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Sobre el texto íntegro del acuerdo, encontrarás algunos apuntes que explican y aportan contexto
ACUERDO PSOE-JUNTS
El Partido Socialista Obrero Español y Junts per Catalunya constatan que la situación política actual permite alcanzar un acuerdo para abrir una nueva etapa y contribuir a resolver el conflicto histórico sobre el futuro político de Catalunya, incluso partiendo de posiciones divergentes, desarrollar una dinámica para su resolución en términos diferentes a los de la última legislatura y procurar la gobernabilidad durante la XV legislatura atendiendo a la composición de las Cortes Generales resultante de las elecciones celebradas el 23 de julio de 2023.
La expresión «conflicto histórico» asume la terminología más propia del independentismo. La aceptación de la existencia de un conflicto político ya formó parte del acuerdo la pasada legislatura con Esquerra.
1. ANTECEDENTES
Una parte importante de la sociedad catalana ha protagonizado en los últimos años una gran movilización en favor de la independencia. Este período no puede comprenderse sin la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010, a raíz fundamentalmente de un recurso del PP contra el Estatut aprobado por el Parlament, por las Cortes Generales y en referéndum.
Se refiere al veredicto que hace 13 años recortó el texto estatutario aprobado previamente por el Parlament y las Cortes y en referéndum. Se registró una abstención superior al 50%.
Con la aprobación de un nuevo Estatut, la sociedad catalana, que lo refrendó, buscaba tanto el reconocimiento de Catalunya como nación como la solución a las limitaciones del autogobierno y a los déficits acumulados. Reivindicaciones y demandas con un profundo recorrido histórico y que han adoptado diferentes formas desde que los Decretos de Nueva Planta abolieron las constituciones e instituciones seculares de Catalunya. Unas reivindicaciones donde las cuestiones lingüísticas, culturales e institucionales han tenido un papel destacado, especialmente en periodos en los que estas fueron objeto de una limitación legal severa e incluso de una prohibición o persecución activa. La complejidad histórica y política de estas cuestiones ha conllevado que una parte relevante de la sociedad catalana no se haya sentido identificada con el sistema político vigente en España.
El PSOE y Junts atribuyen esta desafección ciudadana a la sentencia del TC y a la oposición del PP a aquel Estatut. El Constitucional recortó 14 artículos y avaló la calificación de Cataluña como nación en el preámbulo, que no tiene validez jurídica.
La sentencia del TC del año 2010 conllevó que hoy Catalunya sea la única comunidad autónoma con un estatuto que no ha sido votado íntegramente por su ciudadanía. Como reacción, se produjo una gran manifestación de protesta y, desde 2015, se han ido repitiendo mayorías absolutas parlamentarias independentistas en el Parlament en las sucesivas elecciones autonómicas, así como movilizaciones masivas de signo independentista. En ese período, se aprobaron diferentes propuestas por parte del Parlament y del Govern de Catalunya en materia fiscal, así como la solicitud de delegación de la competencia para la autorización de referendos o la organización de una consulta al amparo de una ley autonómica. Lamentablemente, los gobiernos de entonces no favorecieron la negociación política y ninguna de estas propuestas, hechas desde la lealtad y el marco legal vigente, fue considerada.
Los firmantes aluden en ese párrafo a los compases iniciales del 'procés' separatista, achacando al Gobierno de Rajoy la culpa esencial del bloqueo.
El 9-N de 2014, el president de la Generalitat, el convergente Artur Mas, convocó una consulta sobre «el futuro político de Cataluña». La pregunta era: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado? Y en caso de respuesta afirmativa, ¿quiere que ese Estado sea independiente? Votaron 2,3 millones de ciudadanos, con el 81% a favor de la independencia.
Tras estos hechos, las instituciones catalanas promovieron, primero, una consulta popular el 9 de noviembre de 2014 y, después, un referéndum de independencia el 1 de octubre de 2017 — ambos suspendidos y posteriormente anulados por el TC— con una participación masiva en favor de la independencia de Catalunya. El intento del Gobierno de impedir el referéndum dio lugar a unas imágenes que nos impactaron a todos dentro y fuera de nuestras fronteras.
Tres años más tarde, el Govern de Puigdemont celebró el referéndum también ilegal del 1 de octubre. Participó el 43,% del censo, otra vez casi 2,3 millones de catalanes. Nueve de cada diez de ellos apoyó irse de España.
La insólita suspensión de la autonomía catalana salió adelante con los votos del PP y del PSOE, comandado ya en aquellos días por Pedro Sánchez. El presidente Rajoy intervino el autogobierno, destituyó a sus cargos y procedió a convocar elecciones anticipadas.
