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Episodio 5
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Mientras se mantienen las sospechas del crimen centradas en un posible móvil político, la Guardia Civil abre una nueva línea de investigación sobre las personas de su entorno más cercano al concejal. Una de ellas es Katia Blanco.
Una investigación periodística con la colaboración de
Sumario
De forma discreta, la policía abre otra línea de investigación sobre el entorno más cercano de la víctima, teniendo en cuenta las posibles relaciones extramatrimoniales dada su “cierta fama de mujeriego”.
En su conversación con los policías, Katia corrobora lo sucedido en la sidrería Muros, cuando su marido Pedro Nieva se ausentó y dejó grabando el móvil bajo una servilleta para escuchar la conversación que ella mantenía a solas con Javier Ardines.
A pesar de que Katia niega la relación con Ardines en un primer momento, para la policía está queda confirmada “fehacientemente” y se plantea la posibilidad de que el crimen haya sido provocado por un arrebato de celos.
En el coche de Ardines y también bajo una uña de la víctima se encuentran restos biológicos que se corresponden con una vecina del pueblo de Ovio, en el concejo de Llanes. Esta mujer es llamada como testigo y declara que mantenía relaciones íntimas con Ardines desde hacía un par de años. Su último encuentro fue el 15 de agosto de 2018, un día antes del crimen.
En el sumario queda registrado el incidente que Javier Ardines tuvo con un enfermero. Este vecino de Arriondas sospechaba que su mujer podía estar manteniendo una relación con la víctima y llegó a instalar micrófonos en su vivienda para espiarla. Cuando el vecino se encontró con Ardines en un bar de una localidad cercana, el hombre le recriminó el trato tan cercano que le daba a su esposa. Este tipo de sucesos y riñas pone a la UCO en la pista de un móvil sentimental.
Video
[MÚSICA EL PERICOTE]
Narrador En Llanes, las fiestas no son un asunto menor ni se celebran de cualquier modo. Hay reglas muy estructuradas que se mantienen año tras año. De manera invariable, no importa lo que ocurra.
Raúl Herrero Pues los bandos de Llanes son tres fiestas que se organizan en tres meses diferentes julio, agosto y septiembre, y que tienen una rivalidad sana, que es lo que nos hace mantenerse vivas.
Narrador La vieja rivalidad entre tres bandos: la Magdalena, San Roque y la Guía.
Raúl Herrero Es muy complicado. Yo siempre lo comparo un poco con los equipos de fútbol...
Narrador Y a cada bando le corresponde un símbolo distinto.
Raúl Herrero Cada una tiene un emblema, que son las tres flores, el clavel rojo de la Madalena, San Roque y la Virgen de la Guía.
Narrador Raúl Herrero vende y alquila los trajes típicos de Llanes en su tienda, situada en la calle Mayor de Llanes.
Raúl Herrero Son unos trajes que tienen una historia detrás enorme, que mantienen la artesanía viva.
Narrador Sus principales clientes son, por supuesto, los vecinos del pueblo, pero también son muchos los turistas que se acercan hasta su local.
Raúl Herrero Toda la gente que conoce el traje queda maravillada con él.
Narrador Quieren lucir, como los llaniscos, los trajes típicos durante las fiestas de verano.
Raúl Herrero Números no me atrevo a dar, pero hombres se contarían por miles los alquileres en un verano como éste.
Narrador Una rivalidad con un origen. Miguel Rojo, periodista de El Comercio.
Miguel Rojo Todo surge hacia 1837, cuando exaltados y moderados, lo que llamaríamos progresistas y conservadores, comenzaron a vincular sus éxitos políticos y sus mítines con las fiestas de la Magdalena y San Roque. Una en julio y otra en agosto, respectivamente.
Narrador Y de ahí…
Miguel Rojo Y hoy el conflicto es simplemente festivo. Pero el origen está ahí, en la política.
Narrador La política, vemos, está en la raíz de todo esto.
Miguel Rojo Hay una rivalidad muy grande. Si perteneces a un bando no te puedes cambiar.
Narrador No se escoge.
Miguel Rojo Suele venir por la tradición familiar y la gente que viene de fuera se suele sumar a alguno de ellos por afinidad o amistad o, simplemente, porque tiene más simpatía por uno o por otro.
Narrador Elegir un tipo de traje concreto no es, ni mucho menos, un asunto menor. Tomar partido, preferir bando, es algo idiosincrático. Tiene que ver con lo que alguien es y con la manera en la que se comporta. También, con lo que aspira a ser.
