El fútbol paró 20 minutos el futuro de Europa

Los presidentes de los países europeos del Mediterráneo detuvieron su reunión para ver junto al presidente croata, Andrej Plenković, la resolución de los penaltis en el Croacia-Brasil del Mundial. El futuro de Europa puede esperar, desde luego, que hay fútbol en la tele.

Desde luego, el croata será el que mejor recuerdo se lleve de la ciudad. «Llevaré Alicante siempre en el corazón», ha agradecido Plenković después de recibir el aplauso y la felicitación de sus homólogos. Ha admitido que no estuvo muy atento a la cumbre mientras se jugaba el partido. «Y no tengo nada más que decir», terminó su alocución mientras Sánchez, Macron y compañía hablaban de esas cosas frugales como la inflación, el medio ambiente o la inmigración.

El fútbol ha sido el colofón perfecto para una jornada histórica para Alicante. Porque ya veremos en lo que queda la 'Declaración de Alicante' la semana que viene en Bruselas. Ocho presidentes y primeros ministros de la Europa mediterránea (faltó a última hora la italiana Georgia Meloni) reunidos en la ciudad, una ocasión estupenda para vender la ciudad por toda Europa. Qué pena que el famoso sol de la Costa Blanca haya brillado por su ausencia.

Y es que el día amaneció amenazando lluvia y gris. Quizás por eso eligió Pedro Sánchez ese color para combinar su corbata con un traje azul oscuro. En la vestimenta, todos los presidentes tiraron con el mismo corte. Quien destacaba era Úrsula von der Leyen, no solo por el hecho de que fuera la única mujer participante en la Cumbre, sino por su chaqueta rosa, más viva y alegre.

Sánchez y Von der Leyen estuvieron primero en la Euipo con el primer ministro francés, Emmanuel Macron, y el portugués Antonio Costa. Tras el encuentro trilateral y el anuncio de la nueva conexión H2MED, se trasladaron hasta la Casa Mediterráneo para terminar la Cumbre en la Ciudad de la Luz.

Una pena que los mandatarios europeos apenas pudieran pisar la ciudad. Tampoco las cerca de 80 personas que formaban las comitivas oficiales ni los 260 periodistas acreditados.

Cuando más cerca estuvieron del centro fue a la hora del almuerzo, que se celebró en la antigua estación de Benalúa. Allí pudieron conocer de primera mano los buenos productos alicantinos, servidos en el menú especial diseñado por Susi Díaz. La ilicitana puso una pica en Flandes en el postre, con un helado de turrón de Xixona con la forma de la Dama de Elche y tierra de cacao.

Puede ser que los líderes de la Europa mediterránea llegaran a Alicante, pero los alicantinos no pudieron ni acercarse a ellos. El evento puso patas arriba la ciudad. Fueron habituales los cortes de tráfico en la avenida de Elche, la arteria de Alicante que conectaba como las tres sedes del evento -la EUIPO, la Ciudad de la Luz y Casa Mediterráneo-.

No es baladí el sacar pecho de una de las pocas instituciones del Estado en la ciudad, un centro que busca ser referencia de la conexión de España con el 'Mare Nostrum'.

El espacio es significativo y ,de hecho, en la cumbre de septiembre estaba previsto que fuera también el escenario de varias reuniones bilaterales y comparecencias. No pudo ser por el positivo en covid de Pedro Sánchez. Finalmente, este centro ha quedado relegado a comedor.

El tramo entre la Casa Mediterráneo y la Ciudad de la Luz fue el lugar más blindado de Europa, con vigilancia por tierra, mar y aire. Literalmente. Además de los policías que vigilaban el entorno de los edificios, se revisaron las alcantarillas alrededor de la Casa Mediterráneo. En el cielo, un helicóptero permanecía inamovible sobre el lugar donde se encontraban los líderes políticos y hasta una patrullera de la Guardia Civil controlaba ese Mediterráneo en la entrada a la Ciudad de la Luz.

Cerca de un millar de efectivos de seguridad entre Policía Nacional, Local y servicio secreto hacían «inexpugnable», en palabras de un periodista italiano, la ciudad. Controles por doquier en las sedes y cordones policiales para alejar a los alicantinos lo más posible del lugar donde los presidentes conocían la gastronomía local.

El alicantino que más cerca estuvo fue el alcalde, Luis Barcala, quien acudió a la antigua terminal de Benalúa a saludar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Era un vaquero entre indios, entre el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, y la subdelegada en la provincia, Araceli Poblador.

El resto, algunos curiosos ante tanto despliegue policial. Pero la Cumbre Euromediterránea pasó de largo sobre la ciudad sin que casi nadie se enterase.

Peor suerte que los presidentes y primeros ministros tuvieron los periodistas desplazados, que no probaron las delicias de La Finca, aunque también se llevaran sabor alicantino. La organización acondicionó los antiguos comedores de la Ciudad de la Luz como sala de prensa. Allí, el servicio de 'catering' tuvo a bien ofrecer de merienda tradicionales fartons para el café con leche, coca de almendras y, en el lado salado, la tradicional coca amb tonyna.

No menos de una veintena de cadenas de televisión, algunas emitiendo en directo, y todas mostrando el perfil del Mediterráneo alicantino.

Fueron muchas horas de espera de los periodistas mientras, dentro, los líderes europeos terminaban de ver el fútbol. Hasta el portugués Antonio Costa, el más triste por la hermandad con Brasil, felicitó al presidente croata. Al final, todos tan amigos. No hay nada más que una que el deporte.