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Tras la irrupción del Coronavirus en nuestras vidas, el término pandemia se ha vuelto de uso común, incluso desmedido. Cualquier problema es propenso de ser considerado pandémico; excesivo en ocasiones, pero inevitable en otras. La soledad, sobre todo cuando no es deseada, es uno de ... esos fenómenos sociológicos que suelen hacer saltar las alarmas entre la opinión pública.
Pues bien, cabe decir que la vida en soledad se encuentra en auge en Alicante. Así por lo menos lo estima el Instituto Nacional de Estadística (INE), que de cara a los próximos 15 años prevé que los hogares unipersonales se incrementen en cerca de 80.000 unidades en la provincia. 211.810 personas viven solas en la provincia actualmente, una cifra que de acuerdo a las proyecciones del INE se disparará hasta las 290.098.
Otro de los modelos de convivencia que se irá imponiendo será el compuesto por dos personas, que crecerán en cerca de 76.000 viviendas. Pasarán de las actuales 244.673 a las 320.734. Tanto los unipersonales como los compuestos por dos personas seguirán manteniendo la hegemonía sobre otros tipos de hogares, con un incremento de aquí a 15 años que los alejará más del resto.
Una de las consecuencias a nivel estadístico de esta tendencia será la reducción del tamaño medio de los hogares alicantinos, que de los actuales 2,45 integrantes pasará a los 2,32. El resto de tipo de hogares también crecerá según las previsiones del INE, pero en mucha menor medida.
Así las cosas, los hogares de tres personas completan el podio, con un incremento de unas 25.000 unidades (hasta los 174.674 en 2037). A la zaga estarán las viviendas compuestas por cuatro y por cinco personas o más, con 129.914 y 47.863 unidades respectivamente.
Variables como la crisis económica, la bajada de la fecundidad, y el aumento de la esperanza de vida, son algunos de los factores que explican la progresiva bajada del tamaño de los hogares. «Tenemos un estilo de vida cada vez más individualizado. Estamos perdiendo progresivamente los lazos que nos unen a la comunidad». Así lo considera Alba Navalón, socióloga de la Universidad de Alicante, quien da por buenas las previsiones del INE.
Tal y como indica la investigadora, las mujeres mayores de 65 años suponen el perfil predominante entre quienes viven solos (alrededor de 1,5 millones en todo el país cumplen este perfil). No en vano, Navalón recuerda que las mujeres tienen una esperanza de vida cinco años mayor que los hombres (85 y 80 años respectivamente). Esa tendencia se suma al índice de fecundidad en nuestro país (en torno al 1,2), una de las cifras más bajas de las últimas décadas, y que se ha reducido de manera progresiva desde los 70.
Una razón que explica esta bajada de la fecundidad es, según Navalón, las sucesivas crisis que han azotado la economía. «Muchas familias que deseaban tener hijos han tenido que retrasar sus planes, puesto que las condiciones económicas no son las idóneas». Para entender el crecimiento de hogares unipersonales también cabe considerar el elevado índice de rupturas matrimoniales, y es que las separaciones, divorcios y nulidades aumentaron un 13,2% en 2021, hasta alcanzar los 90.582.
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