Raúl Herrero Pero sobre todo es un orgullo. Orgullo de tus raíces, de tus tradiciones, de tus... de tu historia, al final.
Narrador La noche del 15 de agosto de 2018, los vecinos de Llanes se van a dormir ilusionados, como cada año, con sus trajes preparados. Bien dispuestos en una silla o colgados del armario a la espera de lucirlos y demostrar que su bando, una vez más, se corona como el mejor. Planchados y relucientes, aguardan la llegada de la siguiente jornada, el 16 de agosto. Es el gran día de Llanes: San Roque.
Miguel Rojo Es el día en el que los sanrrocudos destapan el cofre de las esencias. Pero en realidad, es uno de los tres días grandes de Llanes. El del bando de San Roque es la exaltación absoluta de todo lo que hemos estado hablando.
Narrador Pero ese día, ese 16 de agosto, antes de que pueda celebrarse la misa, de que tenga lugar la procesión y el festival folclórico, a las ocho y media de la mañana, un vecino encuentra el cuerpo de Javier Ardines en el camino que conduce a su casa.
El marinero, el político, el padre, el abuelo y el marido... Javier Ardines ha muerto.
La noticia corre deprisa por las calles del pueblo a través de mensajes y llamadas. También en cuchicheos dichos en voz baja. Y a mediodía, copa todas las conversaciones y llena los corrillos de bar.
[SONIDO FIESTAS]
Narrador Hubo una desgracia, sí, pero la fiesta se celebra igual. Hay que lucir los trajes y demostrar cuál es el mejor. Además, su muerte ha sido un desafortunado accidente, eso se comenta al menos... Es en plena apoteosis festiva, cuando un nuevo rumor se extiende entre los llaniscos dejándoles de piedra. Ardines ha sido asesinado y el pueblo, ahora sí, enmudece.
LAS DOS MUERTES DE JAVIER ARDINES. EPISODIO 5: EL TELÉFONO ES LA CLAVE
Narrador Cuando Katia Blanco se despierta esa mañana del 16 de agosto, se sorprende al escuchar tantas voces en los alrededores de su casa de veraneo en Llanes. En ese entorno, una zona rural, no es frecuente. Se asoma a la ventana y ve que el camino ha sido cortado por varios coches de la Guardia Civil. La casa de Katia está a 125 metros de la de Javier Ardines. Hay vecinos asomados en las puertas de sus chalés y un perímetro policial impide el paso.
Lucía Ramos Ninguno de los que estábamos allí sabíamos qué había pasado. Nos quedamos junto al camino, y no paraban de llegar noticias contradictorias.
Narrador Lucía Ramos es la periodista encargada de cubrir el oriente asturiano para ‘El Comercio’.
Lucía Ramos Había mucha policía, llegó una ambulancia... y ni mis contactos ni mis fuentes habituales tenían un solo dato. No en ese primer momento.
Narrador Cuando Katia se asoma al camino, a pocos metros de la escena del crimen, ella tampoco sabe qué está pasando, pero tiene un mal presentimiento. En el sumario es Susana, una prima suya, quien le llama por teléfono para contarle la noticia: Javier Ardines ha aparecido muerto. Javier Ardines, sí. El marinero, el político, el padre, el abuelo, el marido…
Y su amante.
Lucía Ramos Y fue entonces (luego lo supimos por el sumario), cuando Katia escribe por Whatsapp a su marido, Pedro Nieva, y le dice, textualmente: “Pedro, ¿qué has hecho?”.
Narrador Ese día y los meses que siguieron, para Katia Blanco y el resto de habitantes de Llanes, fueron una auténtica pesadilla. Ya hemos escuchado todas las tensiones políticas y los reproches entre vecinos, pero, en esta historia, aparece un nuevo elemento personal, invisible en principio, que va a determinar el proceso de la investigación.
Así, con el paso de los días, de los meses, las motivaciones políticas quedan atrás y empezamos a fijarnos, a desentrañar, esas otras cuestiones íntimas.
Es cierto que, en un primer momento, se intuye un posible trasfondo de intereses partidistas. Es innegable. Pero también que los rumores, que en estos casos todo lo envuelven y adornan, no tardan en aparecer. Y las especulaciones crecen y se extienden a la misma velocidad que lo hacen los sospechosos.
