Borrar
Ana María preparada para su clase de pintura. Shootori
El arte de enseñar en la jubilación: mayores que forman a mayores en el centro social Felicidad Sánchez de Alicante

El arte de enseñar en la jubilación: mayores que forman a mayores en el centro social Felicidad Sánchez de Alicante

Ana María, de 75 años, y Fini, de 77, dedican la semana a transmitir sus conocimientos de pintura y sevillanas y castañuelas, respectivamente, en este espacio comunitario

Domingo, 26 de enero 2025, 07:34

Son las 10 de la mañana de un martes y el complejo sociocomunitario Felicidad Sánchez de La Florida en Alicante bulle de actividad, especialmente en el espacio que ocupa el centro de mayores. En una de sus aulas Ana María Serrano prepara los caballetes, las sillas y las mesas. Esta mujer de 75 años, funcionaria municipal jubilada, es la profesora de pintura y cada martes y jueves coge los pinceles para enseñar este arte a los más de 20 alumnos apuntados a estos talleres.

Todos son personas mayores que acuden al centro y que han encontrado en las clases de Ana María un nuevo grupo de amigos, una familia y un espacio en el que disfrutar de esta pasión. Mientras llegan todos, se preguntan por las fiestas, la familia o las parejas, se rien y hacen bromas, pero en el momento en el que se sientan y empieza a sonar la música no se oye ni una mosca, todos se enfrascan en sus lienzos.

El ambiente es muy parecido en las clases de Fina Cuadrado. Esta mujer de 77 años es la maestra en los grupos de sevillanas y castañuelas. Tres talleres a los que dedica la mañana del martes y a los que asisten medio centenar de personas en total. En la primera de ellas, la de castañuelas, la música empieza a sonar y cada una coge este instrumento y comienzan a repiquetear al son de la música de copla que sale de los altavoces.

Algunas de las clases. Shootori
Imagen principal - Algunas de las clases.
Imagen secundaria 1 - Algunas de las clases.
Imagen secundaria 2 - Algunas de las clases.

Ana Maria y Fina ejercen como dos de las profesoras de este centro de mayores. Y ellas mismas son a la vez usuarias y maestras, cada una de lo suyo, de un espacio que se ha convertido en imprescindible para muchas personas en el barrio. Ambas comenzaron recibiendo clase en alguno de los talleres que se impartían en el centro y han acabado cogiendo la batuta y dirigiendo cada una su propia actividad.

En el caso de Ana Maria, siempre había adorado pintar. Aprendió por sí misma, «lo que se conoce como autodidacta», matiza esta enérgica mujer. «Aquí no somos profesores, somos compañeros, son unos chicos y chicas estupendísimos, aquí es todo gente muy educada». «Es como terapia», afirma una de las alumnas de pintura. La profesora se conoce la historia de todo el mundo. Cuenta que tiene una alumna de 91 años, sabe que uno de sus alumnos era ingeniero ferroviario, otra trabajaba en un banco, y así todas las historias que a lo largo de varios años han ido contándose unos a otros hasta convertirse en una familia que queda después del curso, hacen viajes o actividades

Fini en su clase de castañuelas. Shootori
Ana María ayuda a un alumno con unos detalles. Shootori
Fini en clase de castañuelas. Shootori
Varios alumnos preparan las pinturas en la clase de Ana María. Shootori
Clases de castañuelas de Fini. Shootori

1 /

Fina, la profesora de sevillanas, comenzó a bailarlas con unos 45 o 50 años, gracias a su hermana, que la animó a apuntarse con ella. Un género que la enamoró en parte por lo alegre de la música. Así que cuando se jubiló se apuntó a las clases de este estilo de baile que daban en el centro de mayores, no solo a hacer sevillanas sino también a cantar en el coro. Un día propuso las clases de sevillana y pusieron un cartel para anunciarlas. «Me quedé sorprendida con lo abultado de la gente que se había apuntado», afirma. Lo mejor para ella es que al poco tiempo de estar dando clases descubrió que «ellas me enseñan mucho también a mi».

Actividades municipales en los centros de mayores

Cada año el Ayuntamiento de Alicante saca adelante casi 400 cursos en los diferentes centros de mayores de la ciudad de la que se benefician más de 5.000 personas. De pintura a danza, pasando por alimentación sana, deportes, confección o risoterapia. Las posibilidades aumentan año tras año y se amplía la propuesta. Estas actividades favorecen el envejecimiento activo y ayudan a evitar la soledad no deseada.

En el centro social Felicidad Sánchez, y en otros de la ciudad, las personas mayores encuentran un lugar en el que seguir aprendiendo, disfrutando y desarrollando todas esas aficiones para las que el trabajo ha dejado poco tiempo con las responsabilidades de la vida adulta. «Yo aconsejo a las personas que se jubilan que vengan, vas ganando vida, si te quedas en casa te acabas chafando, pero como tienes que venir te arreglas, te animas y te da calidad de vida», afirma Fina.

También es una satisfacción personal que en el caso de Ana María se ve en todas las paredes del centro, de las que cuelgan algunos de los cuadros de su alumnado. «Salgo muy a gusto de casa para venir a las clases, yo soy muy dormilona, pero para esto me despierto muy rápido, me ducho y vengo feliz», explica esta mujer mientras pasea entre los lienzos de su clase, dando algún consejo o truco para acabar con las partes más difíciles de las pinturas.

Los lunes suena la música de sevillanas y las castañuelas en el centro de mayores Felicidad Sánchez y los martes la música clásica que adorna la clase de pintura. Pero la actividad en sus pasillos no para ni un solo día. En el despacho se organizan salidas y excursiones, en otra aula se juega al dominó y así un sinfín de actividades que estas personas organizan para disfrutar del tiempo que se han ganado tras toda una vida trabajando.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

todoalicante El arte de enseñar en la jubilación: mayores que forman a mayores en el centro social Felicidad Sánchez de Alicante