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La experiencia sufrida por P.C.G. el pasado 22 de diciembre ilustra el creciente número de agresiones que sufre el personal sanitario en la provincia de Alicante. Hasta un 62% han subido las agresiones a enfermeras en la Comunitat durante los últimos seis ... años. Esas son al menos las que se denuncian, porque «la gran mayoría no se tramitan por miedo de los propios profesionales a sufrir represalias», tal y como apuntan desde el Colegio de Enfermería.
La protagonista de esta historia trabaja como enfermera en el Hospital General Universitario de Elche, y prefiere dar solamente las siglas de su nombre. «Las agresiones verbales y situaciones desagradables están a la orden del día en nuestra profesión. Pero experiencias como esta hacía muchos años que no la vivía». La situación a la que se refiere tuvo lugar en el ejercicio de un turno de noche a las puertas de las pasadas fiestas navideñas, fruto del desencuentro con la familiar de un paciente.
Enfermera agredida en el Hosptial de Elche
El origen del conflicto reside en la prohibición que tienen los familiares o acompañantes de permanecer en la habitación de un paciente cuando este se encuentra en plena intervención quirúrgica. «Nunca se hacen excepciones. El marido se encontraba en la Unidad de Reanimación, donde se podía pasar muchas horas. Eso hace que la habitación que antes ocupaba pudiera desbloquearse para ser asignada a otro paciente», asegura la facultativa.
Este protocolo -junto al hecho de que el otro ocupante de la habitación estuviera en aislamiento por una enfermedad infecciosa- provocó que la presunta agresora no pudiera volver a la habitación que ocupaba su marido antes de la operación. «La señora no lo encajó bien. Dijo que venía de un pueblo de la Vega Baja con sus tres maletas y que no iba a abandonar la habitación hasta que su marido volviera».
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Tras una intensa discusión con el personal sanitario de servicio, la mujer fue autorizada a volver a la habitación para recoger sus pertenencias, eso sí, ataviada con un equipo de protección personal debido al aislamiento al que estaba sometido el otro ocupante de la habitación. «Al final se marchó, no sin antes decir que el hospital tenía la obligación de buscarle un hotel», asegura la enfermera.
El encuentro entre la presunta agresora y agredida no se produjo hasta pasadas las 20 horas de ese mismo día, momento en que esta última empezó su turno de trabajo. A pesar de que su marido no había vuelto de quirófano, la mujer «volvió a la planta en actitud impertinente»; por lo que P.C.G. tuvo que llamar al personal de seguridad. «La seguridad tardó siete minutos en llegar, pero la mujer solo necesitó cinco minutos para 'liarla'».
Fue ante las insistentes órdenes de abandonar la planta cuando se produjo el intento de agresión. «Arqueó el cuerpo hacia atrás y levantó el puño derecho con la intención de estamparlo en mi cara. Afortunadamente, tengo nociones de defensa personal y fui más rápida que ella; si no fuera así, me habría partido la cara. Le puse las manos detrás de los hombros y la hice caminar rápido hasta la puerta de salida de la planta».
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Justo en ese momento llegó el personal de seguridad, que consiguió escoltar a la mujer hasta el vestíbulo entre «insultos y una actitud amenazante». Allí la esperaban los agentes de la Policía Nacional, que sacaron a la presunta agresora del hospital. «Acabé mi turno muy alterada, con una sensación de violencia que no pude borrar. A los agentes les indiqué claramente mi intención de denunciar la agresión».
P.C.G. lamenta que el protocolo sanitario no impidiera que la presunta agresora volviera a entrar al Hospital de Elche al día siguiente. «Cambiaron a su marido de planta, pero ella entró igualmente al centro como si no hubiera pasado nada. En mi opinión, su actitud era de impunidad y mofa hacia la administración pública y hacia mí misma».
La enfermera considera que el protocolo de seguridad no ofrece medidas adecuadas para casos en que las agresiones son ejercidas por un familiar o acompañante, y no por un paciente. «Rellenas muchos formularios y hablas con mucha gente, pero no hay ninguna medida efectiva. Me siento vendida y abandonada por parte de la administración».
La sanitaria asegura que interpondrá una denuncia contra la presunta agresora, para lo cual ha pedido asesoramiento jurídico a la dirección del hospital. También ha solicitado a través de su enlace sindical una reunión con la dirección de Enfermería con tal de transmitirles su «descontento» ante el funcionamiento del protocolo.
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