Audio pieza tv Los líos amorosos en el crimen de Llanes. “Javi, como lo conocía, además de concejal y pescador, era muy popular. ‘Era elegante, era alto. Por el éxito con las mujeres debía estar muy bien…’”
Narrador Todos preguntan. Todos dudan.
Las posibles razones se ponen sobre la balanza y además de los políticos, los laborales y los urbanísticos, el verano y su sol, el verano y sus amores entran en juego.
Es así como las cuestiones políticas se van apartando, no de la opinión pública, pero sí de la investigación policial.
Lorenzo Silva Los investigadores les conviene que las habladurías vayan por otro lado.
Narrador Es el escritor Lorenzo Silva quien lo explica. Él conoce de cerca cómo trabajó la Guardia Civil.
Lorenzo Silva Es decir, al investigador no le conviene que la opinión pública esté metida en su avance día a día de la investigación. Todo lo contrario.
Narrador Por eso, al tiempo que todos están pendientes de lo que ocurre en los despachos del ayuntamiento o en las declaraciones cruzadas entre unos y otros, se abre, discretamente, una nueva línea de investigación…
Lorenzo Silva A ellos les venía bien que se hablara de otras cosas mientras ellos empezaban a ver que aquí había, fuera el que fuera un tema personal y no político.
Narrador Aunque algunos, como el expolicía municipal Juan Antonio Galán, que tuvo que declarar bajo sospecha, lo intuyó desde el principio. No era una cuestión política. Tampoco laboral. Era por asuntos personales.
Juan Antonio Galán Desde un principio el padre de Ardines ya quería ir a ajustar cuentas con la familia de la prima, porque ya sabían que venían por ahí los tiros.
Narrador Tuvieron que pasar semanas para que eso que habitaba en el subconsciente de muchos se transformara en un ruido compartido, una historia común que se coloca como la principal sospecha.
Leticia Álvarez Al fin y al cabo, no podemos olvidar que Llanes es un pueblo de 14.000 habitantes. Todo el mundo se conoce, todo el mundo habla. En esos corrillos se comentaba que Javier Ardines era un hombre que llamaba la atención.
Narrador Es Leticia Álvarez, en aquellos momentos Jefa de Asturias en ‘El Comercio’.
José Herrero, cargo del PSOE, tiene una opinión parecida.
José Herrero Pero sí que es verdad que luego, a medida que fueron, se fueron confirmando determinadas cosas. La gente te lo manifestaba por la calle, que era algo que se veía venir, que era algo que se sabía.
Narrador A Javier Ardines le gustaba presumir. Era una percepción instalada en el pueblo. De joven y de adulto. Estaba casado, pero eso no era ningún impedimento para relacionarse con otras mujeres.
Leticia Álvarez Más de una vez se había dicho, se había escuchado en el pueblo que el estilo, el atractivo de Ardines, eran los causantes de enfrentamientos entre vecinos. Que Ardines se había enamorado de más de una mujer y que al revés también había ocurrido.
[AMBIENTE BAR]
Narrador Uno de esos casos estalló en el bar La Central de Nueva de Llanes. Fue en 2014. Un vecino de Ardines, que trabajaba como enfermero en Arriondas, un pueblo del interior de Asturias, le recriminó la confianza que el concejal de Izquierda Unida tenía con su mujer.
Leticia Álvarez Según los testigos, le gritó delante de todos y le acusó de tener una relación sentimental con su esposa.
Narrador Había sospechas, indicios que le hacían desconfiar.
Leticia Álvarez Ella había empezado a colaborar en IU, es decir, compartía partido con Ardines y el enfermero pensó que estaban juntos por cómo se acercaban en público, cómo se reían,quizá intuyó que había complicidad entre ellos…
Narrador Los celos llegan a tal punto que aquel hombre, el enfermero, instala micrófonos en su casa para intentar descubrir la infidelidad de su mujer.
Micrófonos: En esta historia, en la historia de la muerte de Javier Ardines, seremos testigos de cómo los micrófonos son importantes. Mucho. Espiar tecnológicamente a la pareja parece una epidemia contemporánea.
Leticia Álvarez El hombre conectaba los micrófonos cuando se iba a trabajar y, al parecer, descubrió muchas llamadas entre su mujer y Ardines, e incluso que el concejal había estado en alguna ocasión en su casa.
Narrador Y cuando en el bar La Central ese día se encontró cara a cara con Ardines…
Leticia Álvarez …el enfermero, muy enfadado, le gritó “No me chupo el dedo, Ardines”. Está en el sumario… Pero, bueno, eso solo le sirvió para desahogarse porque nunca pudo confirmar el engaño.