Todo ello llevó a la aprobación del artículo 155 de la CE, mediante la cual se decretó la disolución del Parlament, la destitución del Gobierno catalán y la convocatoria anticipada de elecciones, que volvieron a dar mayoría absoluta a los partidos independentistas.Y a raíz de lo acontecido se iniciaron múltiples causas judiciales, muchas de ellas aún sin resolver, que afectan a un gran número de personas.
Esas causas son las que acabaron en condena para el exvicepresidente del Govern, el republicano Oriol Junqueras, y con la huida de Puigdemont, además de con el encausamiento de centenares de implicados en el 'procés'. Estos pleitos penales y civiles son los que va amnistiar la ley acordada por el PSOE con sus socios soberanistas.
Dichas causas judiciales han tenido una incidencia política relevante, al igual que diversas resoluciones de organismos internacionales, como el Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
2. OPORTUNIDAD HISTÓRICA
Este relato sintético de hechos acredita objetivamente las profundas divergencias que han existido y que han dado lugar a un conflicto que solo la política en democracia puede encauzar para buscar una solución, dado que, seis años después, la cuestión de fondo sigue sin resolverse. Y, a pesar de las discrepancias estructurales que existen dada la distancia entre nuestros proyectos nacionales, estamos preparados para abrir una nueva etapa en la que, a partir del respeto y el reconocimiento del otro, se busque una solución política y negociada al conflicto.
Sánchez se abre a negociar y en su caso a acordar las reivindicaciones de Puigdemont quien, por ahora, aparca la unilateralidad sin renunciar a ella.
PSOE y Junts asumen que a partir del resultado de las elecciones generales del 23 de julio existe una oportunidad que deben y tienen la voluntad de aprovechar de forma responsable. La resolución debe ser negociada y acordada y por lo tanto corresponde intentarlo a los actores a los que las urnas les han dado esta posibilidad.
Hasta llegar aquí, a la parte dispositiva del pacto, los socialistas aceptan un relato de los momentos críticos del 'procés' disonante de su posición en 2017 y que evita subrayar la ilegalidad del amago de desenganche que se inició con las leyes de desconexión en el Parlamento Catalán. Tentativa desmontada, resolución a resolución, por el Constitucional.
Por ello, PSOE y Junts apuestan por la negociación y los acuerdos como método de resolución de conflictos y acuerdan buscar un conjunto de pactos que contribuyan a resolver el conflicto histórico sobre el futuro político de Catalunya.
Estos acuerdos deben responder a las demandas mayoritarias del Parlament de Catalunya que, de acuerdo al Estatut (que tiene carácter de ley orgánica), representa legítimamente al pueblo de Catalunya.
La Cámara catalana se convierte en la fuente de legitimidad política. Puigdemont lo ha explicitado desde Bruselas al sostener que «la voluntad del pueblo» expresada parlamentariamente es el único «límite». Es decir, no cabría enmienda de lo acordado en Cataluña por las Cortes.
3. ACUERDOS
Este párrafo ejemplifica los equilibrios que buscan los firmantes, que constatan sus diferencias en un asunto nuclear: la validez del referéndum ilegal del 1-O y de la posterior DUI (declaración unilateral de independencia).
El PSOE y Junts reconocen sus profundas discrepancias y son conscientes de la complejidad y de los obstáculos del proceso que se disponen a emprender. Por un lado, Junts considera legítimo el resultado y el mandato del referéndum del 1 de octubre, así como la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017. Por el otro, el PSOE niega toda legalidad y validez al referéndum y a la declaración, y mantiene su rechazo a cualquier acción unilateral. Al mismo tiempo, constatan que se pueden alcanzar acuerdos importantes sin renunciar a las respectivas posiciones.
Para la consecución de estos acuerdos, y dadas las profundas discrepancias sobre la forma final de la resolución del conflicto, además de las desconfianzas mutuas reconocidas por ambos, el PSOE y Junts han acordado dotarse de un mecanismo entre ambas organizaciones, internacional, que tenga las funciones de acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos entre ambas formaciones a los que se llegue.
Los socialistas transigen con una de las principales exigencias de Puigdemont: la designación de un verificador internacional, lo que confiere al contencioso catalán la proyección exterior que siempre buscó el independentismo. La figura del mediador fue rechazada por Sánchez en su momento, lo que provocó el final de su primer mandato y el adelanto de las generales de abril de 2019.
Es en ese marco en el que ambas partes tendrán que acordar, en su caso:
Es el procedimiento de la mesa de diálogo entre el PSOE y Junts. Los socialistas han pactado otra con ERC con su propio verificador. Ambas se sumarán a la ya instaurada entre el Gobierno de Sánchez y la Generalitat de Aragonès.
