

Secciones
Servicios
Destacamos
TodoAlicante
Viernes, 4 de noviembre 2022, 13:10
Se acerca la famosa frase que todos oímos al menos una vez al año: «Oye, recuerda que esta noche a las 3 serán las 2». Los amantes del ocio nocturno podrán gozar de una hora más entre copas este fin de semana, pero otros muchos sufrirán un desajuste en su ritmo biológico.
Entidades como la Sociedad Española del Sueño (SES) aconseja desde hace años que se mantenga en nuestro país de manera permanente el horario de invierno (GT+1). Según explican, el horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable que el del verano, algo que «contribuye a mejorar el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión».
El horario de invierno, inciden desde la Sociedad, «sería el más beneficioso para la población, especialmente para los grupos más sensibles a los cambios de horario y a padecer trastornos del sueño y de la salud como son los niños y las personas de edad avanzada».
Según estudios elaborados en la Universidad de Murcia, el horario de invierno en España es el que permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar; y el que propicia tener una mayor exposición a la luz solar durante esa jornada. El horario de invierno, por tanto, explican desde la SES, facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural que coincide con el amanecer.
En contraposición, si el horario establecido de forma permanente fuese el de verano (GT+2), nos encontraríamos con que en algunas ciudades españolas el amanecer no se produciría antes de las 9.30 horas durante el invierno, mientras que en verano el anochecer no llegaría hasta las 22:00 horas.
Según la Sociedad Española del Sueño
Según la SES, esta desincronización entre la luz y la hora, que ya se produce en los meses de verano, provoca que las personas tengan tendencia a acostarse más tarde por la noche y a despertarse más tarde por la mañana. Un desajuste que provoca que se tienda a dormir menos tiempo los días laborables y a dormir más los festivos, en una situación que, según la SES, puede favorecer un bajo rendimiento laboral y escolar y, de forma crónica, facilitar la aparición de enfermedades asociadas a la falta y a la mala calidad del sueño.
El control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz. Según la SES, aunque el cambio solo sea de una hora, éste altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno, que tarda varios días en reajustarse, algo que provoca que no sea infrecuente que durante los primeros días después del cambio de hora algunas personas refieran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.