Narrador Eso, que ocurrió en 2014, resultó no ser algo excepcional, tal y como se descubre cuando los especialistas que investigan la muerte de Ardines analizan su teléfono móvil. Es la pista definitiva para la Guardia Civil. Más allá de la política, y sin descartarla, hay un nuevo hilo del que tirar: los posibles amores de Javier Ardines.
[SONIDO MÓVIL]
Leticia Álvarez El teléfono es la clave. Porque aparecen mensajes, llamadas y conversaciones que delatan que el concejal mantenía varias relaciones fuera de su matrimonio.
Audio pieza tv Los líos amorosos del crimen de Llanes: “Un éxito que se descubre al inspeccionar su móvil, donde guardaba su vida más intensa e íntima. Una extensa lista de contactos de mujeres de la zona…”
Narrador La policía, sin descuidar el resto de hipótesis, comienza a investigar su entorno más cercano.
Voz en off La investigación se centra en el entorno más cercano…
Voz en off La guardia civil ha toma declaración a su círculo más cercano…
Narrador Hay que moverse rápido porque, cuando los agentes de la UCO deciden reconstruir la vida sentimental de Javier Ardines, empiezan a encontrarse con distintos nombres de mujer.
Leticia Álvarez Otro nombre es el de A., vecina del pueblo de Ovio. En el sumario también aparece, según un primo de Ardines, que mantenían relaciones desde 2016. La primera vez que ella declaró ante la policía, no dijo nada, pero después sí confirmó la relación.
Narrador La mujer del enfermero, A.… Y Beatriz. ¿Se acuerdan de ella? Es la fotógrafa que esperaba a Ardines la mañana en que fue asesinado. Iban a ir en barco para hacer unas fotografías de amaneceres.
Leticia Álvarez Beatriz era amiga de Ardines y siempre ha mantenido que al concejal le gustaba “tontear”, pero sin ir más allá… En fin, de todos los nombres que aparecen en el teléfono y en la investigación, hay uno que empieza a sonar más que los demás...
Narrador Ese nombre es el de Katia Blanco.
Hija de una familia emigrante asturiana, Catalina Blanco es conocida por todos como Katia. Tanto ella como Javier Ardines, extrañas casualidades que tiene la vida, nacieron fuera de España. Katia en diciembre de 1971, en Basilea, Suiza, y Ardines en Halle, Bélgica, en 1966.
Lucía Ramos Cuando los Blanco regresan de Suiza se instalan en Amorebieta, a 20 kilómetros de Bilbao.
Narrador Lucía Ramos, periodista de ‘El Comercio’.
Lucía Ramos Pero seguían volviendo cada verano a Nueva de Llanes. Porque era su sitio de vacaciones, su refugio. No faltaban ningún año.
Narrador Dicen que los amores de verano son más intensos que el resto de amores, que perduran más allá de los recuerdos, y es en verano cuando Katia, con 15 años, y Javier con 21, se encuentran en Llanes.
Lucía Ramos Es fácil que coincidan porque comparten pandilla. Se encuentran en las fiestas, van a la playa, salen por los mismos lugares… Se hacen amigos pero al principio no pasa nada. Es el verano siguiente cuando Katia y Ardines tienen un romance de una noche y se acuestan.
Narrador Coqueteo entre adolescentes, típico amor de verano, ¿es así?
Lucía Ramos No, no. Por aquella época, Ardines ya tenía una novia estable. Nuria, Nuria Blanco.
Narrador Blanco. Hay otra Blanco.
Lucía Ramos Nuria es la prima de Katia. Cuando se entera de lo que ha ocurrido, la historia entre Nuria y Ardines no se rompe, pero la relación entre las primas se enfría durante unos cuantos años...
Narrador Estamos hablando de hace más de 30 años, 35 casi, y todo, aunque parece distante, queda reflejado también en las investigaciones porque en los pueblos, ya se sabe, es difícil mantener un secreto. Y esa infidelidad, aquella primera traición, parece que era vox populi.
Lucía Ramos No sé si todo el mundo lo sabía, pero era un rumor constante. Ese engaño estuvo a punto de costarle la relación a Ardines, porque Nuria tardó en perdonarle.
Narrador Las dos primas, Nuria y Katia, están años sin hablarse. Y a partir de entonces, cada una sigue su camino. Nuria y Javier se casan y tienen hijos (un chico y una chica), y un nieto. Katia, por su parte, también forma una familia: contrae matrimonio con Pedro Nieva, a quien conoce de adolescente. Tienen hijos. Dos chicos.
