Garras de perro, dientes de lobo

La convivencia entre el lobo y la ganadería extensiva de la sierra riojana resulta complicada por el ataque a los rebaños, que en algunas zonas provoca ya una situación insostenible. Pero hay ganaderos que confían en la posibilidad de la coexistencia, si se gestiona bien.

En este episodio de Proyecto Lobo, la serie de podcasts que se acerca a los protagonistas del polémico debate generado por la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE), recogemos la visión de los ganaderos, aquellos que conviven con este animal salvaje y también lo sufren.

Nicolás Morteruel y Pedro Medel son dos ganaderos riojanos con perfiles muy diferentes. Nicolás acaba de incorporarse a este mundo al frente de un pequeño rebaño de cabras en la recóndita aldea Tondeluna, donde también elabora queso de forma artesanal. Pedro, en cambio, está ya jubilado después de 40 años trabajando como pastor en el Alto Najerilla, habiendo llegado a cuidar de 700 ovejas, y ahora preside la Asociación de Ganaderos de las Siete Villas. Los dos conforman el pasado y el presente de un oficio vocacional como es la ganadería y que está sufriendo la presión de los depredadores, como el lobo.

Por medio de esta doble historia conoceremos dos puntos de vista que no exactamente están en contra del lobo pero sí defienden su mejor gestión. Y es que los ganaderos no se sienten escuchados ni atendidos. Les resulta complicado acceder a una ayuda económica al sufrir el ataque del lobo, que mata a varias cabezas de su ganado. En ese escenario aparece un inesperado protagonista, el perro abandonado y asalvajado que también puede atacar a ovejas, cabras y vacas.