• La metodología de la negociación para dotar al proceso de certidumbre, en la que el mecanismo de acompañamiento, verificación y seguimiento del que se han dotado, desarrollará la negociación entre las partes. En ese espacio se negociará, se acordará y se abordarán los disensos, así como las disfunciones que surjan en el desarrollo de los acuerdos.
Los soberanistas vinculan la asunción por el Estado del carácter nacional de Cataluña a la celebración de un referéndum de autodeterminación.
• Los contenidos de los acuerdos a negociar a partir de las aspiraciones de la sociedad catalana y de las demandas de sus instituciones, que en términos generales se agrupan en dos grandes ámbitos permanentes: las de la superación de los déficits y limitaciones del autogobierno y las relativas al reconocimiento nacional de Catalunya. En ese sentido y en la primera reunión de negociación a celebrar este mes de noviembre, se planteará, entre otras cuestiones y de forma no exhaustiva:
Este artículo, esgrimido desde hace años también por el soberanismo vasco, permite que «las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos». Lo convoca el Rey a propuesta del presidente del Gobierno previa autorización de las Cortes. Los constitucionalistas discrepan de que este precepto pueda amparar un plebiscito separatista, negado ya por el TC.
- En cuanto al ámbito del reconocimiento nacional, Junts propondrá la celebración de un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Catalunya amparado en el artículo 92 de la Constitución. Por su parte, el PSOE defenderá el amplio desarrollo, a través de los mecanismos jurídicos oportunos, del Estatut de 2006, así como el pleno despliegue y el respeto a las instituciones del autogobierno y a la singularidad institucional, cultural y lingüística de Catalunya.
La pretensión de los independentistas es una equiparación con la soberanía fiscal que el País Vasco y Navarra tienen reconocida expresamente en la Constitución. Esta pretensión supone romper el marco del Consejo de Política Fiscal y Financiera que integran las comunidades de régimen común.
- Y en el ámbito de los déficits y limitaciones del autogobierno, Junts propondrá de entrada una modificación de la LOFCA que establezca una cláusula de excepción de Catalunya que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalitat y que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya. Y, por su parte, el PSOE apostará por medidas que permitan la autonomía financiera y el acceso al mercado de Catalunya, así como un diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación sobre Catalunya. En este ámbito, también se abordarán los elementos esenciales de un plan para facilitar y promover el regreso a Catalunya de la sede social de las empresas que cambiaron su ubicación a otros territorios en los últimos años.
La amnistía es la piedra angular del acuerdo, que se tramitará como proposición de ley por el PSOE y todos sus socios en las Cortes. Su alcance definitivo «a qué encausados por el 'procés' o con pleitos sin conexión estricta con él beneficia» se conocerá cuando se desvele su contenido.
• La Ley de Amnistía, para procurar la plena normalidad política, institucional y social como requisito imprescindible para abordar los retos del futuro inmediato. Esta ley debe incluir tanto a los responsables como a los ciudadanos que, antes y después de la consulta de 2014 y del referéndum de 2017, han sido objeto de decisiones o procesos judiciales vinculados a estos eventos. En este sentido, las conclusiones de las comisiones de investigación que se constituirán en la próxima legislatura se tendrán en cuenta en la aplicación de la ley de amnistía en la medida que pudieran derivarse situaciones comprendidas en el concepto lawfare o judicialización de la política, con las consecuencias que, en su caso, puedan dar lugar a acciones de responsabilidad o modificaciones legislativas.
Una de las primeras conquistas de Junts en esta negociación fue la implantación del catalán en el Congreso y que el Gobierno esté batallando en la UE por el reconocimiento efectivo de la lengua en las instituciones comunitarias.
• La ampliación de la participación directa de Catalunya en las instituciones europeas y demás organismos y entidades internacionales, particularmente en los asuntos que tienen especial incidencia en su territorio.
• La investidura de Pedro Sánchez, con el voto a favor de todos los diputados de Junts.
Nunca siete diputados tuvieron un valor tan determinante para elegir a un presidente español. El abismo entre el PSOE y el PP tras el 23-J sitúa la gobernabilidad en manos de quienes no siente a España como su patria ni su Estado.
Es el siguiente desafío, una vez consumado el acuerdo para investir a Sánchez. El líder del PSOE necesita garantías de que cada votación en el Congreso no será un infierno. Pero ni Junts ni ERC se la aseguran y condicionan el devenir de la legislatura al cumplimiento de los compromisos adquiridos.
• La estabilidad de la legislatura, sujeta a los avances y cumplimiento de los acuerdos que resulten de las negociaciones en los dos ámbitos permanentes señalados en el punto segundo.
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Sara I. Belled y Clara Alba
Rocío Mendoza y Álex Sánchez
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