Ardines y Nuria viven en Llanes. Katia y Pedro se instalan en Amorebieta y viajan a Asturias con cierta regularidad y en los veranos, por supuesto, para las vacaciones, las fiestas…
Y lo que una vez tuvieron Ardines y Katia parece quedarse en el pasado, en aquellas vacaciones con olor a sal. Lo que es una de las paradojas de esta historia porque comienza, sí, en un verano adolescente y terminará en otro mucho más lúgubre y oscuro: el mes de agosto de 2018.
Priscila Alonso Ella es una mujer... Cuando está en una reunión se hace notar.
Narrador Priscila Alonso, compañera de Ardines en IU, describe a Katia. La ha visto muchas veces.
Priscila Alonso Se la ve, habla mucho y tal, y él no.
Narrador También, es lógico, ha coincidido con Pedro Nieva.
Priscila Alonso Él es más... Discreto vamos a decir. No encuentro palabras para describirlo. Discreto, más, más tranquilo, más... Y bueno. Ni más ni más juntos. Entre ellos como pareja tampoco te puedo decir, porque hay gente que igual los ves como más amorosos, otros que no se miran.... Sin más. No... Iban y venían y no te puedo decir mucho más.
Víctor González ¿Quiénes iban siempre? Pedro y Katia.
Narrador Otro punto de vista es el de Víctor González, el excuñado de Katia, es decir, el exmarido de su hermana.
Víctor González Se juntaban contra el muro del pueblo porque preguntaban colegio, porque tenían dinero, porque la clase de vida que llevaban todo el mundo se juntaba con ellos por condición. Estaba claro.
Narrador Más adelante hablaremos de Víctor porque es importante en esta historia… Él, durante unos cuantos años formó parte de la familia de los Blanco.
Víctor González Katia era muy... Siempre. Y sigue siendo así. A cada sitio que iba ella era la reina. Ella bailaba en Asturias. Y era la marquesa de toda Asturias.
Narrador En conclusión, Katia es extrovertida. Ese sería el calificativo. Comunicativa. Expresiva. Lucía Ramos.
Lucía Ramos Cuando se pregunta por Katia, todos coinciden en que es una mujer sociable, que llama y que llamaba la atención.
Narrador Es decir, se hacía notar. Como Ardines. Quizá por eso congeniaban. Los dos matrimonios, Katia y Pedro, y Javier y Nuria, pasaban mucho tiempo juntos, eran amigos.
Priscila Alonso …sí que es verdad que pasaban mucho tiempo con Javi…
Narrador Priscila Alonso lo recuerda. Incluso Ardines asistió a la boda de Katia y Pedro, como hacen los amigos normalmente. Están en los momentos importantes.
Desde que se casó, Katia se ha dedicado al cuidado de sus hijos y a la casa.
Lucía Ramos En el sumario se lee que ella suele quejarse ante su hermana de la dependencia económica que le ata a su marido, a Pedro Nieva, y le cuenta incluso que va a ponerse a trabajar para dejarle.
Narrador El dinero, y el control, para Pedro Nieva, es algo importante. Lo contaremos.
Lucía Ramos En plena crisis de pareja, Katia le llega a enviar Whatsapps en los que le reprocha que no le haya dejado dinero para ir a la peluquería o al dentista.
Narrador Está fuera de dudas que Katia es una mujer con carácter. Dos periodistas de ‘El Correo’ lo comprueban de primera mano mientras buscan testimonios en Amorebieta.
Josu García Ahora nos dirigimos al bar Aterpe, en el barrio de Zubipunte, está muy cerca de la casa de Pedro y Katia.
Narrador Es Josu García quien habla.
Josu García Hola, buenos días.
Barman Aupa.
Ainhoa de las Heras Somos periodistas de El Correo.
Narrador Y esta es Ainhoa de las Heras.
Ainhoa de las Heras Hemos venido porque nos ha indicado Katia, la mujer de Pedro Nieva, nos ha dicho que les conocéis.
Barman Que sí, pero yo no voy a hablar del tema.
Narrador El dueño del local no quiere hablar.
Ainhoa de las Heras No queréis hablar. Vale.
Barman 2 Yo no sé quién es.
Narrador Cuando de golpe, es ella, es Katia, quien aparece a sus espaldas.
Josu García Está aquí Katia. Hola.
