pasar una noche con su mascota no le gustó.

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Tras varios intentos fallidos de ponerse en pie, Javier relataba parte de su vida para entender su actual soledad. El contacto con estupefacientes en su juventud, las discusiones con su círculo más cercano, el derroche de dinero de una herencia o el consumo de alcohol le llevaron a vivir en solitario y no tener a ningún contacto al que llamar por teléfono para contar lo ocurrido.

Llegaron los refuerzos

La conversación entre Marcos y Javier era cada vez más afligida. El anciano utilizaba sus batallas para aconsejar a este joven. Cuidar de la familia, de los suyos, y no abandonarla fue la indicación en la que más incidió. Un consultorio que cerró sus puertas ante el desembarco de un vehículo de la Policía Local.

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Al portal se acercó el agente que ocupaba el asiento del copiloto. Fue directo a atender a Javier. Al verlo desubicado, preguntó por su cartera para conocer su domicilio. Sin embargo, el hombre salió de casa indocumentado. Aun así recordaba su número de portal. El 1. Allí le aguarda su perro, con quien quería regresar.

Tras comprobar que el sexagenario llevaba encima las llaves de casa, el policía tendió la mano a Javier con el fin de convertirse en sus piernas. Las que le llevaron hasta su vivienda, donde allí le esperaba la felicidad.

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