Los titulares de la encuesta de Sigma Dos para Todo Alicante ya los conocen: el PP engulle a Ciudadanos y se catapulta por encima del 30%, a la primera posición electoral. El PSOE de Ximo Puig sube 1,4 puntos en relación a las últimas ... elecciones de 2019, pero una cuarta parte de sus votantes aún no sabe qué hará. El escenario se presenta abierto.
Dos tableros: el ideológico y el territorial. El ideológico: a la derecha le sienta bien pasar de tres partidos a dos. La resta, en este caso, suma, y la desaparición de Ciudadanos se realiza con un corte limpio y una trasfusión casi directa de votos al PP de Carlos Mazón. Ambas formaciones funcionan como un alambique: los votos naranjas se evaporan y vagan por el serpentín durante un tiempo para terminar condensándose en la formación azul. La climatología política nacional, muy polarizada, juega en contra de la supervivencia del centro ya que su votante, reactivo al gobierno de coalición en Madrid, sigue la fórmula del voto útil hacia la opción mayoritaria en el espectro conservador. A estas alturas, la destilación ya se ha producido casi al completo. No se pierde prácticamente nada. Para la izquierda, un encogimiento parecido del catálogo de siglas resultaría letal: necesitan ser tres para tener opciones de sumar. Actualmente conforman un triángulo escaleno (sus tres lados desiguales) que peligra por el flanco de Podemos. Si Podemos se cae por debajo del 5% a nivel autonómico (la encuesta lo sitúa en el 5,6%) y queda fuera del Parlament, las opciones de Ximo Puig peligran. El Botànic son, básicamente, dos pesados graneros de votos sostenidos por una fina columna electoral. Un último apunte, en forma de buena noticia para el PSPV: tienen margen para subir. Una cuarta parte de sus votantes aún se muestra indeciso, muy probablemente influido por el enredo de la política nacional. La campaña puede ser decisiva.
El tablero territorial nos lleva al sur de la Comunitat, donde encontramos la segunda, pero no menos relevante, clave de estos comicios. Alicante es una realidad política y electoralmente autónoma dentro de una comunidad autónoma. El PP ha situado a un político de peso en la provincia –el presidente de su Diputación- como candidato y tiene buenos motivos para ello. En la foto de esta encuesta, la izquierda gana en Valencia, y tienden al empate en Castellón; pero la suma de PP y Vox se impone con claridad en Alicante, oscilando entre los 19 y los 20 diputados, de 35 que reparte la circunscripción. Alicante puede ser el muelle electoral que impulse un cambio en el gobierno de la Generalitat, si los de Mazón consiguen una tracción electoral suficiente. O no, si Puig logra poner límites a esa más que segura victoria de su adversario. Y como la Generalitat Valenciana es el principal botín político nacional de las próximas elecciones autonómicas, no sería exagerado afirmar que la política en España mira a Alicante. A veces, la evolución electoral de todo un país se construye como un juego de muñecas matrioskas: la Comunitat Valenciana determina el futuro de España, Alicante determina el de la Comunitat Valenciana, y así hasta un puñado de votos con capacidad para decidir el rumbo de todo el conjunto… Aunque se mira siempre a Madrid y a Cataluña, la Terreta, todo Alicante, es hoy uno de los principales epicentro demoscópico de nuestro país.
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