Katia ¡Qué bonito! Ir preguntando por la gente, verdad.
Ainhoa de las Heras Bueno, es nuestro trabajo.
Narrador Ainhoa le explica que su trabajo es preguntar a distintas fuentes. Contrastar la información.
Katia Entonces, ¿qué queréis saber de mí? De mí y de mi familia.
Ainhoa de las Heras Que nos den una impresión de...
Katia ¿de qué?
Ainhoa de las Heras De vosotros.
Narrador Katia está nerviosa. Enfadada.
Katia ¿Y qué os van a decir? Pues que somos malos, que somos gente, entonces no somos buena gente.
Ainhoa de las Heras Yo, mi obligación es la de contrastar y es lo que hemos hecho y estamos haciendo.
Narrador Ainhoa insiste, pero Katia…
Katia Pues seguir contrastando así que vais bien. Seguid contrastando por ese camino. Que vais súper bien.
Narrador Desde que su marido, Pedro Nieva, ha sido acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Javier Ardines, Katia está siendo sometida a mucha presión. Los medios, los vecinos, la familia…
La noticia pilló por sorpresa a muchos, pero otros dicen ahora, claro, ahora, que ya sospechaban que Ardines y Katia continuaban siendo amantes. Que aquello no fue solo cosa de un verano…
Lucía Ramos Estas cosas a mí me gusta mirarlas con cierta perspectiva porque con el tiempo parece que todos sabíamos esto o aquello.
Narrador Lucía Ramos de nuevo.
Lucía Ramos Pero, por aquella época, no tengo tan claro que esta relación fuera tan pública como ahora se cree...
Narrador Quien también sospechó en su momento fue el propio Pedro Nieva. Javier Ardines, el carismático político con el que compartía veranos, cenas y fiestas, se llevaba muy bien con su mujer.
Lucía Ramos Llevaba tiempo sospechando. Según el sumario, Pedro le espió el móvil a Katia, la vigilaba. Descubrió mensajes y llamadas entre ella y Ardines. En esas conversaciones daban a entender que eran algo más que familia política o amigos.
[SONIDO DE RESTAURANTE]
Narrador El 9 de diciembre de 2017, mientras Nuria, la mujer de Ardines, está de viaje, Javier, Katia y Pedro se reúnen en la sidrería Muros de Nueva.
Lucía Ramos En un momento de la comida, Pedro se va al baño y les deja a solas. Pero antes, esconde su móvil bajo una servilleta con la grabadora encendida.
[GRABACIÓN SERVILLETA]
Katia Estamos como queremos. Como dicen. No quiere decir que no puedo votar porque yo no he traído la papeleta.
Narrador Son las tres y poco de la tarde, y estamos en un restaurante, con su habitual ajetreo… Nieva se disculpa para ir al baño.
Pedro El baño ocupado está ocupado.
Katia Ah, ¿está ocupado?
Narrador Cuando Pedro se va, Ardines y Katia comienzan a hablar de otros asuntos más personales…
Ardines ¿Ibas a venir el martes pero como que no? Ya me parecía a mí que te dejara sola…
Narrador Por lo visto, unos días antes, Katia quería haber ido a Llanes sola, pero el plan se frustró. Al final ha venido con Pedro porque a él no le cuadraba ese “viaje en solitario''. Katia se explica.
Katia Era demasiado, iba a venir y me dijo: cómo no vas a ir, viene luego la furgoneta el miércoles, vaya chorrada. Te esperas, si total… ¿Qué vas a hacer allí? Porque los muy poquitos días te lo podrías haber dicho.
Ardines Se lo podrías haber dicho: “bueno, vale, estaba aquí…”
Narrador Katia le cuenta que le dio una excusa a Pedro. Una con doble sentido.
Katia Digo, “calentar la casa”. Le dije: “Pues sí, calentando la casa para cuando llegues” Menos mal que no sabe cómo la caliento. Si no, agárrate que vienen curvas.
Narrador Tanto Katia como Ardines saben que no les pueden descubrir; que no pueden ser descuidados.
Ardines Calla, calla.
Katia No, no, no… Déjate.
Ardines Llevamos años librando.
Katia Sí, madre mía. Hay que tener cuidado.
Narrador “Llevamos años librando”... Es decir, no ha sido algo puntual, algo de una noche. Pero, ¿cuándo empezó esto? Eso es lo que se preguntará Pedro Nieva al escuchar esta conversación.
Ardines No, ahora es mucho más fácil.
