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Siete meses pueden parecer un mundo, pero en política es un lapso que provoca vértigo. Las elecciones locales y autonómicas de mayo han imprimido a la legislatura un nuevo ritmo que lleva a Podemos, Izquierda Unida y a sus confluencias a preguntarse por su futuro ... en común. El partido que dirige Ione Belarra ya prepara su concurrencia en solitario a estos comicios como un escenario verosímil y este viernes anunciarán los resultados de sus primarias. Al mismo tiempo, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que no concurrirá en mayo con su proyecto, planea acelerar las conclusiones de los grupos de trabajo de Sumar que marcarán el futuro del «frente amplio» de izquierdas para las generales de finales de 2023. Entre los interrogantes, el principal: si acabará formalizando o no su candidatura para liderar al espacio morado.
Díaz, que en septiembre presentó al núcleo duro de Sumar, lleva ya un año rebajando el suflé que infló el exlíder de Podemos Pablo Iglesias cuando la señaló como su sucesora y «primera presidenta de España». La vicepresidenta, que ya descartó entonces tomar una decisión inmediata, había fijado febrero para tener listo su programa de país «para la próxima década». Un documento «sosegado» y alejado «de los tiempos que marcan las urnas», afirmó. Sin embargo, los nervios que reinan entre las distintas facciones que integran Unidas Podemos y la incertidumbre sobre el devenir de la legislatura empiezan a pesar y la líder gallega está dispuesta a pisar el acelerador para no ver a su plataforma lastrada por la vorágine preelectoral.
Pero en paralelo, Podemos no puede permitirse esperar a que la líder gallega termine de deshojar la margarita y lleva debatiendo internamente desde hace meses su encaje en el una futura coalición de izquierdas. A diferencia de los comunes de Ada Colau o de IU, que respaldan sin fisuras a la vicepresidenta, Podemos ha pasado de contemplar la dilución de su marca en un mar de siglas a referirse a Sumar como «un aliado electoral», aun reconociendo a Díaz como el referente indiscutible de las confluencias moradas.
El lenguaje es sutíl pero no deja lugar a dudas. Ha habido un cambio de postura y las nuevas pistas llegarán este próximo fin de semana, cuando los de Belarra celebren su 'Uni de otoño' en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, cuna de Podemos. Allí se sucederán las conferencias y grupos de trabajo que anualmente sirven como termómetro de la formación y espacio para configurar nuevas propuestas. Y allí se espera que hagan público los nombres de sus candidatos a las locales y autonómicas con unas primarias que, aseguran en el partido, se están desarrollando «sin sobresaltos» y con los candidatos oficialistas como principales favoritos. La guinda llegará el domingo, con un mitin que contará con la presencia de todos los líderes (excepto la secretaria general, de baja por maternidad) en el Teatro Coliseum de la Gran Vía.
Fue en esta cita en la que el año pasado el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero agitó el avispero del «frente amplio» al afirmar que Podemos debía de ser «la nave nodriza» del proyecto de Díaz, y en la que Pablo Iglesias regresó a un acto público después de meses en segundo plano tras su dimisión de todos sus cargos orgánicos en el partido por el batacazo de su candidatura en las autonómicas madrileñas.
Entre los ponentes de esta cita repiten Monedero e Iglesias y también estará presente la jueza Victoria Rosell, la candidata de Podemos para la infructuosa renovación del Consejo General del Poder Judicial. La organización ha invitado, junto a ello, a representantes de formaciones con las que los morados mantienen alianzas parlamentarias como Pernando Barrena (Bildu) o Sara Bailac Ardanuy (ERC). Pero ni rastro de nombres como el de Alberto Garzón o Enrique Santiago, los máximos dirigentes de Izquierda Unida.
Precisamente, Podemos no termina de cerrar con con IU ninguna candidatura conjunta en algunas de las ciudades más importantes del país. Las relaciones entre ambos partidos no atraviesan su mejor momento desde el fiasco de las elecciones andaluzas y el cese de Santiago como secretario de Estado del Ministerio de Derechos Sociales de Ione Belarra.
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