Pepe Vegara arranca su mandato en Orihuela con críticas de la oposición a su acuerdo con Vox

El nuevo primer edil, el quinto del PP en la capital de la Vega Baja, llegaba asegurando que jamás pensó en entrar en política, pero convencido de que es «el mejor oficio del mundo» y que está dispuesto a demostrar que se puede cambiar la visión que se tiene en la ciudadanía de ella. «Tenemos que ser capaces de devolver la ilusión a aquellos que perdieron la confianza», reivindicó tras recibir el bastón de mando de sus dos hijos y de su esposa, la actual Armengola, Ester Hernández.

Reivindicó, como ha expresado en multitud de ocasiones, para que Orihuela «vuelva a ser referente en toda la Comunidad Valenciana y en el Levante español» y que «capitanee la Vega Baja». En su proyecto, aseguró, «cabe todo aquel que venga a sumar y ser generosa hasta la ingenuidad». En ese sentido, se presentó como un alcalde que gobernará para todos, incluidos los que votaron por otros partidos.

Pidió al resto de grupos trabajar desde «el diálogo y el respeto y que la cordialidad se establezca en este salón de plenos» y «se respete la voluntad de los ciudadanos que fueron los que decidieron cómo querían que estuviera compuesto este Ayuntamiento».

El resultado de la votación no fue, como era de esperar, recibido de buen grado por PSOE, Cambiemos y Ciudadanos. El portavoz de Cambiemos, Carlos Bernabé, se reiteró en sus palabras del viernes recordando que Vegara podría haber gobernado en solitario y alcanzado pactos con otros grupos y, sin embargo, prefirió llegar a un pacto con Vox. «Usted ha comprado una cierta estabilidad institucional, pero quizá tarde mucho en darse cuenta que esa estabilidad que gana hoy es a costa de mucho dolor social y de su incapacidad para alcanzar otros acuerdos. Es un pacto que incluso colisiona con el conservadurismo moderado que los suyos en privado dicen defender».

Más vehemente se mostró el candidato de Ciudadanos, José Aix. «Asistimos a la primera investidura de esta legislatura y probablemente no será la única a la que asistamos. Abrimos una etapa de zozobra en la que se cierran las puertas de los armarios y se abren las de los juzgados. Lo trágico está por llegar», lanzó al tiempo que despreció un gobierno que, dijo, «ya huele a naftalina».

Tampoco se quedó corta en calificativos la alcaldesa saliente, Carolina Gracia. «Si no hubiera pactado, se hubiera evitado tragarse muchos sapos que, por mucho que bese, no se convertirán en príncipes azules, sino en políticas lesivas para muchos oriolanos». Anfibios como, ejemplificó, «que sea la ultraderecha quien gestione cultura y sea la encargada de proteger la obra y memoria de Miguel Hernández». A juicio de Gracia, «no si se ha hecho por incapacidad, porque, como dijo el señor Mestre, al PP y a Vox solo les separan matices o porque se han visto arrastrados por el pacto del señor Mazón en Valencia».

Antes de las intervenciones de Vegara y los diferentes portavoces, se constituyó la mesa de edad, que estuvo formada por el líder de Vox, como miembro de mayor edad, y el también concejal de Vox, Gonzalo Montoya, como el más joven. Los juramentos de los concejales siguieron en su mayoría la fórmula de promesa estándar. Los únicos que la cambiaron fue Cambiemos que prometió lealtad a «la jefatura del Estado» en lugar de al Rey. Y, por su parte, Vox que, a excepción de Mestre, en lugar de poner la mano sobre la Carta Magna, lo hicieron sobre una Biblia que ellos mismos pusieron discretamente sobre el atril. La única ausencia sonada en el salón fue la de la concejala socialista, María García, que se tuvo que ausentar «por motivos familiares».