Katia ¿Sí?! Bueno, bueno. Cuando te confías es lo peor, eh...
Narrador Ardines cree que ahora es más sencillo esconder la relación. Principalmente por la edad porque, pasados los 50, la gente ya no se imagina eso de ellos.
Ardines Que ya tenemos una edad que ya no se piensa, como cuando tenemos 20 años…
Katia: Está la flor...al dente
Ardines “¿Dónde van esos carcamales ya...?”
Narrador No ha podido ser esta vez, pero Katia le promete a Ardines que en enero se encontrarán. De nuevo.
Katia Bueno, no te preocupes, que enero llega enseguida. En enero me escaparé. Quiero barnizar las puertas y tengo que estar un día con el carpintero.
Narrador Y entonces Pedro vuelve a la mesa y rápidamente cambia el tema de conversación. De las promesas, a los postres…
Pedro Bueno, bueno...
Katia Aquí es una también muy rica la tarta de queso no hacen eso. Hoy me pegó raro que pidas esto.
Narrador Y ahí la grabación se corta. Pedro Nieva le ha dado al stop.
Lucía Ramos Sí, Pedro para de grabar, recoge su móvil y actúa, como si nada. Ni Javier Ardines ni Katia pueden imaginarse que acaban de ser descubiertos.
Narrador Desde esa misma noche, Pedro se obsesiona con este audio. Para él es la prueba definitiva de la infidelidad de Katia. La escuchará cientos de veces. “Miles” llega a decir delante de la jueza. Y miles son muchas veces…
Lo que hasta este momento era una historia de enfrentamientos políticos y rencores vecinales, a partir de aquí se convierte en el retrato de una obsesión. La que Pedro Nieva tendría por Katia, sí, pero también la que proyecta hacia Javier Ardines. Algo así como un amigo convertido en rival. Quizá un confidente que también resulta ser un traidor.
En este punto, Pedro Nieva aún era una víctima.
Pronto, se convertirá en un verdugo.
Llevo más de veinte años escribiendo sobre sucesos y tribunales en EL CORREO. Como podéis imaginar, he visto de todo, aunque no he perdido la capacidad de sorpresa. He cubierto decenas de homicidios, entre ellos los del falso shaolín, la madre asesina de Atxuri, el caso Fago o el asesinato de los ganaderos del valle de Mena, por mencionar algunos, también apuñalamientos, detenciones, robos, juicios y demás. Pero me sigo emocionando con algunas historias y cabreando con otras. El caso Ardines es uno de esos que no te deja indiferente, que te descubre facetas del ser humano que desconocías. ¿Cómo alguien puede ser capaz de mandar matar a un supuesto amigo por celos?, y lo que resulta más sorprendente ¿cómo se puede llegar a justificar por parte del entorno?, pero también ¿cómo se pueden mantener varias relaciones sentimentales a la vez sin acabar desquiciado?, ¿quién puede creer que cometiendo un crimen a sangre fría no le van a descubrir?, ¿qué pasa por la mente humana en todos estos supuestos? Pues esos interrogantes y otros muchos nos han asaltado durante la ardua preparación de este podcast, que nos ha llegado a quitar el sueño. Horas y horas de lectura del sumario, otras tantas para escribir el guión, algo que tuvimos que aprender sobre la marcha gracias a las correcciones de dos expertos. Y claro, días y días de entrevistas y trabajo de campo, algo a lo que ya estábamos acostumbrados como periodistas de la sección de Local bregados en mil batallas.
Pues precisamente en esta parte del trabajo se produjo uno de los momentos más intensos, lo que hemos llamado “El encontronazo con Katia”. Fue el 11 de mayo de 2021 a mediodía. Nos acababan de encargar formar un equipo para elaborar un podcast sobre el caso Ardines, uno de los más mediáticos de los últimos años en España. Parecía que ya estaba todo contado. Nuestro trabajo consistía en profundizar aún más en la historia e intentar hablar con los protagonistas, algo bastante difícil porque todos se habían cerrado en banda debido a la enorme repercusión de cada noticia que se publicaba sobre el asesinato en los medios de comunicación. Tras un primer intento a través de las redes sociales, Josu García, compañero de El Correo, y yo decidimos acercarnos hasta Amorebieta, el municipio vizcaíno donde residen Pedro Nieva, principal acusado del crimen e ingresado en prisión provisional por esta causa; su mujer, Katia Blanco, y sus dos hijos. Nuestra misión era intentar hablar con ella para conocer su versión y también entrevistar a vecinos de la pareja, familiares y otros implicados, entre ellos el vecino pared con pared de Pedro y Katia, Fernando Gartzia, con quien han intercambiado numerosas denuncias. En resumen, el trabajo de campo que cualquier periodista de sucesos acostumbra a realizar a diario. Aunque también es cierto que, salvo unos comienzos en la radio, lo nuestro es más escribir que poner voz a las historias.
Quedamos con Fernando a las once de la mañana en el número 25 de la calle Zubipunte, en Amorebieta. Katia y Pedro viven en el 26. Después de hablar con él, nos dirigimos al chalé de la pareja y tocamos al timbre. Nadie contestaba. Una alfombra colgada en la ventana indicaba que la casa estaba abierta. Katia no debía andar muy lejos. Un buda en la entrada parecía reclamar la paz que seguramente le falta a esa familia en la actualidad. Optamos entonces por llamarla por el móvil. Katia no se esconde, suele dar la cara aunque, aconsejada por su abogado, rehúsa salir públicamente. En esa conversación, le revelamos que acabábamos de escuchar a su vecino Fernando Gartzia, con quien mantiene una enconada enemistad desde hace unos años. No le pareció nada bien. Nos propuso que tocáramos la puerta de otros vecinos en busca de otras voces más amables para ellos, algo que hicimos sin que nadie quisiera colaborar, al menos de forma pública, y que fuéramos al bar Aterpe, situado a unos pocos metros de la casa. “Allí nos conocen bien”, dijo. Lo que aún no sabíamos era que Katia estaba más cerca de lo que creíamos.
Josu y yo nos dirigimos a la cafetería. Como siempre, nada más entrar, nos presentamos como periodistas de EL CORREO y les preguntamos si podíamos hacerles unas preguntas sobre el acusado del crimen de Ardines. Los dos camareros, aparentemente nerviosos, rechazaron la proposición. Yo me encontraba mirando hacia la barra, sin ser consciente de lo que ocurría a mi espalda. Josu me hizo un gesto y anunció: “¡Está aquí!”. Y me volví. Era ella. Vestía una llamativa chaqueta roja de cuadros escoceses, pantalón vaquero y en el rostro, por encima de la mascarilla, dejaba ver unos expresivos ojos maquillados en tonos azules. Nos había mandado acudir al local en el que ella estaba tomando un café en la terraza. Sin nosotros saberlo, ella había escuchado parte de la conversación. “¡Os parecerá bonito!”, espetó. La mujer, muy molesta, empezó a lanzarnos reproches sobre nuestra forma de trabajar. Intentamos hacerle entender que nuestro oficio consiste en contrastar informaciones y que eso era precisamente lo que estábamos haciendo. Creo que no la convencimos. Por supuesto, respetamos su decisión y nos marchamos con la sensación del deber cumplido. Nos impresionó su gallardía. Lejos de ocultarse o avergonzarse por la situación -su marido está acusado de instigar la muerte de su amante por celos-, Katia se crece en los momentos de tensión.
No fue la única vez que intercambiamos unas palabras. También hablamos con ella durante el juicio en el que se sentaban en el banquillo su marido y su hijo mayor acusados del intento de atropello a su excuñado, Víctor, celebrado en el Palacio de Justicia de Bilbao los días 16 y 19 de julio pasados. Por cierto, ambos quedaron absueltos. Katia se nos acercó a David Olabarri y a mí en los pasillos del juzgado en un receso para animarnos a que publicáramos que Víctor estaba condenado por maltrato a su hermana y que ella tenía una orden de alejamiento. También esta vez, apoyada por su abogado, rechazó hablar de forma pública. Nos quedamos con la sensación de que en su fuero interno ella replicaría muchas de las informaciones que se han ido publicando, aunque ha optado por no hacerlo para no saltarse el guion marcado por sus letrados.
Pedro Nieva sigue la misma línea. No ha contestado a ninguna de las cartas que le hemos enviado a la prisión alavesa de Zaballa. Por lo que dicen, es un preso extremadamente reservado. También mantienen silencio las víctimas. A la viuda, Nuria Blanco, y sus dos hijos, huérfanos de padre tras el asesinato, les duele haber sido considerados, por una falsa moral trasnochada, como responsables en lugar de como damnificados. Critican que se haya presentado a Javier Ardines como un mujeriego infiel más que como una auténtica víctima de un crimen machista. ¿Acaso era él culpable de algo?
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